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No hay estudiante de Biología Marina en el país que no sepa quién es Elvira Alvarado. Entre sus colegas y quienes se dedican a las ciencias del mar es conocida como “la mamá de los corales”. Y no es para menos. Por más de 40 años ella ha dedicado su vida, sus investigaciones y su tiempo a estudiar los arrecifes de coral en el Parque Nacional Natural Corales del Rosario. Hoy está al frente de importantes proyectos de restauración y reproducción de corales que son pioneros en Colombia y el Caribe. (Puede leer: ¿Hembra o macho? La difícil pregunta con el pirarucú, el gigantesco pez de río)
Su amor por el mar viene desde que era una niña. Pero fue una serie de televisión en blanco y negro, emitida a finales de la década de 1950, la que la convenció de que su lugar en el mundo era bajo el agua: Investigador submarino. Actualmente, es ella quien se ha convertido en referente de numerosas generaciones de biólogos marinos que quieren seguir investigando el mar. A quienes han tenido el privilegio de escucharla o han pasado por su salón de clases les ha contagiado de su fascinación por los corales.
La primera vez que la doctora Alvarado visitó el PNN Corales del Rosario, en 1978, estaba haciendo su pregrado en Biología Marina. Iba en séptimo semestre y era un área protegida recién creada. Pudo ver una barrera de corales “infranqueable”, que la dejó encantada desde entonces. “La primera vez que vine tuve el privilegio de conocer un arrecife sano, con una barrera con cobertura de coral alta, llena de corales saludables de distintas especies”, cuenta. “Pero un par de años después volví y vi que lo que había conocido ya no existía. Vi la paulatina desaparición de dos especies de corales ramificados, la sedimentación y los cambios en la calidad de agua. Me di cuenta de que el ecosistema estaba cambiando completamente y que los corales estaban desapareciendo. Fue un choque muy fuerte. Pero también fue cuando decidí quedarme”.
¿Por qué ha sido tan alta la mortalidad en tan poco tiempo? ¿Cuál es la causa? ¿Qué tanto tienen que ver los dragados del canal del Dique, el calentamiento del mar o las enfermedades de los corales? Los monitoreos que hizo mes a mes en los corales del área protegida, investigaciones, miles de horas en el laboratorio y aprendizajes de experiencias en otros países la llevaron a resolver muchas de esas inquietudes, pero también, a plantearse algunas nuevas: ¿qué podemos hacer? (Le puede interesar: Cop15 | Más de 1500 especies marinas están en riesgo de extinción)
Por eso no le tiembla la voz cuando se refiere al área protegida como “su parque”. “Creo que soy una de las personas más viejas que ha estado viniendo a este parque constantemente. Siempre he estado pendiente y he trabajado por estos arrecifes. Por eso es que creo que no se atreven a decirme que no es mi parque, sino que me preguntan si se los presto”, dice entre risas.
Aunque el PNN Corales del Rosario tiene cerca del 80 % de la cobertura coralina continental de Colombia, según las estaciones de monitoreo de Parques Nacionales y el Invemar, se estima que la supervivencia de los corales está en cerca del 30 %. Las enfermedades, el aumento de la temperatura del agua, el turismo desmedido y la contaminación han ido degradando el ecosistema. Pero no solo ocurre en Colombia. Se calcula que en los próximos 30 años se podría perder hasta el 90 % de la cobertura de corales vivos en el mundo. Solo entre 2009 y 2018 el planeta perdió alrededor de 11.700 kilómetros cuadrados de coral.
“Yo nunca he visto mi parque perdido. No creo que estemos todavía en un punto de no retorno”, afirma la bióloga marina. “Por eso vale la pena hacer restauración, y por eso es que aquí seguimos. Ese 30 % que queda nos da esperanza. No pretendemos que sea como antes, pero sí esperamos restaurar sus funciones”, explica. La restauración se ha convertido en una herramienta esencial para darles a estos ecosistemas una nueva oportunidad de sobrevivir en el próximo siglo. (También puede leer: Los 144.510 km2 de biodiversidad marina colombiana que acaban de ser reconocidos)
Proyectos pioneros para salvar los corales
A sus 65 años, Elvira Alvarado sigue buceando entre los corales del parque con un único propósito: ayudar a conservarlos antes de que sea demasiado tarde. Con tantas horas bajo el agua, ha desarrollado la habilidad de comunicarse sin necesidad de hablar (y de que la entiendan). En las largas jornadas de trabajo, nada hasta que se le encalambran las piernas. Y, cuando eso pasa, hace una maniobra para quitarse la contracción y seguir trabajando.
El esfuerzo de años la ha llevado a liderar dos grandes proyectos de restauración en el país. Uno de ellos tiene que ver con la reproducción asexual de los corales. En pocas palabras, esta técnica consiste en fragmentar colonias “madre” para que crezcan nuevas colonias de corales a partir de los pedazos pequeños, genéticamente iguales, que ayuden a aumentar rápidamente la cobertura de coral vivo en los arrecifes. En junio de este año, con la ayuda y participación de varios aliados, logró la siembra masiva de 13.500 fragmentos de coral de ocho especies en solo once días.
El otro ha sido su proyecto bandera: es una técnica que nunca se había implementado en Colombia: la restauración mediante la reproducción sexual y la cría masiva de larvas de corales de especies que están en estado de conservación crítico o muy vulnerables. Con este método también se busca enriquecer genéticamente estos ecosistemas, devolverles sus funciones, su tridimensionalidad y tratar de hacerlos más resistentes a los cambios y amenazas.
Con buceos nocturnos y muchas horas en el laboratorio se ha logrado tener un 99 % de fertilización en la reproducción asistida de corales. “Eso no se da en la naturaleza tan fácil”, asegura Alvarado. En septiembre de este año, científicos de todo el país se reunieron para capacitarse, con la doctora Alvarado, en esta técnica para replicarla en otros Parques Nacionales y arrecifes de Colombia y su zona insular. “Es una obligación, para quienes sabemos algo, capacitar a quienes puedan sumarse a este propósito. Los esfuerzos a nivel de nación tienen que ampliarse”, asegura. (Podría interesarle: Pesca artesanal del río Magdalena fue declarada como patrimonio cultural inmaterial)
Pero, además, esta estrategia podría ser la última herramienta para hacer frente a la enfermedad que llegó a los mares de Colombia: la pérdida de tejido coralino. Identificada por primera vez en los cayos del norte de San Andrés y Providencia, se ha expandido en pocos meses a, al menos, siete puntos del país. Es mucho más agresiva que otras enfermedades y puede acabar en pocos meses con colonias que llevan más de 300 años creciendo. Alvarado y su equipo ya están pensando en nuevas herramientas para, a través de la reproducción sexual, ayudar a repoblar los arrecifes que resulten devastados. Los resultados se podrán ver a largo plazo. Hay especies de corales que crecen solo tres milímetros por año. Pero la frase célebre de Alvarado mantiene el optimismo: “Hay que creerle a la biología”.