Así impactaría el cambio climático al río Magdalena en las próximas décadas
¿Qué sucederá en esa macrocuenca, en la que viven 8 de cada 10 colombianos, si aumenta la temperatura y varían las lluvias? Un equipo de investigadores colombianos y brasileros creó un modelo para responder esa inquietud. Sus hallazgos muestran serios desafíos.
César Giraldo Zuluaga
El reconocido antropólogo y botánico canadiense, Wade Davis, definió en el inicio de su más reciente libro Magdalena: historias de Colombia (2020) que “Colombia como nación es un regalo del río. El Magdalena es la historia de Colombia”. Algunas cifras recientes ayudan a dimensionar lo vital que resulta este afluente para el país. (Puede leer: Colombia, a paso lento, se mueve hacia la eólica “offshore”)
Su cuenca, conocida como la macrocuenca Magdalena-Cauca, de aproximadamente 257.000 km², cubre una cuarta parte del territorio nacional y en ella habitamos casi 8 de cada 10 colombianos. En esta área, que puede ver representada en el mapa que acompaña esta nota, también se genera el 80 % del producto interno bruto (PIB). Sin embargo, precisamente por todos los procesos que ha soportado, la cuenca, que incluye al río Cauca como su mayor tributario, también ha experimentado cambios preocupantes en términos ambientales y de servicios ecosistémicos, como se conoce a los beneficios que los humanos obtenemos de la naturaleza.
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El reconocido antropólogo y botánico canadiense, Wade Davis, definió en el inicio de su más reciente libro Magdalena: historias de Colombia (2020) que “Colombia como nación es un regalo del río. El Magdalena es la historia de Colombia”. Algunas cifras recientes ayudan a dimensionar lo vital que resulta este afluente para el país. (Puede leer: Colombia, a paso lento, se mueve hacia la eólica “offshore”)
Su cuenca, conocida como la macrocuenca Magdalena-Cauca, de aproximadamente 257.000 km², cubre una cuarta parte del territorio nacional y en ella habitamos casi 8 de cada 10 colombianos. En esta área, que puede ver representada en el mapa que acompaña esta nota, también se genera el 80 % del producto interno bruto (PIB). Sin embargo, precisamente por todos los procesos que ha soportado, la cuenca, que incluye al río Cauca como su mayor tributario, también ha experimentado cambios preocupantes en términos ambientales y de servicios ecosistémicos, como se conoce a los beneficios que los humanos obtenemos de la naturaleza.
Por ejemplo, ha perdido el 77 % de su cobertura vegetal y las poblaciones de peces de agua dulce que allí se encuentran han disminuido a la mitad en las últimas tres décadas, según datos entregados por el IDEAM en 2017. Y a esto hay que sumarle los impactos que el cambio climático está teniendo y tendrá sobre esta macrocuenca. (Le puede interesar: Los tiburones están en un riesgo de extinción mucho mayor de lo que se pensaba)
El problema —como reconoce Andrés Mauricio Munar, ingeniero ambiental y Ph. D. en Recursos Hídricos y Saneamiento Ambiental de la Universidad Federal de Río Grande del Sur (Brasil)— es que Colombia no tiene información actualizada sobre los posibles impactos que vivirá por el cambio climático. Uno de los pocos informes con los que cuenta el país, comenta Munar, es un informe técnico que el IDEAM publicó en 2015.
Pese a que el país tiene estos datos que permiten apreciar un panorama general de las condiciones que vivirá en un planeta cada vez más caliente y con mayores o menores lluvias, dependiendo de la región, no posee la información para hacer ejercicios similares en espacios más detallados, como, por ejemplo, la macrocuenca Magdalena-Cauca.
Para llenar este vacío, Munar y siete colegas modelaron cuáles serán los impactos que se podrían ver en esta macrocuenca durante el período 2046–2065 bajo dos escenarios de cambio climático. Los resultados fueron publicados, a mediados de junio, en la revista académica Hydrological Sciences Journal.
El primer paso para que los investigadores pudieran responder la pregunta fue crear un modelo hidrológico y otro hidrodinámico. En palabras más sencillas, el primero muestra cómo varía el caudal y nivel del río, mientras que el segundo permite ver las áreas de inundación. (También puede leer: Colombia tiene nueva reserva de la biósfera, declarada por la Unesco, en Tribugá)
La información para generar el modelo la obtuvieron de las estaciones que miden las precipitaciones y el caudal de los ríos (Cauca y Magdalena) y que el IDEAM tiene distribuidas a lo largo de la macrocuenca. Del primer tipo hay 878 estaciones, mientras que del segundo hay 20. A estos datos, anota Munar, le agregaron la información disponible de las tres represas más importantes de la región: Betania, Prado y Sogamoso. Para esta primera etapa, los investigadores incluyeron datos de 1986 a 2005.
Después de tener todos estos datos, pusieron a correr el modelo. Compararon los resultados obtenidos con los datos observados que hay del comportamiento de los ríos en esos 19 años. Lo hicieron, como explica Munar, para calibrar el modelo y asegurarse de que fuera fiable. Los resultados les mostraron que el modelo se ajustaba bien a la realidad.
Con esta certeza, después sí pudieron usarlo para aproximarse a cómo se puede comportar la macrocuenca en un futuro. En esta segunda etapa emplearon dos escenarios de cambio climático, que en términos más técnicos se conocen como RCP, por sus siglas en inglés. A grandes rasgos, son proyecciones de las concentraciones de gases de efecto invernadero, una de las principales causas del cambio climático.
Esta metodología, creada por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés), que reúne a los mejores científicos para estudiar los efectos del calentamiento global, contempla cuatro escenarios. Munar y sus colegas utilizaron dos de estas proyecciones: el RCP 4.5, que muestra un escenario donde las emisiones empiezan a reducirse a partir de 2040, y el RCP 8.5 donde las emisiones aumentan hasta finales de siglo como lo vienen haciendo hasta ahora. (Puede interesarle: El Niño: sequías, malaria y, posiblemente, un duro golpe a la economía)
Para hacerse una idea, con el primer escenario, algunas regiones de la macrocuenca podrían tener temperaturas entre 1 y 2 °C más altas y disminuciones de hasta dos milímetros de lluvia diaria, respecto al período de 1986 a 2005. En el segundo escenario, el más severo, una mayor parte del territorio estudiado tendría temperaturas entre 1,5 y hasta 3 °C más altas. Las precipitaciones, sobre todo al sur de la macrocuenca (Huila, Cauca y Valle del Cauca) disminuirían considerablemente, mientras que aumentarían hacia el noroccidente (Cesar, Córdoba y Bolívar).
Sobre los resultados, Munar advierte que, si bien en el primer escenario hay cambios en el caudal de los ríos Cauca y Magdalena y en sus áreas de inundación, estos no son considerables. Pero cuando se observa el modelo que obtuvieron para el segundo escenario, el más drástico, los resultados varían bastante. Sobre todo para la región suroccidental de la macrocuenca se espera una gran reducción del caudal entre 2046 y 2045. Según Munar, para la cuenca baja del río Cauca esta podría ser hasta del 40 %. Por otra parte, las inundaciones aumentarían en la cuenca media y baja de los ríos Magdalena y Cauca (Antioquia, Bolívar y Sucre), así como en la Depresión Momposina.
Estos resultados, anota el equipo de investigadores, impactarán la producción de energía, el aprovisionamiento de agua dulce y a la agricultura, entre otros sectores, que dependen ampliamente de esta macrocuenca. (Puede leer: Lograron una histórica ley para proteger las cavernas, pero aún no la reglamentan)
Si bien Munar advierte que no hay que tomar los resultados como un futuro apocalíptico, asegura que este modelo sirve para aproximarse a la realidad que se podría vivir en las próximas décadas si no se adoptan las acciones y medidas que permitan reducir la emisión de gases de efecto invernadero.