Desastres relacionados con el agua afectaron a 40 millones de personas en 2024
Desplazamientos forzados, sequías e inundaciones son algunas de las consecuencias de las afectaciones de la crisis climática en el ciclo del agua. Así lo detalló un nuevo informe, publicado recientemente por un equipo de expertos internacionales. ¿Cuáles son las cifras más preocupantes?
Los desastres relacionados con el agua causaron 8.700 muertes, desplazaron forzadamente de sus hogares a más de 40 millones de personas, y provocaron daños de aproximadamente US$ 550.000 millones durante 2024. Así lo estimó un reciente informe realizado por un equipo de investigadores internacionales luego de analizar diversas catástrofes climáticas que ocurrieron el año pasado.
El documento, titulado “Monitor mundial del agua 2024″, fue elaborado por un equipo internacional de investigadores de universidades de Australia, Arabia Saudita, China, Alemania y otros países.
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Los desastres relacionados con el agua causaron 8.700 muertes, desplazaron forzadamente de sus hogares a más de 40 millones de personas, y provocaron daños de aproximadamente US$ 550.000 millones durante 2024. Así lo estimó un reciente informe realizado por un equipo de investigadores internacionales luego de analizar diversas catástrofes climáticas que ocurrieron el año pasado.
El documento, titulado “Monitor mundial del agua 2024″, fue elaborado por un equipo internacional de investigadores de universidades de Australia, Arabia Saudita, China, Alemania y otros países.
“El cambio climático está empeorando los desastres hídricos. El aumento de las temperaturas provocado por la quema de combustibles fósiles está incrementando la fuerza y la intensidad de las lluvias de los monzones, los ciclones y otros sistemas de tormentas”, se lee en el documento.
Luego de analizar los datos de satélites y estaciones terrestres que analizan el estado de la Tierra, se resumieron algunas de las situaciones de riesgo que se vivieron en torno al agua durante 2024. Una de las más destacadas por el informe tiene que ver con el hecho de que el año pasado fue el más cálido registrado globalmente, con temperaturas 1.2°C por encima del promedio de 1995-2005. “Todo hace parte parte de una tendencia que empeora con inundaciones más intensas, sequías prolongadas y extremos sin precedentes”, le dijo a The Guardian Albert van Dijk, líder del informe.
Entre sequías e inundaciones
El informe menciona dos extremos: las sequías e inundaciones extremas. “Los extremos climáticos como lluvias torrenciales, sequías rápidas y olas de calor aumentan en frecuencia e intensidad, lo que exige información confiable y oportuna para la toma de decisiones”, se lee en el informe.
Entre los eventos más devastadores, se menciona un incremento en la humedad de África occidental, mientras que se registraron sequías extremas en África austral y América del Sur. De hecho, se mencionaron las sequías en la Amazonía, y la alerta que se lanzó sobre el río Amazonas en el último tramo de 2024. También, en esta región, se presentaron incendios masivos, con 53 mil km² de bosque quemados, liberando grandes cantidades de dióxido de carbono.
Continuando con las secuelas de las sequías, en el sur de África, la producción agrícola se redujo a la mitad por este motivo, ocasionando que alrededor de 30 millones de personas se enfrentaran a la inseguridad alimentaria.
En el otro extremo, en cuanto a las lluvias, el informe detalla que, durante 2024, se presentó un 27 % más de frecuencia de precipitaciones mensuales respecto al año 2000.
Las secuelas de esto se pudieron observar en el sur de China, donde los ríos Yangtze y Perla inundaron varias ciudades y pueblos. Por ejemplo, en Bangladesh, cerca de 6 millones de personas se vieron afectadas.
Inundaciones como resultado del incremento de precipitaciones también se presentaron en España, Brasil, Afganistán y Pakistán, por poner algunos casos.
Ahora, respecto a lo que podría pasar este 2025, los investigadores recomendaron tener cautela, pues el panorama pinta un recrudecimiento de algunos fenómenos como las sequías en el norte de Suramérica, el sur de África y algunas partes de Asia. Por otro lado, regiones húmedas de Europa podrían tener más riesgo de precipitaciones e inundaciones.
Ante este panorama, Van Dijk le dijo a The Guardian que su recomendación era la preparación y adaptación ante estos fenómenos extremos que, a medida que pase el tiempo, puede que sean mucho peores. Las implicaciones de esto, según el experto, sería aumentar la defensa ante inundaciones, desarrollar producción de alimentos y suministros que puedan sobrevivir a una sequía, y mejorar los sistemas de alerta ante posibles emergencias.
“El agua es nuestro recurso más importante. Sus fenómenos extremos, tanto inundaciones como sequías, se encuentran entre las mayores amenazas que enfrentamos”, concluyó Van Dijk.
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