Guardianes de los corales en Colombia
La bióloga marina Elvira Alvarado ha dedicado su vida a estudiar los corales colombianos. Desde hace cuatro décadas ha luchado por la conservación y restauración de estos animales, claves para la vida submarina. En esta columna de opinión presenta el estado y la importancia de los corales, y presenta dos de las iniciativas del país en las que participa para ayudar a recuperarlos.
Elvira Alvarado Chacón*
Aunque los arrecifes cubren solo 0,2 % del fondo del océano, albergan al menos una cuarta parte de todas las especies marinas, constituyen un hábitat crucial y brindan protección costera, seguridad alimentaria y económica y trabajo para cientos de millones de personas. Los arrecifes de coral se encuentran en más de cien países. El valor de los bienes y servicios que generan se estima en US$2,7 billones por año, incluidos US$36.000 millones en turismo. A pesar de su indudable importancia para nosotros, están cada vez más amenazados. El informe de la UNEP del 2020 sobre el “estado de los arrecifes de coral del mundo” documenta la pérdida de aproximadamente el 14 % del coral global entre 2009 y 2018. Antes, eventos de blanqueamiento de coral, causados por las temperaturas elevadas de la superficie del mar, ya habían reducido la extensión de coral. Ejemplo de esto es el evento de 1998, que por sí solo causó la muerte del 8 % de los corales del mundo; pero no fue el único. Recientemente, entre 2015 y 2016, se registró el evento de blanqueamiento más severo en los arrecifes en todo el Indo-Pacífico, que causó hasta un 90 % de mortalidad de coral en el norte de la icónica Gran Barrera de Coral. Una de las mayores preocupaciones es que los intervalos entre estos episodios son cada vez más frecuentes. Asimismo, los impactos crónicos de destrucción de hábitats, el desarrollo costero insostenible y la disminución de la calidad del agua por contaminantes y sedimentación, entre muchos otros factores, continúan siendo un gran limitante para la recuperación de los arrecifes de coral. Ahí radica la urgente necesidad de “gestionar y proteger sosteniblemente los ecosistemas marinos y costeros para evitar efectos adversos importantes, incluso fortaleciendo su resiliencia, y adoptar medidas para restaurarlos a fin de restablecer la salud y la productividad de los océanos”, una de las metas consideradas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) tan vigentes en el Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas, lanzado como un “grito de guerra mundial para sanar nuestro planeta”.
En definitiva, es en extremo preocupante la pérdida continua de áreas de arrecifes de coral y su falta de recuperación natural. Ello nos ha llevado a diseñar e implementar acciones de restauración activa (participación directa en el medio) con el fin de establecer poblaciones autosuficientes, que a futuro se reproduzcan sexualmente, con suficiente variación genética que les permita adaptarse al ambiente cambiante al que los estamos sometiendo. En particular, en Colombia, varios grupos hemos emprendido acciones para restaurar algunos de los arrecifes. ¿Cómo? A través de la cría de fragmentos en guarderías, usando la reproducción asexual de las especies; así como con la cría de larvas de ciertas especies de coral, usando la reproducción sexual. Aún estamos en escalas pequeñas, experimentales, pero que con el tiempo nos permitirán restaurar a gran escala. Entre 1993 y 1997 iniciamos unos ensayos en la Universidad Jorge Tadeo Lozano con el apoyo de Colciencias y hoy en día (marzo 4 del 2022), Colombia tiene varios grupos trabajando en la restauración en los arrecifes. En particular hay dos iniciativas grandes y ambiciosas este año. La de cría de larvas de coral (vía sexual) liderada por Ecomares en unión con el Parque Nacional Natural Corales del Rosario, la Universidad del Magdalena, la Universidad Jorge Tadeo Lozano, el Oceanario Islas del Rosario, Diving Planet, Agenda del Mar y Secore International y, por otro lado, la del millón de corales (vía asexual), liderada por el Ministerio del Ambiente, Conservación Internacional y Corales de Paz en la que participan corporaciones (Coralina), Parques Nacionales Naturales, Universidades (Valle, Javeriana de Cali), ONG (Ecomares, Fundación Malpelo y Blue Indigo) y otras organizaciones. Tenemos iniciativas, interés, voluntad, conciencia de lo que pasa y lo que hay que hacer, pero los resultados se verán a largo plazo. Hay que sembrar hoy para cosechar en un futuro. Estas especies se demoran, pero hay esperanza.
*Elvira Alvarado es la directora ejecutiva de la Fundación para la Investigación y Conservación de la Biodiversidad Marina (Ecomares).
Este texto hace parte del gran especial de aniversario de los 135 años de El Espectador, que analiza cómo podemos tener un futuro más sostenible. Encuentre aquí el especial completo.
Aunque los arrecifes cubren solo 0,2 % del fondo del océano, albergan al menos una cuarta parte de todas las especies marinas, constituyen un hábitat crucial y brindan protección costera, seguridad alimentaria y económica y trabajo para cientos de millones de personas. Los arrecifes de coral se encuentran en más de cien países. El valor de los bienes y servicios que generan se estima en US$2,7 billones por año, incluidos US$36.000 millones en turismo. A pesar de su indudable importancia para nosotros, están cada vez más amenazados. El informe de la UNEP del 2020 sobre el “estado de los arrecifes de coral del mundo” documenta la pérdida de aproximadamente el 14 % del coral global entre 2009 y 2018. Antes, eventos de blanqueamiento de coral, causados por las temperaturas elevadas de la superficie del mar, ya habían reducido la extensión de coral. Ejemplo de esto es el evento de 1998, que por sí solo causó la muerte del 8 % de los corales del mundo; pero no fue el único. Recientemente, entre 2015 y 2016, se registró el evento de blanqueamiento más severo en los arrecifes en todo el Indo-Pacífico, que causó hasta un 90 % de mortalidad de coral en el norte de la icónica Gran Barrera de Coral. Una de las mayores preocupaciones es que los intervalos entre estos episodios son cada vez más frecuentes. Asimismo, los impactos crónicos de destrucción de hábitats, el desarrollo costero insostenible y la disminución de la calidad del agua por contaminantes y sedimentación, entre muchos otros factores, continúan siendo un gran limitante para la recuperación de los arrecifes de coral. Ahí radica la urgente necesidad de “gestionar y proteger sosteniblemente los ecosistemas marinos y costeros para evitar efectos adversos importantes, incluso fortaleciendo su resiliencia, y adoptar medidas para restaurarlos a fin de restablecer la salud y la productividad de los océanos”, una de las metas consideradas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) tan vigentes en el Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas, lanzado como un “grito de guerra mundial para sanar nuestro planeta”.
En definitiva, es en extremo preocupante la pérdida continua de áreas de arrecifes de coral y su falta de recuperación natural. Ello nos ha llevado a diseñar e implementar acciones de restauración activa (participación directa en el medio) con el fin de establecer poblaciones autosuficientes, que a futuro se reproduzcan sexualmente, con suficiente variación genética que les permita adaptarse al ambiente cambiante al que los estamos sometiendo. En particular, en Colombia, varios grupos hemos emprendido acciones para restaurar algunos de los arrecifes. ¿Cómo? A través de la cría de fragmentos en guarderías, usando la reproducción asexual de las especies; así como con la cría de larvas de ciertas especies de coral, usando la reproducción sexual. Aún estamos en escalas pequeñas, experimentales, pero que con el tiempo nos permitirán restaurar a gran escala. Entre 1993 y 1997 iniciamos unos ensayos en la Universidad Jorge Tadeo Lozano con el apoyo de Colciencias y hoy en día (marzo 4 del 2022), Colombia tiene varios grupos trabajando en la restauración en los arrecifes. En particular hay dos iniciativas grandes y ambiciosas este año. La de cría de larvas de coral (vía sexual) liderada por Ecomares en unión con el Parque Nacional Natural Corales del Rosario, la Universidad del Magdalena, la Universidad Jorge Tadeo Lozano, el Oceanario Islas del Rosario, Diving Planet, Agenda del Mar y Secore International y, por otro lado, la del millón de corales (vía asexual), liderada por el Ministerio del Ambiente, Conservación Internacional y Corales de Paz en la que participan corporaciones (Coralina), Parques Nacionales Naturales, Universidades (Valle, Javeriana de Cali), ONG (Ecomares, Fundación Malpelo y Blue Indigo) y otras organizaciones. Tenemos iniciativas, interés, voluntad, conciencia de lo que pasa y lo que hay que hacer, pero los resultados se verán a largo plazo. Hay que sembrar hoy para cosechar en un futuro. Estas especies se demoran, pero hay esperanza.
*Elvira Alvarado es la directora ejecutiva de la Fundación para la Investigación y Conservación de la Biodiversidad Marina (Ecomares).
Este texto hace parte del gran especial de aniversario de los 135 años de El Espectador, que analiza cómo podemos tener un futuro más sostenible. Encuentre aquí el especial completo.