La actividad humana podría asfixiar a los arrecifes del Caribe
Un nuevo estudio internacional advierte que la acumulación en aguas someras de fertilizantes y nutrientes de origen antrópico podría dejar a los arrecifes de coral del Caribe sin oxígeno, un proceso que ya se ha observado a más profundidad. Esta hipoxia puede causar la desaparición de muchas especies del ecosistema.
Un estudio conjunto del Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC) de Barcelona y del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI) publicado recientemente en la revista Ecography ha reconstruido las condiciones ambientales en las aguas poco profundas del Caribe durante los últimos 2000 años, y ha determinado que la actividad humana está creando una situación de hipoxia —falta de oxígeno— en la zona que ha afectado a los arrecifes de coral.
El equipo investigador comenzó su estudio en septiembre de 2017, después de que otro grupo de científicos documentara dos intensos eventos de hipoxia en la bahía del Almirante, ubicada cerca de la frontera de Panamá con Costa Rica, que contribuyeron a la muerte de muchas especies corales.
Lea: El plan para cartografiar todos los arrecifes de coral de la Tierra
Mediante la instalación de sondas de medición en distintos puntos y profundidades de la bahía, los autores advirtieron que el agua presentaba niveles de oxígeno muy bajos en las zonas de la bahía más cercanas al continente, sobre todo a mayor profundidad, donde el agua se estanca más y se acumulan las aguas residuales y fertilizantes de las plantaciones cercanas.
Por contra, en los puntos de la bahía más próximos al océano abierto, las sondas midieron una tasa de oxígeno mayor gracias a la acción de las olas.
Hipoxia sin precedentes en la historia
Con el fin de averiguar si estos eventos de hipoxia aumentan en frecuencia debido a la acción humana, así como para saber si ya ocurrieron en el pasado, el equipo extrajo cuatro cilindros de sedimento —también llamados testimonios— en dos arrecifes corales situados a tres metros de profundidad, uno en situación de hipoxia y otro no.
Además, extrajeron dos testimonios adicionales en una parte más profunda (4,8 m) del arrecife hipóxico, donde actualmente los corales que lo forman están muertos.
Los expertos analizaron los isótopos de las conchas de los gasterópodos fósiles y con los resultados crearon una línea de tiempo, datando los fragmentos de coral contenidos en los sedimentos y clasificando los gasterópodos según el papel que desempeñan en el ecosistema (herbívoro, carnívoro o parásito).
Tras el análisis, se observó un incremento de la proporción de herbívoros y una disminución en los valores de isótopos de carbono en la parte más profunda del arrecife antes de que dejara de acumularse —y por tanto, muriera— hace aproximadamente 1.500 años, lo que sugiere que la hipoxia puede ser la causa del deterioro de la parte más profunda de la agrupación coral.
“También hallamos señales en la parte poco profunda del arrecife hipóxico que indican que la falta de oxigenación se está expandiendo sin precedentes históricos. Nuestra hipótesis se apoya en la distribución actual de oxígeno en la bahía comparada con los datos históricos disponibles”, explica Blanca Figuerola, la investigadora del ICM que ha liderado el estudio.
Señales de alerta sobre futuros cambios en los arrecifes del Caribe
El estudio revela que el momento en el que el arrecife dejó de crecer no coincide en el tiempo con cambios climáticos conocidos, pero sí con una expansión de las poblaciones humanas en la región. Esto indica que el desbroce del terreno podría haber causado un aumento de las aguas hipóxicas, al haber alimentado la escorrentía de nutrientes en la zona.
Lea: Las acciones pendientes para conservar los océanos en Colombia
“Nuestros datos históricos ponen de manifiesto que si no se reduce la contaminación, los arrecifes más someros y relativamente más saludables podrían experimentar el mismo final que los más profundos”, alerta el investigador del STRI y coautor del estudio Aaron O’Dea.
“Fue muy emocionante descubrir que los gasterópodos pueden contener información importante sobre las condiciones hipóxicas pasadas y pueden proporcionar señales de advertencia de cambios futuros en los arrecifes”, añade Figuerola, que espera poder repetir el mismo tipo de estudio en otros arrecifes para ahondar en las causas y las consecuencias de este tipo de eventos.
Un estudio conjunto del Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC) de Barcelona y del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI) publicado recientemente en la revista Ecography ha reconstruido las condiciones ambientales en las aguas poco profundas del Caribe durante los últimos 2000 años, y ha determinado que la actividad humana está creando una situación de hipoxia —falta de oxígeno— en la zona que ha afectado a los arrecifes de coral.
El equipo investigador comenzó su estudio en septiembre de 2017, después de que otro grupo de científicos documentara dos intensos eventos de hipoxia en la bahía del Almirante, ubicada cerca de la frontera de Panamá con Costa Rica, que contribuyeron a la muerte de muchas especies corales.
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Mediante la instalación de sondas de medición en distintos puntos y profundidades de la bahía, los autores advirtieron que el agua presentaba niveles de oxígeno muy bajos en las zonas de la bahía más cercanas al continente, sobre todo a mayor profundidad, donde el agua se estanca más y se acumulan las aguas residuales y fertilizantes de las plantaciones cercanas.
Por contra, en los puntos de la bahía más próximos al océano abierto, las sondas midieron una tasa de oxígeno mayor gracias a la acción de las olas.
Hipoxia sin precedentes en la historia
Con el fin de averiguar si estos eventos de hipoxia aumentan en frecuencia debido a la acción humana, así como para saber si ya ocurrieron en el pasado, el equipo extrajo cuatro cilindros de sedimento —también llamados testimonios— en dos arrecifes corales situados a tres metros de profundidad, uno en situación de hipoxia y otro no.
Además, extrajeron dos testimonios adicionales en una parte más profunda (4,8 m) del arrecife hipóxico, donde actualmente los corales que lo forman están muertos.
Los expertos analizaron los isótopos de las conchas de los gasterópodos fósiles y con los resultados crearon una línea de tiempo, datando los fragmentos de coral contenidos en los sedimentos y clasificando los gasterópodos según el papel que desempeñan en el ecosistema (herbívoro, carnívoro o parásito).
Tras el análisis, se observó un incremento de la proporción de herbívoros y una disminución en los valores de isótopos de carbono en la parte más profunda del arrecife antes de que dejara de acumularse —y por tanto, muriera— hace aproximadamente 1.500 años, lo que sugiere que la hipoxia puede ser la causa del deterioro de la parte más profunda de la agrupación coral.
“También hallamos señales en la parte poco profunda del arrecife hipóxico que indican que la falta de oxigenación se está expandiendo sin precedentes históricos. Nuestra hipótesis se apoya en la distribución actual de oxígeno en la bahía comparada con los datos históricos disponibles”, explica Blanca Figuerola, la investigadora del ICM que ha liderado el estudio.
Señales de alerta sobre futuros cambios en los arrecifes del Caribe
El estudio revela que el momento en el que el arrecife dejó de crecer no coincide en el tiempo con cambios climáticos conocidos, pero sí con una expansión de las poblaciones humanas en la región. Esto indica que el desbroce del terreno podría haber causado un aumento de las aguas hipóxicas, al haber alimentado la escorrentía de nutrientes en la zona.
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“Nuestros datos históricos ponen de manifiesto que si no se reduce la contaminación, los arrecifes más someros y relativamente más saludables podrían experimentar el mismo final que los más profundos”, alerta el investigador del STRI y coautor del estudio Aaron O’Dea.
“Fue muy emocionante descubrir que los gasterópodos pueden contener información importante sobre las condiciones hipóxicas pasadas y pueden proporcionar señales de advertencia de cambios futuros en los arrecifes”, añade Figuerola, que espera poder repetir el mismo tipo de estudio en otros arrecifes para ahondar en las causas y las consecuencias de este tipo de eventos.