Colombia ahora puede escuchar mejor a las ballenas jorobadas
Por primera vez, un equipo de biólogas está escuchando las melodías de las ballenas en los golfos de Cupica y Tribugá (Chocó) con unos artefactos que les permiten hacer un monitoreo espacial, visual y acústico de los cetáceos. Gracias a sus investigaciones, hoy se sabe que las canciones de las jorobadas están cambiando.
Juan Pablo Correa
Un antiguo poema épico de los pueblos polinesios cuenta que los ancestros de los hawaianos tenían la capacidad de escuchar las canciones de las ballenas jorobadas a grandes distancias. El relato, llamado Kumulipo, también dice que toda la vida en el planeta se originó en los corales.
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Un antiguo poema épico de los pueblos polinesios cuenta que los ancestros de los hawaianos tenían la capacidad de escuchar las canciones de las ballenas jorobadas a grandes distancias. El relato, llamado Kumulipo, también dice que toda la vida en el planeta se originó en los corales.
Los habitantes de las islas de Hawái no son los únicos que han creado historias, mitos, leyendas y folklore alrededor de las ballenas jorobadas. Los griegos nombraron la constelación más grande de estrellas como Cetus, que significa monstruo de mar o ballena, y en los primeros siglos del cristianismo se creía que estos animales eran el mismísimo diablo. Arthur Waugh, un escritor y editor inglés, reunió en 1961 gran parte de estas historias. (Le puede interesar Inició proyecto para conocer la vida secreta de las ballenas jorobadas y sus crías en Colombia)
En las últimas décadas, el canto, una de las características más particulares del comportamiento de las ballenas tomó relevancia en el mundo científico. “Sus cantos nos permiten abrir una ventanita para conocer la historia evolutiva y comportamental de estos animales”, dice Mar Palanca, bióloga marina y cofundadora de Madre Agua Colombia, una iniciativa de ecoturismo e investigación en el Pacífico.
Los cantos de las ballenas son diferentes a los sonidos sociales que producen la mayoría de los animales. La principal razón de su particularidad, descubrieron los científicos hace varios años, es que sus melodías son aprendidas y cada población tiene una específica. “Son sonidos que forman frases, que se agrupan en temas, que crean canciones cíclicas. Es una secuencia compleja”, agrega Palanca. (Le puede interesar Las ballenas jorobadas “se pasan” canciones con poblaciones de otras regiones)
Aunque los países que llevan la delantera en el estudio de los cantos de las jorobadas son Nueva Zelanda y Estados Unidos, en el Pacífico colombiano hace unos años también las escuchan. De hecho, recientemente inició un proyecto que importó, por primera vez al país, tecnología de punta para conocer la vida secreta de estos enormes animales.
Colombia empieza a escuchar a sus ballenas jorobadas
La primera publicación científica que existe en el país sobre el canto de estos animales, la hizo la bióloga marina Christina Perazio en 2013. Desde entonces, muchas investigadoras han instalado sus hidrófonos en el Pacífico para escuchar los cantos de estos grandes cetáceos. (Le puede interesar Ballenas jorobadas, uno de los tres mamíferos marinos más amenazados en el país)
Por ejemplo, en 2019 un grupo de científicas inició un monitoreo acústico en el Golfo de Tribugá (Chocó) para establecer una línea base de los sonidos que existen bajo el mar y el impacto de las actividades humanas. De estos esfuerzos científicos, varias investigadoras, como Kerri Seger, Natalia Botero, María Paula Rey, Laura Valentina Huertas y Andrea Luna Acosta, entre otras, han hecho importantes publicaciones y descubrimientos sobre el mundo sonoro de las ballenas que migran por Colombia.
Sin embargo, como explica Palanca, los estudios pioneros en el tema de los cantos de las ballenas le llevan a Colombia más de diez o quince años de investigación. “En cualquier caso, somos muy afortunadas de poder ser partícipes de los inicios y la producción de estos primeros conocimientos. Sin embargo, de alguna manera, también sentimos que existe una exigencia de que se sepan cosas, pero hace falta tiempo y recursos”.
Hasta el momento, la ciencia colombiana se había limitado a la acústica pasiva, es decir, escuchar a las ballenas a través de hidrófonos que se anclan al fondo del mar o se ubican a lado de las lanchas mientras se hacen recorridos turísticos. En agosto de este año, las investigadoras de la Fundación Macuáticos Colombia y Madre Agua Colombia implementaron una nueva metodología para escuchar a las jorobadas. Es la primera vez que se hace esto en el país. (Le puede interesar Las ballenas jorobadas ya llegaron a los Parques Nacionales Naturales del Pacífico colombiano)
Se trata del primer estudio multidisciplinar y simultáneo en dos áreas del norte de la costa pacífica de Colombia en el que utilizaron dispositivos DTAG. Estos equipos se adhieren temporalmente al cuerpo de los animales, lo que les permite realizar a estas investigadoras un monitoreo espacial, visual, acústico y comportamental de las ballenas. “Nos da la posibilidad de escuchar y ver al mismo tiempo, algo que antes no se podía hacer”, dice Palanca.
Así cantan las ballenas jorobadas del Pacífico
Los estudios que se han hecho hasta el momento, explican que la población de ballenas que migra por el Pacífico de Colombia -el Stock G o Población del Sureste Pacífico, como las llaman- tiene un canto distintivo en comparación con las otras poblaciones del planeta. Estas ballenas tienen una zona de alimentación desde la Península Antártica hasta el sur de Chile y su corredor migratorio llega a Costa Rica, pasando por Perú, Ecuador, Colombia y Panamá, que es donde se reproducen.
“Existe un supuesto científico que dice que la Población del Sureste Pacífico está aislada del resto de grupos de ballenas del mundo. Eso se determinó principalmente por estudios genéticos”, asegura la cofundadora de Madre Agua. “El punto es que, en poblaciones donde existe interacción se puede apreciar una especie de ‘migración’ o una ‘hibridación’ del canto. Esto no sucede con tanta frecuencia en poblaciones como la nuestra, que a priori estarían aisladas”. (Le puede interesar El sistema que utiliza inteligencia artificial para evitar atropellos de ballenas)
Con los nuevos datos han podido evidenciar cambios importantes en las jorobadas, como la recuperación de su población tras la prohibición de su caza a finales del siglo pasado y las consecuencias del cambio climático sobre sus dinámicas comportamentales. Esto, dice Palanca, podría conllevar a transformaciones culturales, que finalmente se reflejarían en cambios en sus canciones. Por ejemplo, si se comparan las melodías más antiguas con las actuales, es posible ver que sus sonidos no son los mismos.
“Hay algunos indicios que sugieren que los rangos de distribución y las fechas de la temporada reproductiva podrían estar cambiando. En el 2017 registramos sonidos de ballenas muy similares a los sonidos producidos por la población de Alaska. Además, este año en Bahía Solano encontramos jorobadas a finales de enero y principios de abril, fuera de la temporada de ballenas”, explica Palanca.
Luis Hernando Hurtado, capitán de las embarcaciones de Madre Agua, está seguro de que las ballenas también han aportado a las comunidades. “Para nosotros es valioso aprender sobre su migración, cómo se alimentan y cómo se reproducen. Además, hemos tenido beneficios económicos gracias a ellas, por el turismo y los proyectos científicos. La primera vez que vi una ballena tenía siete años y estaba en el mar con mi papá, que también es capitán. Hoy puedo responder preguntas a quienes no las conocen mucho”, dice. (Le puede interesar En el Pacífico colombiano, cada vez más ballenas se enredan en las redes de pesca)
Según Palanca, este es el primer año que pueden hacer un estudio independiente al turismo. “Estos datos son los que estamos presentando. Aunque no tenemos resultados contundentes, como los países pioneros en este tema (que cuentan con la financiación y el tiempo para investigar), esta es la semilla para muchos proyectos”, concluye.
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