Descubren la razón de las muertes masivas de ballenas grises en Norteamérica
Desde 2019, cerca de 680 ballenas grises han aparecido muertas o varadas en las costas del norte del continente. Aunque es una situación que ya se había registrado años atrás, no había certeza de la causa.
Ver ballenas grises muertas o varadas en las costas de Estados Unidos, Canadá y México se volvió un paisaje recurrente en los últimos cuatro años. Durante ese periodo se estima que 680 ejemplares han aparecido en estas zonas del Pacífico.
Para la Administración Nacional Oceanográfica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA), la entidad que se ha encargado de monitorear la situación, el aumento de las cifras de ballenas grises varadas es un “evento de muertes inusual”. (Lea: El nivel del agua de un río amazónico alcanza su nivel más bajo en 121 años)
Aunque esta situación es similar a la que se presentó en el año 2000, cuando 600 individuos de esta especie resultaron muertos, los científicos no habían identificado las causas de esta situación hasta el momento. Algunos apuntaban que la razón era la falta de alimento, otros decían que estaba relacionado con el cambio climático.
Un nuevo estudio, publicado el 12 de octubre en la revista Science, da una nueva pista de la posible razón que está desencadenando en la muerte de centenas de ballenas, la cual no está muy alejada de las hipótesis planteadas hasta el momento. La investigación apunta que los cambios en las condiciones del hielo marino en el Ártico están provocando altibajos en las poblaciones de ballena grises debido a la variación del acceso a unas diminutas criaturas parecidas a los camarones, de las que se alimentan.
El estudio parte de la idea de que el cambio climático está afectando a una amplia gama de sistemas globales, siendo los ecosistemas polares los que experimentan los cambios más rápidos. Si bien se conocía que las especies más afectadas eran las de vida corta, los efectos en los animales con más años de vida no se habían detallado. (Lea: Una fórmula para salvar a los páramos)
“No era claro cómo respondían las especies móviles y de vida larga al rápido calentamiento polar porque pueden tener la capacidad a corto plazo de adaptarse a las perturbaciones ecológicas mientras se adaptan a nuevas condiciones”, indica el estudio.
En ese sentido, los investigadores notaron que la dinámica de especies como las ballenas grises está relacionada con la disponibilidad de presas en el Ártico y el acceso a las áreas de alimentación. Esto sugiere que, “incluso las especies móviles y longevas son sensibles a las condiciones dinámicas y cambiantes a medida que el Ártico se calienta”, agregan.
Los resultados sugieren también que el cambio climático podría limitar el número de ballenas grises que podrían sobrevivir en el futuro, ya que la disminución del hielo marino afecta a la población de diminutos crustáceos que habitan en el fondo de los océanos y que son la fuente de alimentación de los gigantes marinos.
Ver ballenas grises muertas o varadas en las costas de Estados Unidos, Canadá y México se volvió un paisaje recurrente en los últimos cuatro años. Durante ese periodo se estima que 680 ejemplares han aparecido en estas zonas del Pacífico.
Para la Administración Nacional Oceanográfica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA), la entidad que se ha encargado de monitorear la situación, el aumento de las cifras de ballenas grises varadas es un “evento de muertes inusual”. (Lea: El nivel del agua de un río amazónico alcanza su nivel más bajo en 121 años)
Aunque esta situación es similar a la que se presentó en el año 2000, cuando 600 individuos de esta especie resultaron muertos, los científicos no habían identificado las causas de esta situación hasta el momento. Algunos apuntaban que la razón era la falta de alimento, otros decían que estaba relacionado con el cambio climático.
Un nuevo estudio, publicado el 12 de octubre en la revista Science, da una nueva pista de la posible razón que está desencadenando en la muerte de centenas de ballenas, la cual no está muy alejada de las hipótesis planteadas hasta el momento. La investigación apunta que los cambios en las condiciones del hielo marino en el Ártico están provocando altibajos en las poblaciones de ballena grises debido a la variación del acceso a unas diminutas criaturas parecidas a los camarones, de las que se alimentan.
El estudio parte de la idea de que el cambio climático está afectando a una amplia gama de sistemas globales, siendo los ecosistemas polares los que experimentan los cambios más rápidos. Si bien se conocía que las especies más afectadas eran las de vida corta, los efectos en los animales con más años de vida no se habían detallado. (Lea: Una fórmula para salvar a los páramos)
“No era claro cómo respondían las especies móviles y de vida larga al rápido calentamiento polar porque pueden tener la capacidad a corto plazo de adaptarse a las perturbaciones ecológicas mientras se adaptan a nuevas condiciones”, indica el estudio.
En ese sentido, los investigadores notaron que la dinámica de especies como las ballenas grises está relacionada con la disponibilidad de presas en el Ártico y el acceso a las áreas de alimentación. Esto sugiere que, “incluso las especies móviles y longevas son sensibles a las condiciones dinámicas y cambiantes a medida que el Ártico se calienta”, agregan.
Los resultados sugieren también que el cambio climático podría limitar el número de ballenas grises que podrían sobrevivir en el futuro, ya que la disminución del hielo marino afecta a la población de diminutos crustáceos que habitan en el fondo de los océanos y que son la fuente de alimentación de los gigantes marinos.