Con una nueva técnica investigadores colombianos estudian la biodiversidad cavernícola a través de rastros de ADN en el agua. / Juan Diego Guzmán
Antes de que Carlos Lasso fuera doctor en ciencias biológicas, o investigador sénior del Instituto Humboldt, e incluso antes de que hiciera su pregrado en biología, fue espeleólogo. Mientras sus amigos se interesaban por los deportes, el senderismo o el alpinismo, a él le apasionó el mundo subterráneo. A los 10 años empezó a recorrer las cuevas a las afueras de Madrid (España) con su hermano mayor; en su adolescencia, las de Venezuela, donde colaboró con la Sociedad Venezolana de Espeleología. Luego llegó a Colombia y, hasta hoy, hace parte...