¿Hembra o macho? La difícil pregunta con el pirarucú, el gigantesco pez de río
La poca información que hay sobre este emblemático pez de la Amazonía y la carencia de características físicas para diferenciar los machos de las hembras, son algunas de las razones por las que se encuentra en peligro de extinción. Este método busca facilitar su reproducción
En las imponentes aguas de la Amazonía colombiana, puntualmente en la cuenca del río Putumayo, es común ver al pez de agua dulce más grande del mundo, que puede llegar a medir hasta tres metros y pesar 200 kilogramos en promedio. Su nombre es el pirarucú, aunque también es conocido como Arapaima, especialmente en la Guyana, y como Paiche en Perú. (Puede leer: Cop15 | Más de 1500 especies marinas están en riesgo de extinción)
Hace once meses, Jair David, acuícola del municipio Valle del Guamuez, en Putumayo, adquirió cuatro de estos peces. Aunque durante su vida se ha dedicado a producir cachama, tilapia y sábalos, tomó la decisión de llevar este pez, emblemático de la Amazonía, cuyo kilo de carne puede llegar a costar 40.000 pesos en almacenes de cadena. Los pirarucú llegaron a su finca pesando aproximadamente diez kilos, y después de alimentarlos con concentrado y otros peces como las sardinas, ahora están entre los 25 y 30 kilos.
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En las imponentes aguas de la Amazonía colombiana, puntualmente en la cuenca del río Putumayo, es común ver al pez de agua dulce más grande del mundo, que puede llegar a medir hasta tres metros y pesar 200 kilogramos en promedio. Su nombre es el pirarucú, aunque también es conocido como Arapaima, especialmente en la Guyana, y como Paiche en Perú. (Puede leer: Cop15 | Más de 1500 especies marinas están en riesgo de extinción)
Hace once meses, Jair David, acuícola del municipio Valle del Guamuez, en Putumayo, adquirió cuatro de estos peces. Aunque durante su vida se ha dedicado a producir cachama, tilapia y sábalos, tomó la decisión de llevar este pez, emblemático de la Amazonía, cuyo kilo de carne puede llegar a costar 40.000 pesos en almacenes de cadena. Los pirarucú llegaron a su finca pesando aproximadamente diez kilos, y después de alimentarlos con concentrado y otros peces como las sardinas, ahora están entre los 25 y 30 kilos.
Aunque pronto entrarán a su etapa reproductiva, que normalmente se da cuando el pez mide 1,60 m y pesa entre los 40 y 60 kilos, Jair no sabe cuáles son machos y cuáles son hembras. “Estoy levantando un pie de cría para ver si logro reproducir pirarucú. Sin embargo, no hay una evidencia clara para diferenciar una hembra de un macho. No existe alguna característica física que los diferencie”, dice.
Durante años, los productores de este pez y algunos científicos pensaban que la forma de la cabeza del pirarucú diferenciaba a los machos de las hembras. Pero esto no es así. Al parecer, esta es solo una de las características que permite diferenciar las especies de pirarucú, que, por cierto, aún no han sido completamente definidas. Se dice que hay por lo menos cinco especies de este pez. (Le puede interesar: Los 144.510 km2 de biodiversidad marina colombiana que acaban de ser reconocidos)
Las únicas características que se pueden apreciar son visibles durante la reproducción, cuando la parte superior de la cabeza, el lomo y la aleta dorsal del macho se tornan negras, como parte de una estrategia para proteger a las crías que tienen el mismo color. El resguardo de las crías lo realiza el macho, estas nadan sobre su cabeza y al menor indicio de peligro se esconden en sus agallas. Investigadores de este pez han observado que, además, en esa época, el vientre del macho toma un color rojizo.
Pero para llegar hasta este punto de reproducción es clave descubrir su sexo. Aunque diferentes estudios han planteado métodos para lograrlo, estos podrían llegar a ser invasivos. Uno consiste en extraerle sangre al animal de la parte de la cola. Para esto hay que sacar el animal de su hábitat. El otro método es hacer una biopsia e introducir un cámara para ver si hay óvulos o espermatozoides, pero al hacerle una herida y dejarlo en el agua nuevamente, esta se podría infectar y causar la muerte del pez.
La dificultad para conocer su sexo, la poca información que hay en Colombia sobre el pirarucú, y el aumento de la pesca de esta especie, han hecho que este emblemático pez de la Amazonía se encuentre en peligro de extinción, según explica el zootecnista Dagoberto Martínez González, candidato a Doctor en Ciencias Agrarias en la línea de Producción Tropical de la Universidad Nacional (UNAL). Martínez adaptó una técnica de marcadores moleculares, que fue desarrollada en Perú y Brasil, para determinar el sexo de este pez de una manera más sencilla. (También puede leer: Arrancó en París la cumbre sobre las aguas subterráneas, ¿sabe qué son?)
“Lo que hago es cortar un pedazo muy pequeño de aleta, que vuelve y le crece al animal. De ahí extraemos aproximadamente 200 miligramos de ADN, aunque para el estudio solo son necesarios 50 miligramos. Al extraerlo se pone a replicar en una máquina que se llama termociclador. Si ahí me aparece una determinada banda es hembra, y si no aparece es un macho. Eso es lo que hacemos”, explica el hombre que trabaja en Putumayo hace más de 20 años.
Con esta técnica se logra establecer el sexo incluso con peces pequeños, de apenas tres meses. Con otras se debe esperar a que el pez esté en edad reproductiva, es decir, a los tres años y medio aproximadamente, para hacer los estudios, de acuerdo con el investigador. Esta técnica es un avance para asegurar la reproducción de este pez. “Nosotros logramos adaptarla y ya la tenemos estandarizada en la UNAL, para en un futuro brindar ese servicio a los productores en Colombia”, agrega Martínez.
Un dinosaurio del agua
El pirarucú, además de su complejidad para conocer el sexo, tiene otras características que lo hacen llamativo más allá de su tamaño. Dagoberto, quien se ha encargado de estudiarlo detalladamente en Colombia, explica que “este animal hace parte de una familia de peces que es poco evolucionada, su lengua es un hueso. Él no muerde las presas, lo que hace es succionarlas y las digiere. Al considerarse poco evolucionado, es como decir que tenemos un dinosaurio del agua”.
A esta característica se suma su manera de respirar. “Este pez toma oxígeno del aire, no depende del oxígeno del agua. Eso lo hace dependiendo del ejercicio que está haciendo. Si está muy tranquilo sale cada 20 minutos. Si está en plena pesca, o si hacen algún movimiento en el lugar donde los tienen, se agita y sale cada cinco minutos. Respira y vuelve al agua. Sin embargo, puede tomar oxígeno estando en el agua también, pero sus agallas no son tan densas como para hacerlo de esa manera”, explica.
Además, su carne es muy apetecida gracias a su alto valor nutritivo, poco olor y sabor a pescado, y su color rosado. Sin embargo, entre el 1º de octubre y el 15 de marzo está prohibido su pesca en la cuenca amazónica de Colombia, ya que durante este tiempo se da su periodo de reproducción. b
“Eso lo estableció el gobierno nacional hace 30 años. A partir de marzo se supone que ya están grandes, de unos 40 centímetros, y ya se pueden defender. En cuanto a producción, legalmente está para la región amazónica, es decir para Caquetá, Putumayo y Amazonas. En el resto del país no es legal cultivarlo porque no se han elaborado los manuales para tenerlo en cautiverio de forma controlada”, concluye el investigador, quien espera en los próximos años determinar las especies de pirarucú que hay en el río Putumayo.