Celebrar los humedales o enfrentar las incertidumbres de su gestión

En esta columna de opinión, la profesora de la Universidad de Los Andes y directora de Parques Nacionales Cómo Vamos, Sandra P. Vilardy Q., alerta sobre la gestión de los humedales en Colombia, uno de los países con mayor diversidad de tipos de humedales que constituyen por lo menos el 26% del territorio continental.

Sandra P. Vilardy Q.
02 de febrero de 2022 - 10:12 p. m.
Humedal Córdoba en Bogotá. Solo en la capital hay declarados 17 humedales, con un área aproximada de 901 hectáreas.
Humedal Córdoba en Bogotá. Solo en la capital hay declarados 17 humedales, con un área aproximada de 901 hectáreas.
Foto: Secretaría de Ambiente de Bogotá
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Hoy 2 de febrero se conmemora el día mundial de los Humedales, como una estrategia para reconocer su importancia como ecosistemas fundamentales, que son determinantes para procesos ecológicos claves y son suministradores de múltiples contribuciones para el bienestar humano expresadas en la seguridad, la cultura y la economía. El mensaje de este año de la Convención Mundial sobre los Humedales Ramsar, frente la evidencia que los humedales son los ecosistemas con mayor tasa de deterioro es: “Valorar, Gestionar, Restaurar, Amar”.

Mensaje que nos confronta con la realidad de la gestión de los humedales en Colombia, uno de los países con mayor diversidad de tipos de humedales que constituyen por lo menos el 26% del territorio continental. La situación del primer humedal que Colombia inscribió en la lista de humedales de importancia internacional de la Convención Ramsar en el año 1988, la Ciénaga Grande de Santa Marta, nos permite revisar qué tanto nos sigue quedando grande la gestión de los humedales. Recordemos que la Ciénaga Grande es uno de esos lugares que tiene una diversidad de títulos de estrategias de conservación, pero poco le han servido ante la indolencia de su gestión. Al interior de este humedal, hay dos áreas protegidas de importancia nacional: el Santuario de Fauna y Flora Ciénaga Grande de Santa Marta y el Vía Parque Isla de Salamanca; es una zona de importancia internacional para las aves migratorias y adicionalmente una Reserva del Hombre y la biosfera.

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Es necesario reconocer que la Ciénaga Grande de Santa Marta es un territorio moldeado en el tiempo, por las fuerzas con las que el agua y los sedimentos del río Magdalena conformaron su delta actual y reciente, también por la intersección de las desembocaduras de cinco ríos que bajan de la Sierra Nevada de Santa Marta y la energía del Mar Caribe; sin duda, es uno de los territorios más complejos en términos ecohidrológicos, sociales y de gestión que tenemos en el país.

Sin embargo, no hay una hoja de ruta que permita gestionarla de manera integral; nunca desde su designación como humedal Ramsar ha existido un Plan de Manejo que oriente las decisiones, articule los proyectos y priorice las inversiones. Ese entre muchos más hallazgos fue el resultado de la auditoria que le realizó la Contraloría General de la Nación a Corpamag sobre la planeación y ejecución de los recursos provenientes de la sobre tasa ambiental para la conservación de la Ciénaga Grande de Santa Marta, ¿cuál es la manera en la que el Gobierno Nacional asumirá los hallazgos de la Contraloría, ante una responsabilidad internacional? El estado de la Ciénaga no mejora, pero la suma de contratos de dragados y afectaciones a la complejidad ecohidrológica sí.

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Esta situación contrasta con la gestión de 8 millones de dólares aproximadamente, que se gestionaron en nombre de la adaptación de la Ciénaga Grande ante el fondo GEF (Global Environmental Facility), pero la mayoría de los recursos según varias socializaciones del proyecto, serán invertidos en las fincas asociadas a los ríos Fundación y Aracataca, que principalmente desarrollan actividades agroindustriales de palma de aceite.

Adicionalmente se enfrentan varias incertidumbres de articulación con la gestión de la infraestructura vial que pueden afectar varias de sus conexiones hidrológicas. Por el lado del margen con el río Magdalena esta la vía de la Prosperidad, una vía dique construida sobre los pantanos de la planicie de inundación, famosa por escándalos de corrupción y sobrecostos (financiada con recursos de regalías), la vía sigue sin terminarse y puede ser la punta de lanza para aumentar el relleno de varias zonas de pantanos. Por el margen costero la incertidumbre es sobre la doble calzada ciénaga Barranquilla, que a pesar de tener estudios avanzados por Invías para los viaductos, el empalme de estos con el resto del proyecto de doble calzada, sigue siendo un misterio. Estas dos vías en manos del departamento del Magdalena, deben garantizar los flujos de agua que se dan de maneras diversas y tener un diseño que se adapte a los efectos del cambio climático.

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Al final, las tareas pendientes de la gestión de humedales representadas en el caso de la Ciénaga Grande de Santa Marta reflejan la debilidad de la gestión institucional, las omisiones permanentes, la falta de transparencia y planeación, y el deterioro de un activo climático muy valioso que, en lugar de ayudar a fijar más carbono, está emitiendo metano.

Por Sandra P. Vilardy Q.

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