El río Bogotá y la escasez de agua, ¿dos caras del mismo problema?

El racionamiento de agua en la capital colombiana volvió a poner sobre la mesa un debate que Bogotá lleva décadas discutiendo: ¿Por qué no hemos logrado resolver la contaminación del río Bogotá? ¿Cuáles soluciones tenemos hoy a la vista? ¿Cómo poner a trabajar juntos al sector público y al privado? En un foro que se llevó a cabo en la Universidad EAN, que convocó a los principales actores que han estado involucrados con este tema, se intentaron resolver algunos de estos interrogantes.

16 de mayo de 2024 - 11:55 p. m.
La rectora de la EAN, Bigitte Baptiste (izquierda), junto a la magistrada Nelly Villamizar y al abogado Camilo Cardona.
La rectora de la EAN, Bigitte Baptiste (izquierda), junto a la magistrada Nelly Villamizar y al abogado Camilo Cardona.
Foto: Universidad EAN

Para 1938, quienes entonces vivían en Bogotá celebraban un hito en la historia de la ingeniería de la capital del país: la construcción del primer embalse para el suministro de agua de la ciudad. Sin embargo, como recordaba una exhibición virtual de hace algunos años, “el beneficio no duró mucho”. Dos años después de su inauguración, el aumento desmedido de conexiones domiciliarias y el despilfarro de agua por parte de los usuarios obligó a racionar el servicio para evitar el desabastecimiento.

Ahora, 84 años más tarde y a pocos días de haber cumplido un mes de racionamiento de agua en Bogotá, Brigitte Baptiste, rectora de la Universidad EAN, recordaba la historia del embalse de La Regadera: “es una situación que lleva ya casi un siglo persistente, no logramos construir una cultura del agua”, aseguró al inicio del foro ‘El río Bogotá y la escasez de agua, ¿dos caras del mismo problema?’, que se llevó a cabo el martes, 14 de mayo, en las instalaciones de la Universidad EAN.

Para Baptiste, parte del problema, “es que el ciclo del agua se ha convertido en un círculo vicioso, más que en uno virtuoso”. A lo que se refiere la bióloga es que el agua que utilizamos en Bogotá atrae inversiones y un crecimiento urbano, entre otras, porque es de buena calidad. La cuestión, agregó la rectora de la EAN, es que, debido a esto, la demanda también ha aumentado, así como los problemas de contaminación que desde hace décadas aquejan al principal afluente de la ciudad.

La buena noticia, bajo la perspectiva de la bióloga, es que “hay un punto en el que la curva ya no puede crecer más y el círculo vicioso debería dar paso a un círculo virtuoso”, en el que se destaquen la economía circular, así como la reutilización y el reciclaje del agua. La invitación de Baptiste fue ver el agua como un recurso renovable, pero limitado. Pero, ¿qué avances de ese círculo virtuoso se evidencian hoy en la cuenca del río Bogotá, que ha estado en serios problemas en las últimas décadas?

A 20 años de una sentencia histórica

En agosto de este año se cumplirán 20 años del fallo en primera instancia del Tribunal Superior de Cundinamarca que ordenó la descontaminación del río Bogotá. De acuerdo con Nelly Villamizar, la magistrada que profirió la primera sentencia (ratificada por el Consejo de Estado) y quien participó en el encuentro, el éxito del fallo fue “haber identificado que había que descontaminar todo el ecosistema, así como buscar los recursos que se necesitan y las acciones para lograrlo en el corto, mediano y largo plazo”.

Para otros participantes del foro, como Baptiste, el gobernador de Cundinamarca, Jorge Emilio Rey, y Camilo Cardona, quien fue subsecretario jurídico de planeación de la capital, el éxito de la sentencia también radica en que ha modelado las políticas públicas a todos los niveles (nacional, departamental y territorial). De hecho, para la rectora de la EAN, la sentencia ha trascendido hasta el punto de haber “modificado la cultura de la gestión del agua y el territorio en la sabana de Bogotá”.

Otra de las ganancias que ha traído la sentencia de descontaminación del río Bogotá, señalaron Rey y Cardona, tiene que ver con el involucramiento que ha tenido el sector privado para el cumplimiento del fallo. Un buen ejemplo de esto, explicó Cardona, es la manera en cómo se viene pensando el desarrollo urbano en la región, teniendo en cuenta que cada vez más personas migrarán a las ciudades. Y es que, de la mano de la expansión urbana y otros fenómenos, como el cambio climático, en los próximos 20 años la cuenca del río Bogotá tendrá una reducción de la oferta del 13,8 %, pero un aumento de la demanda del 20 %, según reveló durante el evento el director de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca, Alfred Ballesteros.

Este panorama, agregó Andrés Nannetti, presidente del Grupo Summa Propiedades, tiene que llevarnos a pensar en soluciones y alternativas, tanto desde el sector privado, como desde el público. Una forma de hacerlo es, en palabras de Nannetti, “aprendiendo de quienes nunca la han tenido fácil para conseguir agua”, como Israel, donde se reutiliza el 100 % del agua residual tratada, o Singapur, donde estas aguas proveen el 45 % de las necesidades totales, así como Las Vegas, donde el agua residual es tratada y reutilizada inyectándose de regreso al río Colorado, de donde se abastecen, hasta 17 veces.

Gracias a estos aprendizajes, la empresa que dirige Nannetti echó a andar desde 2009 un proyecto que parece estar dando buenos resultados: Aguas de la Prosperidad. Esta es una empresa que presta el servicio de acueducto, alcantarillado y aseo a más de 45.000 habitantes de una ciudadela que el Grupo Summa construyó en Madrid, Cundinamarca. Allí, gracias a la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) que construyeron exclusivamente para el proyecto, se trata el 100 % del agua, logrando niveles de remoción de hasta el 98 %.

Qué hacer con las aguas residuales tratadas (ART) era una pregunta que se hacían en Aguas de la Prosperidad. La respuesta a esta inquietud provocó dos innovaciones que, a criterio de Hugo Corzo, gestor operativo de la empresa, podrían ser ejemplo para el resto del país. La primera de ellas, dijo Corzo, tiene que ver con el aprovechamiento de estas aguas. Lo que sucede con las ART en el país es que son los ríos los encargados de purificarlas.

Así sucede, según Corzo, con las aguas que trata Bogotá y que van a parar al río Magdalena para que, más adelante, en ciudades como Barranquilla, sean captadas y tratadas para el consumo humano. “Lo que proponemos es, con las tecnologías que ya tenemos, hacer el trabajo que hace la naturaleza y entregarle al río un agua depurada”. Gracias a esto, la empresa no solo entrega un agua residual que cumple con los parámetros de vertimiento que obliga la ley, sino que la entrega además cumpliendo los parámetros de agua cruda para captación para consumo humano.

La segunda innovación, comentaron Corzo y Nannetti, es que, a diferencia del resto del país, donde las aguas tratadas son entregadas río abajo, Aguas de la Prosperidad las quiere vertir río arriba, en el río Subachoque, para que puedan volver a ser aprovechadas por el municipio de Madrid, luego de que pasen, nuevamente, por la planta de tratamiento de agua potable. Según Nannetti, si se siguiera este modelo, el 78 % del consumo del municipio se podría dar de esas mismas aguas.

Si en la Sabana de Bogotá y en la capital se siguiera un proceso de recirculación del agua similar al que se está empleando en Aguas de la Prosperidad, se podría pasar de abastecer a 22 millones de personas en el próximo siglo, 12 millones de personas más que en la actualidad, según las estimaciones de Nannetti.

Pero los aportes que hace el sector privado no siempre significan una carga “muy grande desde el punto de vista financiero” y pueden ser más sencillas, pero igual de importantes, como expuso Natalí Leal, gerente general de Opain, el concesionario que administra el Aeropuerto El Dorado. En la terminal aérea, por ejemplo, se recicla el 100 % de las aguas lluvias de la terminal internacional, las cuales se terminan utilizando en los sanitarios y las piletas del mismo aeropuerto. El aprovechamiento de las aguas lluvias en La Prosperidad, por ejemplo, les permitió abastecerse de agua potable durante un mes el año pasado.

Un río Bogotá descontaminado de aquí a 10 años

Durante el foro, el director de la CAR Cundinamarca dio un anuncio que genera esperanza para los bogotanos: “el río Bogotá lo podremos ver descontaminado en un horizonte de menos de 10 años”. Pero, para que el anuncio se vuelva realidad, se deben llevar a cabo procesos complejos y demorados que, a los ojos de algunos participantes del foro, obligan a tomar el anuncio con pinzas.

Para lograr ver el río Bogotá descontaminado, como dijo Ballesteros, se debe construir la PTAR de Canoas, una vieja deuda que no ha podido sacar adelante la región y se ha dilatado por varios años. Se trata del proyecto ambiental más importante del país, pues será la encargada de tratar el 70 % de las aguas residuales de Bogotá, así como el 100 % de Soacha. El funcionario aseguró que “antes de que se termine este primer semestre tendremos buenas noticias”, relacionadas con la actualización del costo de la obra, el modelo de construcción (en una o dos fases) y cómo será la operación.

A pesar de que el gobernador de Cundinamarca coincidió en la importancia que representa la PTAR Canoas para la región, advirtió que, en general, se enfrenta un gran problema con “el ecosistema de aprobación de los recursos para ejecutar grandes obras de infraestructura”, así como con los requerimientos técnicos que hacen las entidades. Rey se refirió a los planes departamentales de agua que se estructuraron hace 20 años, pero que ya no son una herramienta financiera contemporánea ni eficiente para responder a los retos de ahora. “Estamos trabajando con las herramientas de hace 20 años para conjurar la crisis de hoy”, expresó el gobernador, quien invitó al gobierno nacional a repensar estos instrumentos.

En lo que sí coinciden Ballesteros y Rey, así como otros participantes del foro, es que el fenómeno de la urbanización urbana no va a parar. Por eso, agregó el gobernador, se debe hacer de una forma ordenada. Pero, para lograrlo, apuntó el director de la CAR, hay que superar otra barrera que es el ordenamiento territorial, pues, hasta el momento, “hemos permitido crecimientos desbordados que sobrepasaron la capacidad de la cuenca”. Afortunadamente, señaló Ballesteros, la sentencia de descontaminación del río Bogotá ofrece herramientas de planificación para lograrlo. Mientras tanto, Rey insistió en que la Región Metropolitana es una figura que le permitiría al departamento concertar aspectos claves como el desarrollo urbano y la gestión de los servicios públicos, como el agua, entre otros.

Otros de los retos que existen, centrándose exclusivamente en la descontaminación del río Bogotá, tiene que ver con el desfinanciamiento que tienen las obras municipales. Según reveló durante el evento la magistrada Villamizar, sin contar la PTAR de Canoas, se requieren 3,1 billones de pesos para que los municipios de la región puedan construir la infraestructura que se requiere para lograr el objetivo. Aunque no está claro de dónde podrán salir los recursos, es optimista en que el gobierno Nacional, encabezado por el presidente Gustavo Petro, se comprometa a aportarlos.

Al cierre del evento, la rectora de la EAN recordó la pregunta que planteó al inicio sobre si avanzamos en la construcción de un círculo vicioso o uno virtuoso y aseguró que las respuestas “son muy esperanzadoras. Las capacidades que se han ido trabajando desde la misma promoción de la sentencia ha tenido consecuencias muy favorables en todas las entidades, tanto en lo público como en lo privado”.

Pese a esto, Baptiste aseguró que es en la ciudadanía donde quizás todavía no se ve una repercusión fuerte del trabajo que se viene adelantando, por lo que invitó a las universidades a asumir ese reto.

Para Baptiste es claro que “vamos a tener una cuenca bien manejada, con un río limpio y, sobre todo, que va a haber agua”, pero llegar a eso requiere unas medidas de responsabilidad y de manejo proporcionales, por lo que no se trata de “abrir las manos y esperar a que llueva”.

Ante esto, invitó a trabajar bajo el enfoque de urgencia adaptativa: “La presión climática nos está obligando a que todas estas ideas y capacidades realmente se lleven a feliz término lo antes posible. Eso requiere de política ambiental innovadora, de una revisión de los marcos y de atracción de talento para que sean realidad”.

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