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La última ronda de las negociaciones para cerrar el ambicioso Tratado de Alta Mar, el cual busca proteger las aguas internacionales y que lleva intentando concretarse desde 2018, se desarrolló entre el 7 y el 18 de marzo en Nueva York, pero se terminaron sin llegar a ningún fin. Falta por acordar un buen número de asuntos clave, señaló Will McCallun, de Greenpeace y parte de la Alianza del Alta Mar, paraguas que agrupa a un decenas de organizaciones ambientalistas. (Le puede interesar: La ONU busca un nuevo tratado de protección del océano en alta mar)
Los negociadores, entre los que se encuentran 48 países miembros, se dieron un nuevo plazo no preciso para volverse a reunir, que en principio será a lo largo de 2022, toda vez que el año actual es el plazo dado por los principales actores interesados para concluir un texto.
«Nos estamos quedando sin tiempo. No había un punto particular que haya impedido el acuerdo final, sino más bien ha sido el ritmo de las negociaciones, muy lento, que ni siquiera ha permitido (poner sobre la mesa) el borrador del texto para ponerlo a discusión», dijo en un comunicado Liz Karan, de la organización Pew Charitable Trusts de Estados Unidos. (Le sugerimos: “Pese a inversiones millonarias, Ciénaga Grande de Santa Marta está en UCI”)
«Los países necesitan el tratado este año -prosiguió- para establecer zonas de protección marina y contribuir así a proteger al menos el 30% de la superficie marina global y garantizar así la salud de los océanos», razonó.
«Y aunque sea decepcionante que los países no hayan podido finalizar el tratado, nos animan los progresos que sí se han conseguido. Es esencial ahora seguir adelante y aprovechar este impulso para tener pronto otra ronda negociadora», concluyó Karan. (Lea también: Personas intentan cazar a tiburón, pese a que su captura está prohibida desde 2008)
Aunque muchas de las cuestiones del tratado son técnicas, la mayoría gira en torno a la presión pesquera y a la contaminación marina, tanto la que generan los plásticos -muy poco biodegradables- como la de vertidos de líquidos altamente tóxicos, generados por centrales químicas o nucleares.
«El multilateralismo ambiental está en una encrucijada crítica para nuestro planeta. Los que toman decisiones tienen ahora una oportunidad clara para crear progresos significativos hacia la disminución de la contaminación transfronteriza», dijo por su parte Fabienne McLean, de Ocean Care.