Aunque se conoce poco, la minería en el fondo del mar se abre paso en el mundo
En las últimas semanas se ha acelerado el proceso para reglamentar la minería en los fondos marinos. Sin embargo, los impactos que puede generar en los ecosistemas aún se desconocen. Sandor Mulsow, geólogo marino y exjefe de la Oficina de Gestión Ambiental y Recursos Minerales de la Autoridad Internacional de Fondos Marinos explica por qué la idea de que la minería submarina es necesaria para desarbonizar la energía es “una falacia”.
El fondo marino está lleno de recursos minerales que se han formado durante millones de años y que, en las últimas décadas, se han convertido en un nuevo foco para la explotación minera. A más de 200 metros de profundidad, en el lecho marino, se encuentran recursos ricos en cobre, níquel, cobalto, hierro, manganeso y unos elementos conocidos como “tierras taras” que podrían utilizarse para la fabricación de baterías recargables, pantallas táctiles, televisores, celulares inteligentes y paneles solares. Instrumentos que se vuelven cada vez más comunes en nuestros días.
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El fondo marino está lleno de recursos minerales que se han formado durante millones de años y que, en las últimas décadas, se han convertido en un nuevo foco para la explotación minera. A más de 200 metros de profundidad, en el lecho marino, se encuentran recursos ricos en cobre, níquel, cobalto, hierro, manganeso y unos elementos conocidos como “tierras taras” que podrían utilizarse para la fabricación de baterías recargables, pantallas táctiles, televisores, celulares inteligentes y paneles solares. Instrumentos que se vuelven cada vez más comunes en nuestros días.
Sin embargo, la exploración minera submarina se ha promovido sin que exista un marco internacional claro que evite los daños ambientales. Y los impactos podrían ser dramáticos para los ecosistemas marinos y el planeta. Aunque científicos, organizaciones conservacionista y sociedad civil han pedido una moratoria sobre la explotación minera “hasta que se tenga la información suficiente sobre los impactos”, lo cierto es que en las últimas dos semanas estuvo reunido tanto el Consejo, como la Asamblea de la Autoridad Internacional de Fondos Marinos (ISA, por sus siglas en inglés) --entidad encargada de proteger y regular el uso del suelo marino de zonas internacionales-- con un objetivo muy claro: “completar la adopción de las normas, reglamentos y procedimientos para facilitar los planes de trabajo para la explotación” en la Zona Clarion-Clipperton (ZCC). Con 4.5 millones de kilómetros cuadrados (el doble del territorio de México), la ZCC se encuentra ubicada en el Océano Pacífico Central, entre Hawái y México, es conocida por ser rica en todo tipo de minerales, y es una de las zonas más apetecidas para la explotación. Como se encuentra fuera de cualquier jurisdicción nacional, la minería en sus aguas profundas sería regulada por la ISA. Hasta el momento la autoridad ha celebrado contratos de 15 años para la exploración de minerales en el fondo marino. Se trata de 31 contratos con 22 contratistas que se estiman en más de un millón de kilómetros cuadrados de exploración.
El anuncio de la ISA surge como respuesta a una petición hecha por la pequeña isla de Nauru, de tan solo 9.000 habitantes, que apoyada por la empresa minera Deep Green se apoyó en la letra pequeña de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho al Mar (Convemar). En pocas palabras, apeló a una subcláusula en la que se establecía que, si la ISA no lograba establecer las reglas para la minería dentro de dos años, los países pequeños podrían actuar por su cuenta y empezar a hacer minería. El ultimátum de Nauru podría abrir la puerta a que, desde junio del 2023, cualquier compañía o país pudiera hacer minería en el fondo marino.
Muchos grupos directamente implicados en el proceso de la ISA han emitido cartas en las que advierten que dos años no es tiempo suficiente para completar la investigación necesaria para informar plenamente el desarrollo de la normativa. Entre ellas se encuentran las cartas emitidas por Deep Ocean Stewardship Initiative, un grupo de Africa Nations Party to ISA y miembros del grupo Latin America and Caribbean group del organismo. Entre el grupo de científicos que llaman a una moratoria a la minería en el fondo marino se encuentra Sandor Mulsow, geólogo marino y profesor de la Universidad Austral de Chile, que se desempeñó como jefe de la Oficina de Gestión Ambiental y Recursos Minerales de la ISA entre 2014 y 2019. El Espectador conversó con Muslow mientras tenían lugar las reuniones de la ISA.
¿Qué se busca?
Los nódulos de mayor interés minero son unos que tienen una forma y un tamaño de una papa, se asientan en la superficie del sedimento a profundidades de 4.000 o 5.000 metros. Se encuentran especialmente en la Zona Clarion-Clipperton, uno de los principales focos de exploración minera submarina.
Uno de los problemas, es que tienen el argumento de que la minería submarina va a ayudar a hacer la transición hacia una energía sin carbón. Pero eso técnicamente es incorrecto. Porque una vez saco los elementos del fondo oceánico tengo que hacer metalurgia para poder utilizarlos, sino no puedo hacerlo. Y eso produce CO2. La razón que hay detrás, realmente, es la ganancia económica. Los nódulos de manganeso, por ejemplo, tienen en el fondo oceánico hasta 4% de cobre por kilo. Chile, que es el productor más grande de cobre en el mundo, hace dinero con una ley de 0,5%.
¿Por qué es importante la ISA y qué papel juega frente a este tema?
La ISA tiene jurisdicción sobre el fondo y el subsuelo marino en aguas internacionales Es el organismo encargado de regular la minería oceánica en los fondos marinos, y fue fundada en 1994 por la Convemar.
Sin embargo, no es un cuerpo de Naciones Unidas como la FAO, o la OMS, es una autoridad autónoma, que tiene un secretario independiente, y que no le reporta a la Asamblea General de la ONU. Entonces, el comportamiento de la ISA depende mucho de quién sea el secretario general que esté en ese momento. Si es conservacionista, o si está a favor de las empresas, los contratistas y la explotación.
¿Qué pasó durante la última jornada de reuniones?
Durante las reuniones el consejo adoptó decisiones sobre la revisión de la hoja de ruta para 2022 sobre el proyecto de reglamento sobre la explotación de recursos minerales en la Zona. También se prorrogaron siete contratos de exploración de nódulos polimetálicos en la Zona mantenidos por organizaciones de Rusia, Corea, Japón, China, Francia y Alemania por los próximos cinco años.
La Asamblea también informó que “tomó nota” de un informe del Comité de Finanzas sobre la elaboración de normas, reglamentos y procedimientos sobre la distribución equitativa de los beneficios económicos y financieros derivados de La Zona. Esa distribución es uno de los puntos menos claros y del que menos se sabe sobre cómo podría hacerse.
¿Cuáles podrían ser las implicaciones de esta minería?
Esta minería se hará en lugares remotos, a profundidades inalcanzables por los humanos. Nadie podrá conocer ni ver realmente de los impactos que tendría, ni mucho menos quejarse.
Pero, además, las profundidades marinas tienen una biodiversidad que, en la mayoría de los casos, aún no ha sido descubierta. Esa riqueza sustenta los procesos necesarios para el funcionamiento de la Tierra. El océano juega un papel en la regulación del clima, la producción pesquera, la cultura y el bienestar de las comunidades costeras. Es parte del patrimonio común de la humanidad. Lo grave, es que además de que ya se encuentran altamente presionados por otros factores como la sobrepesca, el cambio climático y la contaminación, ahora queremos agregarle más estresores como la minería, desconociendo completamente sus posibles impactos.
¿Cómo sería esta minería?
Se está desarrollando tecnología de minería submarina especializada para recolectar estos recursos del lecho marino, lo que significa subirlos a través de unos canales y llevarlos hasta un barco para transportarlos a tierra. Sin embargo, la extracción de estos nódulos podría resultar en la destrucción de la vida y el hábitat del lecho marino. Si te vas a la página de Deep Green (una empresa minera canadiense), vas a ver al secretario general apretando el botón de la inauguración primer instrumento que va a ir a hacer la minería de fondo marino, que ya fue probado hace dos años. Esa máquina ya hizo su primer debut extrayendo nódulos de los fondos oceánicos el año pasado.
La máquina avanza hacia un sentido, y tiene los dedos donde inyecta agua a alta presión, lo que hace es que resuspende adelante los sedimentos y por detrás va succionando el fondo para poder sacar los nódulos. Eso significa que va a mezclar sedimento que tiene la edad de hoy con sedimento de hace 20 mil o 30 mil años, si los dedos ingresan 20 o 30 cm del lecho marino. Esos sedimentos que voy a resuspender estaban secuestrado el carbono desde hace miles de años, y ahora lo van a sacar a la columna de agua. Entonces no estamos descarbonizando. Estamos carbonizando el fondo oceánico de una manera que no ha ocurrido nunca.
La resuspensión y liberación de sedimentos, metales y toxinas en las columnas de agua pueden ser muy perjudiciales para la vida marina. Además, se generará gran cantidad de contaminación acústica, derivada de las máquinas, y contaminación lumínica, por los barcos y la maquinaria. Lo que podría causar estrés y desorientación a mamíferos marinos y otras especies marinas.
Y son áreas inimaginables. El sitio de minería en el fondo oceánico más pequeño tiene 3.000 kilómetros cuadrados. Y cada concesión es de 75.000 kilómetros cuadrados. Eso es mucho más que cualquier minería existente en este momento en la tierra.
¿Podría recuperarse el fondo marino de estos impactos?
Las profundidades marinas y sus ecosistemas, hasta ahora, no han tenido que enfrentarse a grandes alteraciones por las actividades humanas. Debido a ese “hermetismo” y al ritmo lento de los procesos de aguas profundas, es muy probable que tengan bajos niveles de resiliencia, y que no puedan recuperarse en escalas de tiempo humanas. Por tanto, cada alteración que pueda hacerse exige la máxima precaución.
Un nódulo de los que quieren sacar puede tener 20 o 30 millones de años. Si los sacamos, nunca más los tendremos. No es sustentable.
De acuerdo con lo que mencionas, la ISA tiene un interés en reglamentar e impulsar la minería en los fondos marinos. Pero al ser la autoridad internacional, ¿no debería encargarse de la protección de estas zonas?
Creo que ahí es importante resaltar dos cosas, por un lado, la ISA tiene dos mandatos que se contradicen. Primero, entre los artículos 136 y 145 de la Convemar se asegura que los océanos son patrimonio de la humanidad, con la búsqueda de equidad, la promoción de la investigación. Pero después, en los artículos 150, 151 y 152 se enfocan en la producción, explotación y beneficios.
Además, desde 2016 se cambió el secretario general de la Autoridad. Llegó un británico, Michael Lodge, que cambió inmediatamente la velocidad y la dirección de la autoridad hacia la minería. Él abiertamente está impulsando que esto comience, seguramente, porque su Gobierno, Reino Unido, tiene 491.000 kilómetros cuadrados de fondo oceánico bajo su control, un área casi tan grande como Perú.
¿Cuáles son las soluciones?
Se requieren estudios e investigaciones técnicas confiables. Se requiere una autoridad confiable. Y eso no sucede ahorita. La autoridad necesita una reconfiguración social. Las herramientas que tenemos actualmente son políticas: se necesita hacer el llamado a una moratoria. Que todos los países se sumen.
Chile es miembro del Consejo de la ISA por ser uno de los mineros importantes del mundo. Y me costó dos años convencer al Senado de chile de que promulgara un proyecto para pedirle al gobierno de Chile que impusiera una moratoria a la minería submarina como país. Y eso ocurrió hace poquito, hace tres o cuatro semanas fue aprobado por unanimidad en el Senado. Chile en este minuto está generando una comisión de los ministerios involucrados para gestar ese documento y ese irá a depositarlo a las Naciones Unidas. Entonces será Chile el primer país en solicitar una moratoria. El tema tiene que hacerse visible para que los demás países cuestionen eso. Nosotros intentamos unirnos con Colombia para sacar una moratoria conjunta de la Comisión Permanente del Pacífico Sur, pero no recibimos el apoyo.