“Pese a inversiones millonarias, Ciénaga Grande de Santa Marta está en UCI”
La Ciénaga Grande de Santa Marta ostenta muchos títulos de protección y conservación. Sin embargo, sus habitantes y pescadores siguen enfrentándose a las consecuencias ambientales y el abandono histórico de este cuerpo de agua, que aunque tiene potencial para ser sumidero de carbono, está emitiendo metano.
Daniela Quintero Díaz
En Buenavista las casas se elevan entre el agua. Las sostienen unos cuantos palos flacos que deben ser cambiados cada cierto tiempo. Desde hace más de dos siglos sus habitantes se han reconocido como anfibios y se han acostumbrado a vivir rodeados por agua. Buenavista es uno de los tres corregimientos palafíticos de la Ciénaga Grande de Santa Marta (CGSM). (Le puede interesar: Científicos colombianos buscan vida en nuestros océanos con National Geographic)
Allí solo puede llegarse por vía fluvial. Hay que recorrer 43 kilómetros en lancha, un trayecto de casi hora y media desde Pueblo Viejo (Magdalena), en el que, durante un buen rato, pareciera que se estuviera sobre el mar. No hay límites terrestres por donde se mire. Llegar, para quienes vivimos “en tierra”, como dicen los habitantes de este corregimiento, es un sacudón mental. La calle es la ciénaga, el baño es la ciénaga, el patio es la ciénaga. Los niños aprenden a caminar en las canoas, mientras las empujan con un palo casi cinco veces más grande que ellos para moverlas. Los gatos no le huyen al agua, nadan (y los perros, también). Los celulares no son inalámbricos, parecen más teléfonos fijos: están anclados en la pared de la casa, en el único punto donde entra la señal.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
En Buenavista las casas se elevan entre el agua. Las sostienen unos cuantos palos flacos que deben ser cambiados cada cierto tiempo. Desde hace más de dos siglos sus habitantes se han reconocido como anfibios y se han acostumbrado a vivir rodeados por agua. Buenavista es uno de los tres corregimientos palafíticos de la Ciénaga Grande de Santa Marta (CGSM). (Le puede interesar: Científicos colombianos buscan vida en nuestros océanos con National Geographic)
Allí solo puede llegarse por vía fluvial. Hay que recorrer 43 kilómetros en lancha, un trayecto de casi hora y media desde Pueblo Viejo (Magdalena), en el que, durante un buen rato, pareciera que se estuviera sobre el mar. No hay límites terrestres por donde se mire. Llegar, para quienes vivimos “en tierra”, como dicen los habitantes de este corregimiento, es un sacudón mental. La calle es la ciénaga, el baño es la ciénaga, el patio es la ciénaga. Los niños aprenden a caminar en las canoas, mientras las empujan con un palo casi cinco veces más grande que ellos para moverlas. Los gatos no le huyen al agua, nadan (y los perros, también). Los celulares no son inalámbricos, parecen más teléfonos fijos: están anclados en la pared de la casa, en el único punto donde entra la señal.
Solo desde 1996 los habitantes tienen energía, que llega por cables subacuáticos desde el casco urbano de Sitio Nuevo. No tienen servicio de acueducto ni de saneamiento básico, por lo que, paradójicamente, el agua dulce tiene que traerse desde el río Magdalena (pese a sus niveles de contaminación) en “bongoductos”, botes que hacen de acueductos, en los que se vende y distribuye el agua en el interior del pueblo. “Debería ser para usos de la casa, pero algunas personas la toman, porque no tienen para comprar agua en la tienda”, cuenta John, un líder social y ambiental de la zona. Las oportunidades laborales en los palafitos son muy pocas, más allá de la pesca.
***
La Ciénaga Grande de Santa Marta es el complejo lagunar de mayor extensión de Colombia. Tiene 528.600 hectáreas, dos veces el área del departamento de Quindío, o 1,5 veces del Atlántico. De los 29 municipios de Magdalena, 14 se encuentran alrededor y en el interior de la ciénaga. Tiene conexiones directas con la Sierra Nevada de Santa Marta, el río Magdalena y el mar Caribe. Un lugar único interconectado por el agua.
A la ciénaga le pesan en la espalda múltiples figuras de protección y los títulos de estrategias de conservación. Fue el primer humedal Ramsar declarado en el país, en 1998, una convención internacional que busca la protección y recuperación de los humedales. También fue nombrada Reserva de la Biósfera por la Unesco, en 2000. Unas 23.000 de sus hectáreas fueron declaradas Santuario de Flora y Fauna desde 1977 y otras 56.000 son un Parque Nacional Natural, el Parque Vía Isla Salamanca. Pero esto poco les ha servido, porque hoy quienes la habitan siguen viendo cómo agoniza. (Lea también: Los 19 medicamentos que contaminan el río Cauca)
“Antes no tenías manos para coger el pescado. Uno dejaba de pescar, porque era tanto, que ya no había quién lo recibiera. Era una ciénaga próspera. Ahora se saca más basura que peces”, dice un pescador en medio de su jornada. En su canoa lleva unas cuantas cachamas y lisas que en otro tiempo hubiera dejado ir. “Antes no pescábamos estos chiquitos, pero ahora es todo lo que hay”.
El origen de los males de la ciénaga está sobrediagnosticado. Pescadores, autoridades, institutos ambientales y ONG coinciden en que la construcción de vías bajo la premisa de impulsar el desarrollo regional se convirtió en su dolor de cabeza. En la década de los 50, la realización de la carretera entre Ciénaga y Barranquilla, construida sobre la “Barra Vieja”, un cauce natural que unía la ciénaga con el mar, terminó desconectando ambas partes. Luego la construcción de la Vía-dique de la Prosperidad (que también ha sido famosa por las millonarias inversiones y los pocos resultados) bloqueó el flujo del agua entre la ciénaga y el río Magdalena. Se perdió el equilibrio natural del sistema, se hipersalinizó y los peces dejaron de llegar a su lugar de desove. Para la década de los noventa, dicen, la ciénaga parecía un cementerio. No había aves, ni ranas, ni peces. Solo árboles muertos. La CGSM pasó de tener 51.100 hectáreas de bosque de manglar en 1956 a 17.800 en 1995.
“El deterioro ambiental llevó a un deterioro social. La productividad pesquera se perdió y las comunidades de pescadores cayeron aún más en la pobreza y el abandono”, afirma John. Hoy, nuevos proyectos para restablecer esas carreteras vuelven a generar preocupación. (Le sugerimos: La tragedia del agua en Aguachica: 5.000 personas consumen aguas contaminadas)
Aunque se declaró la emergencia ambiental del complejo lagunar desde 1994, y se impulsaron millonarios programas de financiación nacional o internacional, la ciénaga aún no ha podido recuperarse del todo.
“Necesitamos que le devuelvan a la ciénaga el agua que le han quitado, las venas que le han tapado. La ciénaga está en UCI desde hace muchos años”, señala otro pescador.
Millones tirados al agua
A finales de enero de este año, un informe entregado por la Contraloría tras una auditoría sobre la gestión de la Corporación Autónoma Regional del Magdalena (Corpamag) en la recuperación de la Ciénaga Grande de Santa Marta encendió las alarmas. La entidad advirtió que, entre 2016 y 2020, la gestión de los recursos y las acciones para la recuperación de la ciénaga habían tenido muchas deficiencias: la ausencia de un modelo general de intervención hidráulico para la recuperación del complejo de humedales y cuerpos de agua que componen la ciénaga, la ausencia de una planeación financiera que logre determinar la cantidad de recursos necesarios para las obras de recuperación, un posible daño patrimonial por $2.870 millones y la deficiencia en la gestión contractual para la recuperación hidráulica del ecosistema, entre otros más de 20 hallazgos administrativos.
Pero no ha sido la única vez que la financiación de las labores de la recuperación de la ciénaga han generado duda. En octubre de 2016, Corpamag y el Ministerio de Ambiente fueron citados a un debate de control político para conocer las acciones adelantadas ante el colapso de la CGSM. Para entonces, un informe de la Universidad del Norte señalaba que de las 216 interconexiones existentes sobre la vía para conectar el mar con la ciénaga, solo funcionaban cuatro. Actualmente muchas permanecen secas.
En 2017 se presentó una acción de tutela contra el Minambiente y otros actores por parte de habitantes de los pueblos palafitos, pues consideraban que sus derechos al medio ambiente sano, mínimo vital, vida digna, trabajo, alimentación y agua estaban siendo vulnerados por el incumplimiento de las funciones y acciones para la protección de la CGSM.
Las preocupaciones son mayores cuando se tienen en cuenta las millonarias inversiones que se han destinado para la conservación del ecosistema (y que hasta ahora no muestran muchos resultados más allá de la recuperación de las zonas de manglar).
La primera gran inversión se dio en la década de los noventa, cuando se solicitó un crédito de aproximadamente US$14 millones al Banco Interamericano de Desarrollo. También se contó con financiación de la Cooperación Alemana (GTZ) y tuvo una duración de casi 10 años (1992-2002). Desde entonces han seguido muchas más financiaciones.
Según una información entregada por la Gobernación del Magdalena en 2018 a la Corte Constitucional, como respuesta a la revisión de una acción de tutela, se iban a destinar $508’322.000 para formalizar el Plan de Manejo de la Ciénaga como humedal Ramsar, $120’000.000 para formular la alternativa de recolección de residuos en zonas de difícil acceso, $72’000.000 para recolección de residuos sólidos en comunidades palafitas y $11.182’000.000 en obras de drenaje y la construcción de 70 box culvert (esas alcantarillas instaladas para unir el flujo del agua de mar con la ciénaga). Hoy, tras 20 años de la declaración de la ciénaga como humedal Ramsar, todavía no se cuenta con un plan de manejo. Las comunidades palafitas no tienen una recolección adecuada de residuos (una canoa pasa recogiéndolos una vez cada 15 días), y varios box culvert nunca han cumplido su función.
Hace un par de semanas, fotos y videos puestos por pescadores cerca de donde llegan los ríos Fundación y Aracataca a la ciénaga muestran que la crisis de agua se mantiene. Tampoco se ha podido recuperar la variedad de las especies. Para muchos de ellos, las medidas tomadas han sido inefectivas. Peros a las intervenciones
Uno de los principales indicadores de recuperación para Corpamag es la cobertura del manglar y la apertura o reapertura de canales a través de dragados para facilitar el flujo de agua. Gran parte de los recursos invertidos han sido dedicados a esas acciones. “El manglar no necesita que lo siembren, crece solo si el equilibrio del agua está bien”, aseguran los pescadores. “En cambio, los constantes dragados han aumentado la cantidad de sedimento que llega a la ciénaga. Eso la ha rellenado, la ha ido secando y su nivel ha ido bajando”. Además, insisten, el gran flujo de sedimentos ha tapado bancos de ostras, caracoles y otros animales que antes podían pescar para consumo y venta.
“El manglar es muy importante”, asegura la bióloga marina y doctora en ecología Sandra Vilardy, quien se ha dedicado a estudiar desde hace años la situación en la CGSM. “Pero esta área recoge la importancia internacional no por los manglares, sino por ser ese complejo de humedales conformados por el delta del río Magdalena y los que bajan de la Sierra Nevada. Para que haya manglar, tiene que haber unas condiciones previas ecosistémicas”.
Los box culverts, explica, son una solución hidráulica para un tipo de flujos de agua permanente y constante. “Pero la CGSM tiene 25 tipos de humedales y cada uno requiere una solución hidráulica diferente. Es un sistema muy complejo que no permite soluciones sencillas, pero que se pueden resolver”.
Hay otras preocupaciones, según monitoreos realizados por el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (Invemar), los reportes señalan que “la situación de calidad de agua en la ciénaga es mala para actividades de contacto primario y secundario”, es decir, para actividades incluso como nadar o andar en lancha. “Esto se debe a que al cuerpo de agua caen caños y quebradas cargadas de materias fecales, no hay sistemas de tratamiento en las poblaciones de aguas residuales y hay una gran contaminación microbiológica”, explica Luisa Espinosa, coordinadora del programa de Calidad Ambiental Marina del Invemar. La cantidad de materia orgánica en el sistema, agrega, genera que bajen los niveles de oxígeno, lo que ha generado en muchas ocasiones las grandes mortandades de peces.
Pero además hay otros retos. Alrededor de la ciénaga hay numerosos cultivos de plátano, palma y arroz. A nivel de calidad del agua, hasta hace algún tiempo el Invemar medía el nivel de plaguicidas organoclorados que eran arrastrados por las corrientes de agua desde los cultivos hasta la ciénaga. “Era lo que teníamos la capacidad de medir, pero, al estar prohibidos en el país, no los estábamos encontrando”, dice Espinoza. “Hasta el momento no hemos medido las descargas de estos sectores agropecuarios a la zona, pero es algo que queremos empezar a hacer. Aunque primero hay que mirar cuáles son los agroquímicos que realmente se están utilizando en la actualidad”, afirma. “Es algo en lo que necesitamos trabajar”.
A los pescadores y habitantes de la zona también les preocupa la falta de articulación entre los actores. Aunque con la Resolución 1300 de 2016 el Minambiente creó el Comité de Coordinación para la Gestión Integral de la Ciénaga Grande de Santa Marta, con el fin de orientar las actuaciones administrativas y de coordinación, son muy pocas las veces que sus 21 actores (entidades de nivel nacional, territorial, local, representantes de las comunidades, academia y sociedad civil) se han encontrado.
Ese mismo año el país recibió la visita de representantes de la Convención Ramsar que entregaron un informe recomendando “la toma de medidas urgentes por parte del Gobierno de Colombia para mantener y recuperar” el carácter ecológico de la ciénaga. También señalaban puntos no muy distintos a los de la Contraloría de este año: que existían vacíos de información en el estudio de la CGSM para solucionar su crisis ambiental. Particularmente, en los caudales de intercambio de agua y sales, y del caudal de agua sustraído por tierras agrícolas vecinas.
La última ha sido una queja frecuente de los habitantes de la ciénaga y pescadores. En tiempos de sequía, aseguran, los caudales de los ríos son desviados para los cultivos de palma y plátano, así como para la agricultura, dejando la ciénaga sin sus fuentes de agua dulce.
Todo esto ha generado retos más grandes. Aunque los humedales costeros y los manglares suelen ser grandes sumideros de carbono, secuestrando millones de toneladas al año, un estudio realizado en 2016 por el Invemar y por la NASA dejó ver que la ciénaga no solo estaba perdiendo esa capacidad, sino que era emisora de metano, uno de los gases de efecto invernadero más perjudiciales ante el cambio climático.
En febrero de 2020 se anunció una nueva inyección de recursos por parte de la Unión Europea de US$6 millones para la recuperación de la ciénaga. Un proyecto del Foro Mundial para el Medio Ambiente, adjudicado en junio de 2021, invertirá US$9 millones, con los que se busca mejorar la conservación de la biodiversidad de este ecosistema. Aunque las inversiones son necesarias para recuperar el ecosistema, a Vilardy le quedan algunas inquietudes. “Conociendo en detalle el proyecto, el 60 % de los recursos van a destinarse a la zona de los ríos Fundación y Aracataca, que en su mayoría son fincas palmeras y bananeras. En los objetivos no se ve un trabajo con los pescadores ni de fortalecimiento de la gobernanza”, asevera.
Algunos de los pescadores, en cambio, están participando de un proyecto de vivero con Parques Nacionales Naturales, donde esperan repoblar el kilómetro 38, en el Parque Vía Salamanca. “Yo tengo miedo de ese proyecto. Porque no sabemos por dónde va a pasar la carretera nueva. Están invirtiendo millones de pesos en esa reforestación, pero, ¿qué tal si después los tienen que quitar porque por ahí pasa la carretera?”, argumenta uno de ellos.
Hasta ahora el proyecto de la nueva doble calzada no es claro. Y para ellos esta podría ser una muestra más de la desarticualción entre las entidades.