Gobierno avala obra en isla Gorgona: el debate por la construcción de muelle y radar
Varios investigadores creen que las obras avaladas por el gobierno en este Parque Nacional Natural van a generar algunos perjuicios en especies como tortugas marinas y murciélagos. El Minambiente y el Mindefensa sostienen que es un proyecto necesario.
César Giraldo Zuluaga
Al mediodía del lunes (12 de febrero), la ministra de Ambiente, Susana Muhamad, en compañía de sus homólogos de Defensa y Comercio, y de los directores de Parques Nacionales Naturales y de la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (Anla), hizo varios anuncios sorpresivos sobre un proyecto que, desde hace varios años, ha despertado un intenso debate entre varios actores del mundo ambiental: las obras que la Armada Nacional quiere adelantar en el Parque Nacional Natural Gorgona. (Puede leer: Obras en Gorgona: un debate sobre lo complejo de proteger áreas marinas)
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Al mediodía del lunes (12 de febrero), la ministra de Ambiente, Susana Muhamad, en compañía de sus homólogos de Defensa y Comercio, y de los directores de Parques Nacionales Naturales y de la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (Anla), hizo varios anuncios sorpresivos sobre un proyecto que, desde hace varios años, ha despertado un intenso debate entre varios actores del mundo ambiental: las obras que la Armada Nacional quiere adelantar en el Parque Nacional Natural Gorgona. (Puede leer: Obras en Gorgona: un debate sobre lo complejo de proteger áreas marinas)
“Si queremos convertir a Gorgona en uno de los puntos claves de investigación y de turismo de naturaleza, hemos avalado la construcción del muelle que permita que haya una dignificación de la isla”, dijo Muhamad, refiriéndose a una plataforma que tendrá 132 metros de largo. También se le dio luz verde a la ampliación de algunas instalaciones para que haya más presencia de infantes de marina: hoy hay 19 en el parque y la idea, según el ministro de Defensa, Iván Velásquez, es que haya, máximo, 28.
Frente a las pretensiones que tiene la Armada de instalar un radar sobre una torre de 55 metros en el cerro La Trinidad, el punto más alto de la isla, la ministra precisó que su instalación está condicionada a que las fuentes de energía que se utilicen para su operación sean 100 % renovables. Para esto, apuntó, será fundamental el plan de transición energética que también se anunció el lunes. Las alternativas, propuso Muhamad, es que el radar sea alimentado por energía generada en la pequeña central hidroeléctrica que hay en Gorgona, y que se va a modernizar, o de los paneles solares que se esperan instalar en los techos de las casas de la isla.
Además, la ministra dio a conocer que el radar ya no será financiado por la Sección de Asuntos Antinarcóticos y Aplicación de la Ley (INL, por su sigla en inglés), de la Embajada de los Estados Unidos. “El radar será 100 % financiado por el Ministerio de Defensa para que no queda ninguna duda de que es un radar que no se utilizara solamente para las operaciones de seguridad, que son necesarias, sino que además se utilizará para el control de la pesca ilegal (...)”. El financiamiento del resto de las obras, que oscila los 12 millones de dólares, de acuerdo con Velásquez, seguirá a cargo de esta agencia.
Para Muhamad, así como para Rodrigo Negrete, director de la Anla, las inquietudes y reparos manifestados por parte de científicos, comunidades del Pacífico y ambientalistas desde 2015, cuando la Armada Nacional recibió la licencia ambiental, fueron claves para “reforzar medidas que ya estaban planteadas e imponer algunas nuevas”. A lo que se refiere Negrete es a dos resoluciones, de mayo y diciembre de 2023, donde la autoridad le hace algunos requerimientos adicionales a la Armada para adelantar sus obras. (Le puede interesar: Laboratorios contra el cambio climático en uno de los humedales más grandes de Colombia)
Sin embargo, a varios académicos que hacen parte del Comité Científico del PNN Gorgona, el anuncio les genera varias preocupaciones, pues, a sus ojos, las obras pueden perjudicar la biodiversidad de esta isla.
El muelle, la obra más controvertida
A varios investigadores que siguieron la rueda de prensa del lunes, como los biólogos marinos Juan Armando Sánchez y Lilian Flórez, y los biólogos Alan Giraldo y Laura Benítez, les preocupó, en particular, una parte de la intervención de Negrete, el director de la Anla.
Según dijo Negrete (como se puede observar desde el minuto 20:20 de esta grabación), el muelle “se ubicaría en la zona donde funcionaba el antiguo muelle que existía desde la época en la que Gorgona era cárcel, o sea, la ubicación del muelle es una zona ya intervenida con antiguos pilotes que se destruyeron por el paso del tiempo (...)”. La preocupación, explican los científicos mencionados, surgió porque en la zona donde funcionó hace más de cuatro décadas el muelle existe un arrecife de coral que se ha venido recuperando de manera satisfactoria. Por eso, dicen algunos de ellos, temían que la nueva obra se adelantará en este frágil ecosistema.
Pero, como le aclaró Javier Bermúdez, Capitán de Navío de la Armada Nacional, a este diario, esta información fue imprecisa. Bermúdez cuenta que originalmente esta fue la ubicación elegida por la Armada para construir el muelle, pero que, al informárseles que allí había presencia de corales, optaron por modificar el lugar de construcción de la infraestructura. Ahora, dice el capitán, el muelle se construirá cerca del pequeño centro poblado (como se puede ver en la imagen que acompaña este artículo).
Pese a esta aclaración, aún persisten ciertas inquietudes sobre el impacto que tendrá la construcción de esta obra. A Alan Giraldo, PhD en oceanografía y uno de los autores del Plan de Manejo del PNN Gorgona, le preocupa lo que le pueda pasar a las tortugas marinas, las anguilas de jardín y los delfines moteados que se encuentran en el área donde se adelantará la construcción del muelle. (Puede interesarle: El gran dilema de los terraplenes en el bajo río Sinú)
Giraldo explica que en uno de los últimos requerimientos de la Anla se escogió a las ballenas jorobadas como especie sombrilla para pensar en las medidas de mitigación que se podían adoptar durante la construcción del muelle. Esto, apunta Bermúdez, de la Armada, fue así porque las ballenas son los animales “más sensibles” al ruido y perturbación que se pueda generar por las obras. La lógica, entonces, es que, al proteger a las ballenas, se protegen a todas las otras especies que habitan o transitan por la zona.
Por esta razón, comentó el director de la Anla, las obras del muelle se deberán adelantar antes del 1º de julio, fecha en la que se espera que arriben las ballenas jorobadas al Pacífico colombiano, y durante los periodos de baja mar, es decir, cuando la marea baja. Si bien Giraldo y Benítez reconocen que estas medidas pueden ser efectivas para proteger a estos gigantescos mamíferos marinos, no lo serían tanto para especies residentes como el delfín moteado, las tortugas marinas y las anguilas de jardín. Para Giraldo no es cierto, como afirmó Negrete, que en esa playa no haya presencia de tortugas marinas.
En esto coincide Diego Amorocho, biólogo con doctorado en Ciencias Biológicas y reconocido a nivel internacional por su trabajo con estos animales. Según se lee en el Plan de Manejo de tortugas marinas en el PNN Gorgona, del cual Amorocho es uno de los autores, cerca de la zona que se intervendrá se han reportado abundancias medias de tortugas, así como un área de reproducción.
En el caso de las anguilas de jardín, unos peces alargados que viven la mayor parte del tiempo enterrados en la arena, la situación es más compleja, pues no han sido tan investigados, como señala el biólogo marino José Tavera, uno de los pocos científicos que se han fijado en estos animales. Aunque los requerimientos de la Anla contemplan el ahuyentamiento o la reubicación de estos animales, Amorocho y Tavera califican estas medidas como “poco realistas”. Mientras Tavera cuestiona cómo harán para ahuyentar o reubicar a animales tan esquivos como las anguilas de jardín, Amorocho se pregunta cómo harán con las tortugas que no se observan porque van por debajo del mar. (También puede leer: Histórico informe revela el “alarmante estado” de las especies migratorias)
Un radar que podría afectar a los murciélagos
A Óscar Murillo, biólogo, zoólogo, doctor en ecología interdisciplinaria y miembro del Comité Científico, más allá de que el radar ya no sea financiado por Estados Unidos, le preocupa las afectaciones que este artefacto podría tener en los murciélagos que habitan la isla. Para él, no es cierto, como lo ha comunicado el Ministerio de Ambiente en varias piezas por redes sociales, que “el radar no ponga en riesgo a los murciélagos”.
A diferencia de lo que dice la cartera ambiental, Murillo recuerda los resultados de un estudio publicado en la revista académica Plos One en 2007, en el que se encontró que la actividad de los murciélagos se reducía en los hábitats que estaban expuestos a radiaciones electromagnéticas, como las que producen los radares, a pesar de que ellos utilizan otras ondas para localizarse.
Para Murillo, desconocer esta evidencia es grave, pues debido a la baja diversidad de aves que hay en la isla, los murciélagos adquieren mayor importancia en labores como la polinización, la dispersión de semillas y el control de insectos. “Si el radar llega a ahuyentar a los murciélagos, podría generar un impacto más amplio en los ecosistemas de la isla”. Además, al ubicar el radar en la isla, estos animales no tendrán a dónde desplazarse. Estas advertencias, dice el experto, no fueron tenidas en cuenta por la Anla, que en ningún requerimiento adicional le ordenó a la Armada adoptar medidas de prevención en la instalación del radar.
La presencia de la Armada y las tensiones con los investigadores
A finales de diciembre del año pasado, recuerda Murillo, un equipo de investigadores y funcionarios de PNN que él estaba coordinando, debía subir hasta el cerro La Trinidad, donde se instalará el radar, para monitorear, entre otros, a los murciélagos. “Este cerro -explica el biólogo- ha sido afectado por la construcción de la torre en donde se instalará el radar y será afectado por este; por eso es importante acceder a esa zona para saber cuál ha sido el impacto de las obras”.
Sin embargo, en el informe final que debía ser entregado a Parques, Murillo y su equipo hicieron una aclaración: “no se tuvo acceso a toda el área de esta zona debido a la restricción por parte de las autoridades militares”. Esta mención, dice el investigador, fue eliminada por solicitud de la entidad, pero el hecho permite evidenciar una situación que no solo le preocupa a Murillo: las restricciones que pueda imponer la Armada a ciertas zonas de la isla donde se adelantan trabajos de investigación científica. (Puede leer: MinAmbiente asegura que Canal del Dique sí requiere licencia ambiental)
Ante esta denuncia, el capitán Bermúdez, de la Armada, le respondió a El Espectador que en Gorgona “no hay áreas vedadas” y que a lo único que no tienen acceso los investigadores es a los equipos de la Armada. El funcionario también repitió una analogía utilizada por la ministra de Ambiente en la rueda de prensa del lunes para explicar cómo será el funcionamiento del parque: “si la isla fuera un municipio, el jefe del parque sería el alcalde y la Armada son como su cuerpo de seguridad. Tienen que hacerle caso al jefe de parques”. Para investigadores como Murillo y Giraldo, no es tan claro que esta situación vaya a ser así, como se plantea desde el gobierno.
Los investigadores esperan poder manifestar sus reparos en la audiencia pública que la ministra de Ambiente anunció en la ciudad de Cali, de la cual todavía no se tiene una fecha exacta. Si bien el inicio de las obras tampoco tiene un cronograma de inicio tan claro, acepta Bermúdez, una vez arranquen las intervenciones, deberán avanzar con la mayor rapidez posible, pues esperan hincar todos los pilotes del muelle en los próximos 139 días.