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Mientras que el hemisferio norte vivía uno de los veranos más calurosos en la historia, rompiendo en varias ocasiones los registros de temperatura en los últimos meses, el hemisferio sur se encontraba en invierno, una temporada en la que los termómetros llegan a marcar por debajo de los -30 °C.
Sin embargo, se trató de un invierno inusual en esa región del planeta, según informó recientemente la NASA. Científicos de la Oficina de Modelado y Asimilación Global (GMAO, por su sigla en inglés) advirtieron sobre una serie de “perturbaciones extrañas” que se presentaron durante julio y agosto y para las que aún no encuentran una explicación clara.
La estratosfera, una de las capas de la atmósfera terrestre, que se encuentra a unos 30 kilómetros de altura sobre la Antártida, presenta corrientes de viento de hasta 300 kilómetros por hora durante el invierno. Debido a esto, es usual que las temperaturas allí ronden los -80 °C, que se mantienen gracias a que el viento forma algo llamado vórtice polar.
Ese vórtice suele tener una forma circular vista desde los instrumentos de observación de la NASA. Sin embargo, el comportamiento de esos vientos cambió durante los meses que duró el invierno, haciendo que el vórtice fuera más pequeño y alargado.
El impacto en las temperaturas fue notorio. El 7 de junio se dio un aumento de 15 °C en la temperatura promedio, siendo el registro más alto para ese mes durante los últimos 44 años, desde que funcionan los sistemas de monitoreo de esa región del planeta. Después, el 5 de agosto, luego de algunos días en los que la temperatura volvió a enfriarse, se registró un aumento de 17 °C en la estratosfera.
El promedio de todos el mes de julio también fue inusual, teniendo una temperatura 4 °C por encima de lo normal, siendo el quinto julio más caluroso desde que se tienen registros, algo que también ocurrió en 1991.
Además de ser inusual, los científicos aún no tienen una explicación clara sobre por qué sucedió. Los cambios en la temperatura que se registra en la superficie pueden explicarse debido a diferentes fenómenos, como los cambios en la cantidad de precipitaciones, la disminución de coberturas de bosque que sirven como reguladores, entre otros.
Sin embargo, en la estratosfera influyen fenómenos muy diferentes. “Las variaciones en las temperaturas de la superficie del mar y el hielo marino pueden perturbar estos sistemas meteorológicos a gran escala en la troposfera que se propagan hacia arriba. Pero la atribución de por qué se desarrollan estos sistemas es realmente difícil de hacer”, explicó en un comunicado el científico Paul Newman, quien hace parte del GMAO.
Ese observatorio seguirá monitoreando constantemente los cambios de temperatura que se están presentando en la estratosfera, para mejorar la comprensión que se tiene sobre estos, pero también para conocer la forma en la que están afectando las dinámicas meteorológicas en esa capa de la atmósfera.
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