La minería en aguas poco profundas no sería mejor para el ambiente
La minería de los fondos marinos a menudo se enmarca como una alternativa más sostenible a la minería terrestre, pero un nuevo estudio dice que no se han hecho análisis detallados para demostrar que pudiera ser una opción ambientalmente sostenible.
En Colombia, estamos viviendo semanas en donde el concepto de transición energética está en boca de muchos, en parte por la posición del nuevo gobierno, que la ha hecho una de sus banderas en la lucha contra el cambio climático, por ejemplo. Alcanzar un escenario en donde las tecnologías de la transición energética, como las baterías eléctricas o paneles solares, estén cada vez más presentes traerá varios retos.
Tal vez una de las primeras preguntas que nos debemos hacer es: ¿podemos producir estas tecnologías en grandes cantidades? ¿Tenemos los materiales que se necesitan? Las baterías para almacenar energía renovable, y que impulsan los carros eléctricos, necesitan materiales que no son tan fáciles de obtener por medio de la minería tradicional, como el litio, cobalto y níquel. (También puede leer: Onda tropical en el Atlántico tiene 40 % de probabilidad de convertirse en ciclón)
La respuesta a esta demanda creciente, para algunos, reposa en los fondos marinos, pues hay evidencia de que, en las profundidades del mar, hay un gran potencial para encontrar los materiales que la descarbonización requiere. La idea de llevar a cabo esta minería marina ya provoca reacciones adversas, porque es una actividad que, probablemente, irrumpiría y afectaría varios ecosistemas marinos importantes.
¿Podría la respuesta estar, entonces, en desarrollar la actividad en aguas poco profundas? Un nuevo estudio, publicado en la revista Trends in Ecology and Evolution, argumenta que ese no es el caso, pues no ha habido un proceso evaluativo detallado y comparativo sobre las diferencias entre la minería en aguas poco profundas y la de aguas profundas. Para Laura Kaikkonen, quien participó en el estudio, entonces, no hay justificaciones para pensar que la minería en aguas poco profundas podría ser una buena alternativa ambiental en esta cuestión. (Le puede interesar: La saliva de este gusano podría descomponer rápidamente las bolsas de plástico)
Aunque es probable que las aguas poco profundas sean más tolerantes a factores asociados a la minería, como los fuertes ruidos, por su cercanía a la superficie, cualquier extracción de minerales en el fondo marino dará como resultado cambios ambientales, dice Kaikkonen. Un ejemplo que le dio al medio Popular Science es el impacto de la irrupción de minerales en el hábitat de los organismos del fondo marino. “Cuando ellos sufren, esos impactos se pueden sentir en toda la cadena de la vida marina”, dijo al portal.
Popular Science también consultó al profesor de ecología de aguas profundas, Andrew K. Sweetman, quien no participó en el estudio. Sweetman indicó que es probable que la actividad minera en aguas poco profundas contamine el medio ambiente marino con metales pesados, dañando diferentes tipos de hábitats.
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En Colombia, estamos viviendo semanas en donde el concepto de transición energética está en boca de muchos, en parte por la posición del nuevo gobierno, que la ha hecho una de sus banderas en la lucha contra el cambio climático, por ejemplo. Alcanzar un escenario en donde las tecnologías de la transición energética, como las baterías eléctricas o paneles solares, estén cada vez más presentes traerá varios retos.
Tal vez una de las primeras preguntas que nos debemos hacer es: ¿podemos producir estas tecnologías en grandes cantidades? ¿Tenemos los materiales que se necesitan? Las baterías para almacenar energía renovable, y que impulsan los carros eléctricos, necesitan materiales que no son tan fáciles de obtener por medio de la minería tradicional, como el litio, cobalto y níquel. (También puede leer: Onda tropical en el Atlántico tiene 40 % de probabilidad de convertirse en ciclón)
La respuesta a esta demanda creciente, para algunos, reposa en los fondos marinos, pues hay evidencia de que, en las profundidades del mar, hay un gran potencial para encontrar los materiales que la descarbonización requiere. La idea de llevar a cabo esta minería marina ya provoca reacciones adversas, porque es una actividad que, probablemente, irrumpiría y afectaría varios ecosistemas marinos importantes.
¿Podría la respuesta estar, entonces, en desarrollar la actividad en aguas poco profundas? Un nuevo estudio, publicado en la revista Trends in Ecology and Evolution, argumenta que ese no es el caso, pues no ha habido un proceso evaluativo detallado y comparativo sobre las diferencias entre la minería en aguas poco profundas y la de aguas profundas. Para Laura Kaikkonen, quien participó en el estudio, entonces, no hay justificaciones para pensar que la minería en aguas poco profundas podría ser una buena alternativa ambiental en esta cuestión. (Le puede interesar: La saliva de este gusano podría descomponer rápidamente las bolsas de plástico)
Aunque es probable que las aguas poco profundas sean más tolerantes a factores asociados a la minería, como los fuertes ruidos, por su cercanía a la superficie, cualquier extracción de minerales en el fondo marino dará como resultado cambios ambientales, dice Kaikkonen. Un ejemplo que le dio al medio Popular Science es el impacto de la irrupción de minerales en el hábitat de los organismos del fondo marino. “Cuando ellos sufren, esos impactos se pueden sentir en toda la cadena de la vida marina”, dijo al portal.
Popular Science también consultó al profesor de ecología de aguas profundas, Andrew K. Sweetman, quien no participó en el estudio. Sweetman indicó que es probable que la actividad minera en aguas poco profundas contamine el medio ambiente marino con metales pesados, dañando diferentes tipos de hábitats.
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