Erika López, guardiana de Malpelo, recibe importante reconocimiento internacional
Este sábado, la colombiana Érika López, directora de la Fundación Biodiversity Conservation Colombia, fue homenajeada por la organización internacional Women Divers Hall of Fame por su trabajo protegiendo el Santuario de Flora y Fauna de Malpelo a bordo del Catamarán Silky, el guardián de los tiburones y otras especies amenazadas por la pesca ilegal.
La organización Women Divers Hall of Fame se ha dedicado, desde hace más de 20 años, a reconocer y visibilizar el trabajo de mujeres buceadoras que han hecho contribuciones importantes a la exploración, comprensión, seguridad y conservación del mundo submarino.
Este sábado, la colombiana Érika López, directora de la Fundación Biodiversity Conservation Colombia, fue reconocida por la organización internacional como una de las mujeres líderes e innovadoras más notables en la comunidad del buceo. Recibió los “honores” de la organización internacional por su trabajo cuidando la Isla de Malpelo, uno de los tesoros de biodiversidad marina en el mundo.
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La organización Women Divers Hall of Fame se ha dedicado, desde hace más de 20 años, a reconocer y visibilizar el trabajo de mujeres buceadoras que han hecho contribuciones importantes a la exploración, comprensión, seguridad y conservación del mundo submarino.
Este sábado, la colombiana Érika López, directora de la Fundación Biodiversity Conservation Colombia, fue reconocida por la organización internacional como una de las mujeres líderes e innovadoras más notables en la comunidad del buceo. Recibió los “honores” de la organización internacional por su trabajo cuidando la Isla de Malpelo, uno de los tesoros de biodiversidad marina en el mundo.
“Hay 254 mujeres que hacen parte de este grupo, provenientes de 23 países de todo el mundo”, afirman desde WDHOF. Cada año se seleccionan nuevos miembros y, por primera vez, una colombiana hace parte de ese comité.
Desde la Fundación Biodiversity Conservation Colombia, Érika López se ha dedicado a proteger la biodiversidad del santuario de flora y fauna de Malpelo. “En el mundo del buceo internacional, este punto ha sido catalogado como uno de los mejores sitios de buceo con presencia de tiburones migratorios del Corredor Pacífico Oriental Tropical, que conecta a Malpelo con otras áreas marinas protegidas, como Galápagos (Ecuador), Cocos (Costa Rica) y Coiba (Panamá)”, señalan desde la organización.
Érika López y su lucha por proteger Malpelo
Erika López es ingeniera agrónoma de la Universidad Nacional y desde hace más de treinta años se ha dedicado al buceo. Además de hacer buceo industrial (llegando a profundidades a la que los buzos recreativos no llegan) fue instructora y guía de buceo. Durante años trabajó haciendo expediciones de turistas desde el barco Yemayá a las islas de Coiba, en Panamá, y Malpelo, reconociendo y recorriendo sus profundidades. Ya suma más de 10.000 inmersiones en el mar.
Por su trabajo en Malpelo ha establecido una relación cercana con la Armada Colombiana, Parques Nacionales Naturales y otras fundaciones y proyectos de conservación para ayudar a cuidar esta región del mundo. Durante sus visitas llevando turistas se dio cuenta también de la cantidad de amenazas que tenían estas especies únicas: decenas de barcos pesqueros recorrían el santuario a sus anchas para pescar tiburones altamente amenazados y protegidos.
“Cuando yo venía hace años con turistas, encontraba grandes escuelas de tiburón Silky a profundidades entre los seis y 25 metros. Era impresionante. Como eran altamente migratorios, había meses en los que estaban en la isla por un buen tiempo. Pero empezaron a desaparecer. No se volvieron a ver esas grandes escuelas de tiburones”, dice López. Esa realidad la llevó a crear la Fundación Biodiversity Conservation Colombia.
Para ella, la conservación es “estar presente”. Pero en Malpelo, ubicada a más de 36 horas de navegación desde la costa Pacífica colombiana, esa presencia constante es muy difícil. Mantener embarcaciones en un área tan remota resulta altamente costoso. “Se necesitaba una embarcación que tuviera bajo consumo de combustible, una vela, paneles solares, dirigida por un experto de la navegación, porque las condiciones en Malpelo son las más difíciles y variables”, explica López. ¿La mejor alternativa? Un catamarán.
Un joven altruista y conservacionista, Jacob Griffiths, y su familia, le dijeron a López que donarían el Catamarán si ella y su equipo, en apoyo con los demás guardianes de Malpelo (Fundación Malpelo, la Armada Nacional, Parques Naturales de Colombia, entre otras instituciones y fundaciones) hacían todo lo que estuviera a su alcance para mantener el ecosistema libre de pesca ilegal.
Así surgió un convenio sin precedentes. La Fundación Biodiversity Conservation, que dirige Érika López, presta el catamarán Silky y un bote de acceso para que todo el tiempo un funcionario de Parques Nacionales Naturales pueda hacer monitoreo del área protegida. Labor que la ha llevado a recibir hoy este importante reconocimiento en el mundo del buceo.