El degradante impacto ambiental de cuatro décadas de minería en 173 ríos del mundo
Los sedimentos liberados a los ríos son transportados aguas abajo “alterando ríos individuales hasta 1.000 kilómetros aguas abajo de la actividad minera”, destaca un reciente estudio que indagó por los efectos de la minería en 49 países del mundo.
Desde hace décadas, investigadores y comunidades han advertido sobre los impactos sociales, económicos y ambientales que la extracción minera deja en los ríos alrededor del mundo. Ahora, una investigación presentada a finales de diciembre de 2022 en la reunión de la Unión Geofísica Americana (AGU, por sus siglas en inglés), presenta los impactos que estas actividades han tenido en 173 ríos de todo el mundo. (Puede leer: El pulso por el oro en el nordeste antioqueño)
Un grupo de científicos de distintas nacionalidades reunió y analizó los datos obtenidos por satélites a lo largo de 37 años para evaluar la huella que deja la minería en los ríos. “La minería fluvial implica la excavación intensiva y el procesamiento de sedimentos en los corredores fluviales, lo que altera la forma del río y libera un exceso de sedimentos en sus aguas. En algunas operaciones se utilizan contaminantes como el mercurio y el cianuro, que también se liberan al medio ambiente”, explican los autores del estudio.
Los investigadores también resaltaron que la minería en ríos suele estar asociada a deforestación intensa, por lo que, sumado a los otros impactos, “estos efectos suelen transmitirse aguas abajo, ya que las operaciones de minería fluvial tienen lugar directamente en arroyos y ríos o en sus llanuras aluviales”. (Le puede interesar: Las represas hidroeléctricas que ponen en riesgo el futuro de los ríos amazónicos)
Si bien los autores del estudio reconocen que en muchos casos la minería fluvial es la principal fuente económica de miles de personas alrededor del mundo, también destacan que en los últimos 20 años se ha producido una importante proliferación e intensificación de estas actividades a lo largo del planeta. Esto, afirman, “ha aumentado drásticamente la huella de degradación ambiental, con probables consecuencias para las comunidades humanas y ecológicas locales y aguas abajo”.
Utilizando las imágenes obtenidas por los satélites Landsat 5 y 7, los investigadores identificaron 381 zonas mineras activas en las últimas cuatro décadas. Aunque el análisis abarcaba todas las regiones del mundo, los científicos observaron que la minería en ríos se concentra principalmente en “un cinturón que abarca América del Sur, África, Asia y Oceanía”. (También puede leer: Las ratas invasoras estarían transformando el comportamiento de estos peces)
De hecho, de los 381 yacimientos activos de todo el mundo, más del 80 % se encuentran en el ecuador terrestre y hasta el paralelo 20º. A nivel de países, la investigación determinó que existen zonas de minería fluvial en 49 países, siendo Indonesia, Myanmar, República Democrática del Congo y Colombia, los que mayor cantidad de zonas mineras concentran individualmente.
En este casi medio centenar de países, el trabajo documentó que la minería en ríos afecta a 173 ríos de 60 metros de ancho o más, los suficientemente grandes para identificarlos a través de imágenes satelitales.
Entre los principales hallazgos, los científicos destacaron que los sedimentos liberados a los ríos son transportados aguas abajo “alterando ríos individuales hasta 1.000 kilómetros aguas abajo de la actividad minera”. (Puede interesarle: Un confuso proyecto de ley sobre pesca de tiburones y rayas marinas)
Además, en el 30 % de los países tropicales con grandes ríos, “se han producido cambios importantes en el transporte de sedimentos fluviales y, por tanto, en la calidad del agua. En esos países, una media del 23 % de la longitud de los grandes ríos está alterada por los sedimentos de la minería fluvial”.
Los autores de esta novedosa investigación esperan que sus hallazgos puedan ser usados por los gobiernos, las empresas y las comunidades que se dedican a estas actividades para adoptar soluciones que mejores los impactos ambientales, sin que se perjudique a las “numerosas comunidades mineras de todo el mundo”.
Desde hace décadas, investigadores y comunidades han advertido sobre los impactos sociales, económicos y ambientales que la extracción minera deja en los ríos alrededor del mundo. Ahora, una investigación presentada a finales de diciembre de 2022 en la reunión de la Unión Geofísica Americana (AGU, por sus siglas en inglés), presenta los impactos que estas actividades han tenido en 173 ríos de todo el mundo. (Puede leer: El pulso por el oro en el nordeste antioqueño)
Un grupo de científicos de distintas nacionalidades reunió y analizó los datos obtenidos por satélites a lo largo de 37 años para evaluar la huella que deja la minería en los ríos. “La minería fluvial implica la excavación intensiva y el procesamiento de sedimentos en los corredores fluviales, lo que altera la forma del río y libera un exceso de sedimentos en sus aguas. En algunas operaciones se utilizan contaminantes como el mercurio y el cianuro, que también se liberan al medio ambiente”, explican los autores del estudio.
Los investigadores también resaltaron que la minería en ríos suele estar asociada a deforestación intensa, por lo que, sumado a los otros impactos, “estos efectos suelen transmitirse aguas abajo, ya que las operaciones de minería fluvial tienen lugar directamente en arroyos y ríos o en sus llanuras aluviales”. (Le puede interesar: Las represas hidroeléctricas que ponen en riesgo el futuro de los ríos amazónicos)
Si bien los autores del estudio reconocen que en muchos casos la minería fluvial es la principal fuente económica de miles de personas alrededor del mundo, también destacan que en los últimos 20 años se ha producido una importante proliferación e intensificación de estas actividades a lo largo del planeta. Esto, afirman, “ha aumentado drásticamente la huella de degradación ambiental, con probables consecuencias para las comunidades humanas y ecológicas locales y aguas abajo”.
Utilizando las imágenes obtenidas por los satélites Landsat 5 y 7, los investigadores identificaron 381 zonas mineras activas en las últimas cuatro décadas. Aunque el análisis abarcaba todas las regiones del mundo, los científicos observaron que la minería en ríos se concentra principalmente en “un cinturón que abarca América del Sur, África, Asia y Oceanía”. (También puede leer: Las ratas invasoras estarían transformando el comportamiento de estos peces)
De hecho, de los 381 yacimientos activos de todo el mundo, más del 80 % se encuentran en el ecuador terrestre y hasta el paralelo 20º. A nivel de países, la investigación determinó que existen zonas de minería fluvial en 49 países, siendo Indonesia, Myanmar, República Democrática del Congo y Colombia, los que mayor cantidad de zonas mineras concentran individualmente.
En este casi medio centenar de países, el trabajo documentó que la minería en ríos afecta a 173 ríos de 60 metros de ancho o más, los suficientemente grandes para identificarlos a través de imágenes satelitales.
Entre los principales hallazgos, los científicos destacaron que los sedimentos liberados a los ríos son transportados aguas abajo “alterando ríos individuales hasta 1.000 kilómetros aguas abajo de la actividad minera”. (Puede interesarle: Un confuso proyecto de ley sobre pesca de tiburones y rayas marinas)
Además, en el 30 % de los países tropicales con grandes ríos, “se han producido cambios importantes en el transporte de sedimentos fluviales y, por tanto, en la calidad del agua. En esos países, una media del 23 % de la longitud de los grandes ríos está alterada por los sedimentos de la minería fluvial”.
Los autores de esta novedosa investigación esperan que sus hallazgos puedan ser usados por los gobiernos, las empresas y las comunidades que se dedican a estas actividades para adoptar soluciones que mejores los impactos ambientales, sin que se perjudique a las “numerosas comunidades mineras de todo el mundo”.