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Desde hace algunas décadas, distintas entidades, organizaciones y comunidades vienen alertando sobre las crisis que enfrenta el planeta. A esta serie de problemas, la ONU la ha denominado la triple crisis planetaria y se refiere al cambio climático, la contaminación y la pérdida de biodiversidad. Encontrar las estrategias y medidas que emplearemos para enfrentarlas, es uno de los temas que más trasnocha a los científicos, políticos y ciudadanos por estas épocas. (Puede leer: Todavía no se conoce quién estará a cargo de la dirección de la Aunap)
Ahora, un grupo de investigadores australianos acaba de publicar un estudio en el que señala que la expansión mundial de algas podría contribuir a resolver los problemas de la pérdida de biodiversidad y el cambio climático, así como los de la inseguridad alimentaria.
Según Scott Spillias, investigador de la Facultad de Ciencias de la Tierra y Medioambientales de la Universidad de Queensland (Australia), “las algas tienen un gran potencial comercial y medioambiental como alimento nutritivo y componente básico de productos comerciales como piensos, plásticos, fibras, gasóleo y etanol”. (Le puede interesar: La Mojana: Unidad para Gestión de Riesgos adquiere predios para reubicar damnificados)
Spillas y otros ocho investigadores de instituciones de Oceanía, adelantaron un estudio para estimar los impactos ambientales y alimentarios que tendría extender la siembra de algas. “En un escenario en el que sustituyéramos el 10 % de la dieta humana mundial por productos derivados de las algas, se podría evitar la urbanización de 110 millones de hectáreas de tierra para la agricultura”, explicó el autor principal del trabajo que se publicó recientemente en Nature Sustainability.
Otro de los hallazgos de la investigación, apunta a que la expansión del cultivo de algas, que llevaría a disminuir la demanda de cultivos terrestres, podría ayudar a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) provenientes de la agricultura en hasta 2.600 millones de toneladas de equivalentes de CO₂ cada año. (También puede leer: La falta de oxígeno en ríos es más frecuente de lo que los científicos creían)
El trabajo identificó que las zonas económicas exclusivas (ZEE) de Indonesia y Australia son las dos regiones con mayor potencial para empezar a cultivar algas. En la primera, los investigadores señalan que hasta 114 millones de hectáreas son aptas para este cultivo, mientras que en la segunda lo serían unas 75 millones de hectáreas.
Sin embargo, advierte Eve McDonald-Madden, también de la Universidad de Queensland, es un proceso que debe hacerse con cuidado para evitar replicar los problemas de la tierra al océano. “Nuestro estudio señala lo que podría hacerse para abordar algunos de los crecientes problemas de sostenibilidad global a los que nos enfrentamos, pero no puede aplicarse sin extremar las precauciones”, concluyó la científica.