La minería marina afectaría la industria pesquera a nivel mundial, ¿por qué?
Un nuevo estudio habló sobre las consecuencias que podría traer la minería marina en la industria pesquera y sus consumidores. Además, el ecosistema de los peces y sus patrones migratorios también se verían afectados.
Luisa Fernanda Orozco
La minería marina podría afectar la manera como se consume pescado. A finales de julio, por primera vez en el mundo, se llevó a cabo una reunión para definir el futuro de esta actividad. Aunque al término de este encuentro se decidió que por ahora no se permitirá, no fue descartada por completo (Lea también: ¿Se avecina el primer proyecto de minería en el mar?).
De hecho, el debate se pospuso para dentro de un año, y es por eso que, según investigadores, la amenaza de lo que podría generar la explotación de minerales en el fondo del océano continúa latente, como las graves repercusiones que tendría en la industria pesquera.
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La minería marina podría afectar la manera como se consume pescado. A finales de julio, por primera vez en el mundo, se llevó a cabo una reunión para definir el futuro de esta actividad. Aunque al término de este encuentro se decidió que por ahora no se permitirá, no fue descartada por completo (Lea también: ¿Se avecina el primer proyecto de minería en el mar?).
De hecho, el debate se pospuso para dentro de un año, y es por eso que, según investigadores, la amenaza de lo que podría generar la explotación de minerales en el fondo del océano continúa latente, como las graves repercusiones que tendría en la industria pesquera.
Ese fue el motivo de investigación de un estudio publicado el 14 de julio en la revista Current Biology, que analizó lo que le ocurriría a tres especies de atún en caso de que la minería marina sea aprobada. La zona que se estudió fue la Clarion-Clipperton Zone (CCZ), uno de los puntos más diversos del mar que dobla el tamaño de la India y del que se desconoce el 92% de las especies que lo habitan. Aun así, es el lugar con mayor número de licencias de exploración para minería marina: tiene 13 y se cree que sus profundidades albergan gran cantidad de minerales, como cobre, níquel y cobalto, todos fundamentales para la transición energética (No se pierda: Venecia, rumbo a la lista negra de patrimonio mundial que está en peligro).
La realidad es que, como la minería marina es una actividad que no ha sido implementada todavía, sus consecuencias para el medio ambiente todavía están por verse. Sin embargo, en entrevista con El Espectador, el coautor de la investigación, Juliano Palacios Abrantes, Doctor en Zoología de la Universidad de Columbia Británica, dijo que “ya existe una incertidumbre sobre el impacto del cambio climático en la salud y el hábitat del atún. La minería en aguas profundas solo se sumará a esta incertidumbre, amenazando aún más a esta especie y a las pesquerías”.
¿Cuál es el riesgo de la minería marina para la industria pesquera?
Comencemos por lo básico: La minería marina consiste en la explotación de ciertos recursos en los fondos marinos, que suelen estar divididos en tres grupos: los sulfuros polimetálicos, las costras de ferromanganeso, y los nódulos polimetálicos. En ellos están reunidos millones de toneladas de metales, como cobre, níquel, cobalto o manganeso.
De hecho, la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA) dijo que, en términos de porcentajes, los depósitos minerales bajo el mar pueden suponer el 96 % del cobalto, el 84 % del níquel, el 79 % del manganeso y el 35 % del cobre del total de las reservas estimadas en el planeta. Así, una de las zonas clave sería la Clarion-Clipperton.
Ahora, respecto al reciente artículo publicado en Current Biology, los atunes no necesariamente viven en la CCZ, pero utilizan esa área del océano para su migración. Es por eso que, en palabras de Palacios, “la presencia de actividades de mineración pueden limitar el ingreso de los animales en esa zona, como sucede con los pájaros en las grandes metrópolis debido a la presencia humana y el ruido. Esto es importante ya que, de acuerdo a las predicciones, la Clarion-Clipperton es una zona en donde se espera que los atunes migren debido al cambio climático”, continúa él.
Las grandes empresas pesqueras también tienen miedo: el estudio se publicó con una carta en la que 32 grupos de esa industria pedían una pausa en el desarrollo de la minería de aguas profundas hasta que los impactos socioeconómicos y ambientales pudieran analizarse más a fondo. Entre los firmantes se encuentra, por ejemplo, la Alianza Global de Atún, cuyos 48 socios de la industria representan el 32% del comercio mundial de esta especie.
Pero, ¿cuáles son esas amenazas a las que se refieren todos? En palabras de Daniel Suddaby, director ejecutivo de la Alianza Global de Atún, se trata de la posible escasez de alimentos, la interrupción de los ecosistemas y la agitación de los patrones migratorios de los atunes. Eso sin contar los escenarios de cambio climático que afectan de manera particular al océano, por ejemplo, disminuyendo su papel como principal captador de carbono.
Ahora, en el estudio más reciente, los investigadores trabajaron con dos proyecciones diferentes sobre cómo el cambio climático afectaría a tres especies de atún en la zona Clarion-Clipperton: el aleta amarilla (Thunnus albacares), el Listado (Katsuwonus pelamis) y el Patudo (Thunnus obesus). Uno de los resultados arrojó un dato preocupante: debido a los impactos del cambio climático en la migración de peces, su número aumentaría en las áreas asignadas para la minería en aguas profundas: el aleta amarilla crecería un 23%, el Listado un 30% y el Patudo un 10%. Esto, según los autores, se espera que suceda en 2050.
Pero, si aumentan las especies, ¿entonces cuál es el problema? Que, con la minería marina se generaría una gran cantidad de contaminación que podría afectar su comportamiento. El principal factor de riesgo, dicen los investigadores, son las “plumas de sedimento”, o sea el humo que se levantaría bajo el agua cuando comiencen las perforaciones.
También está la posibilidad de que las aguas residuales y el material fragmentado, producto de la minería, se descargue en el océano desde el buque minero. Dependiendo de la profundidad de la descarga, ambas prácticas podrían interrumpir la alimentación y la respiración del atún y sus presas, así como aumentar los niveles de la hormona de estrés de los peces.
Esos residuos podrían expandirse por cientos de kilómetros bajo el mar, impactando una amplia área de hábitats que, en últimas, podrían incorporarse a las redes alimentarias de aguas profundas y entrar en el suministro de otras especies, como los mariscos. Palacios explica que, según ese panorama, los consumidores también se verían afectados.
El ruido que generaría la explotación ha sido otro de los temas más abordados: su frecuencia y volumen podría afectar el comportamiento y el cuerpo de los atunes y sus presas, lo que, en últimas, se traduciría en un cambio de alimentación y migraciones reproductivas. Eso conllevaría a una reducción de su pesca en las áreas afectadas por la minería.
Por último, un aumento de la densidad de los buques mineros podría limitar o alterar las operaciones de los buques pesqueros.
“El Código de Minería actualmente no regula la profundidad de las plumas de descarga, mientras que las plumas tienen el potencial de extenderse ampliamente e impactar a las comunidades. Es por eso que nuestra investigación es fundamental para comprender los efectos de la minería en la pesca y considerar las regulaciones mineras no solo para las condiciones ambientales actuales, sino también para las futuras de cara al cambio climático”, explicó Jesse Van der Grient, del Instituto de Investigación Ambiental del Atlántico Sur.
¿Es inminente el comienzo de la minería marina?
La publicación del estudio fue crucial: sucedió antes de una reunión fundamental, y muy esperada, de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA) -el organismo internacional que regula las actividades minerales en alta mar- en Kingston, Jamaica. Allí, entre el 8 y el 24 de julio, se debatió la expiración de una regla que le pedía a la ISA que estableciera regulaciones sobre la minería en aguas profundas, lo que podría propiciar que la explotación comenzara de inmediato, según el oceanólogo Neil Nathan le dijo a El Espectador en ocasiones anteriores.
Después de un debate de más de 11 horas, se definió que no se concedería ningún título de explotación minera bajo el mar por el momento. En cambio, se definió que dentro de un año, en la próxima reunión de la ISA, se volvería a dar el debate para aprobar o no el primer proyecto.
Era de conocimiento público que muchos miembros de la ISA estaban luchando por una pausa en los avances de la explotación minera, pero, según Nathan, otras empresas que están haciendo exploraciones en la zona de Clarion-Clipperton están ejerciendo presión para que les puedan otorgar de manera definitiva el título y así comenzar a explotar. Ese es el caso de The Metals Company, que está realizando exploraciones en la CCZ, y es la compañía con más chance de ser la primera en comenzar con la minería marina en el mundo.
En países como Colombia todavía no hay contratos de exploración, pero en otros como Hawái ya se han tomado algunas medidas en caso de que esa práctica comience: en junio de este año, el gobernador Josh Green firmó una ley que inhabilitaba la navegación de barcos asociados a explotaciones mineras.