Las ratas invasoras estarían transformando el comportamiento de estos peces
Los peces damisela, que habitan cerca a una serie de islas del Océano Índico, están siendo menos agresivos en la defensa de su territorio. Un grupo de científicos encontró que el cambio en su comportamiento se debe a las ratas negras, una especie invasora que habita en las islas. Pero, ¿cómo pueden las ratas influir en el comportamiento de los peces? Le explicamos.
En cinco islas del Archipiélago de Chagos, un grupo de islas en el Océano Índico, los peces damisela (P. lacrymatus) se están volviendo menos agresivos en la defensa de sus parcelas de arrecifes de coral, de donde extraen las algas del césped, la base de su alimentación. Este cambio de comportamiento estaría siendo originado por otro animal que no habita los mares: la rata negra (Rattus rattus), una especie invasora en estas remotas islas. (Puede leer: El cambio climático podría causar un desastre en los océanos del mundo)
A esta conclusión llegaron un grupo de científicos de las universidades de Lancaster (Reino Unido) y de Lakehead (Canadá), tras estudiar diez islas del Archipiélago, de las cuales la mitad estaba infestada con las ratas invasoras, mientras la otra mitad estaba libre de esta especie. Sus resultados fueron publicados recientemente en Nature Ecology & Evolution.
Pero, ¿cómo es posible que el cambio de comportamiento de los peces damisela se deba por un animal que no vive en el agua? La razón, explican los investigadores, es sencilla. Pero, para entenderla, primero hay que hablar de las aves marinas y las ratas negras. (Le puede interesar: Un confuso proyecto de ley sobre pesca de tiburones y rayas marinas)
Las aves marinas que habitan estas islas en el Océano Índica suelen viajar a mar abierto para alimentarse, pero regresan a tierra firme para anidar. De regreso, defecan en el mar. Sus excrementos, que son depósito de nutrientes, son arrastrados por el mar y terminan fertilizando los arrecifes de coral donde viven los peces damisela.
Sin embargo, es común que las ratas invasoras ataquen y se coman a las aves marinas y sus huevos, lo que ha generado una reducción notable de la población de las aves en esas islas. Tanto así, que en las cinco islas donde está presente la especie invasora, los investigadores notaron que la densidad de las aves marinas es hasta 720 veces menor que en las islas libres de ratas. (También puede leer: MinAmbiente pidió a hidroeléctricas no realizar cierres de compuertas abruptos)
La disminución en la población de aves marinas conlleva a la reducción de los nutrientes disponibles en las áreas aledañas a las islas infestadas por ratas. De hecho, los científicos estimaron que en estas zonas, hay 251 veces menos nitrógeno fluyendo hacia los arrecifes de coral, lo que a su vez significa una restricción en el contenido de nutrientes de las algas para los peces damisela.
Acá es importante recordar que una de las características de estos peces es la defensa acérrima del territorio del cual se alimentan. Pero, la disminución de nutrientes ha conllevado a dos cambios en el comportamiento de los peces.
La primera tiene que ver con que ahora estos animales defienden territorios más grandes. Mientras los peces de las islas sin ratas tienen parcelas de medio metro, en promedio, los de islas infestadas con ratas, tienen parcelas hasta 20 centímetros más grandes. Esto se debe, como explicaron los autores de la investigación, a que “el césped de algas de las islas infestadas de ratas era menos rico en nutrientes debido a la falta de nutrientes derivados de las aves marinas”. (Puede interesarle: Denuncian fuerte sequía y mortandad de peces en la cuenca baja del río Sogamoso)
La segunda está relacionada con la agresividad que manifiestan para “defender” su terreno. Los peces damisela de islas con la especie invasora son “cinco veces más propensos a comportarse de forma menos agresiva que los que vivían en arrecifes adyacentes a islas sin ratas”, apuntan en el estudio.
Esto se debe, según explicó Rachel Gunn, autora principal del estudio y profesora de la Universidad de Tubinga (Alemania), a que “los peces joya de las islas libres de ratas defienden agresivamente su territorio porque el mayor contenido de nutrientes enriquecidos significa que obtienen ‘más por su dinero’, y esto hace que merezca la pena el coste energético necesario para defenderlo. Por el contrario, los peces de las islas infestadas de ratas se comportan de forma menos agresiva”.
“Creemos que la presencia de ratas está reduciendo el beneficio nutricional del césped hasta el punto de que casi no merece la pena luchar por él, que es lo que estamos observando con estos cambios de comportamiento”, apuntó Gunn. (Le puede interesar: Las piangueras transforman su arte en el Pacífico para proteger los manglares)
Esta investigación, la primera en demostrar los impactos que las ratas negras están generando en ecosistemas marinos, también sirve para reforzar el llamado a erradicar las ratas invasoras de las islas. “La eliminación de las ratas invasoras podría restablecer el comportamiento territorial de los peces damisela de cría, lo que a su vez podría beneficiar a la composición y resistencia de la comunidad de arrecifes de coral”, concluyó la científica.
Cabe recordar que las especies exóticas invasoras son una de las principales causas, junto al cambio en el uso del suelo, la sobreexplotación de peces, la contaminación y el cambio climático, de la pérdida de biodiversidad que enfrenta el planeta.
En cinco islas del Archipiélago de Chagos, un grupo de islas en el Océano Índico, los peces damisela (P. lacrymatus) se están volviendo menos agresivos en la defensa de sus parcelas de arrecifes de coral, de donde extraen las algas del césped, la base de su alimentación. Este cambio de comportamiento estaría siendo originado por otro animal que no habita los mares: la rata negra (Rattus rattus), una especie invasora en estas remotas islas. (Puede leer: El cambio climático podría causar un desastre en los océanos del mundo)
A esta conclusión llegaron un grupo de científicos de las universidades de Lancaster (Reino Unido) y de Lakehead (Canadá), tras estudiar diez islas del Archipiélago, de las cuales la mitad estaba infestada con las ratas invasoras, mientras la otra mitad estaba libre de esta especie. Sus resultados fueron publicados recientemente en Nature Ecology & Evolution.
Pero, ¿cómo es posible que el cambio de comportamiento de los peces damisela se deba por un animal que no vive en el agua? La razón, explican los investigadores, es sencilla. Pero, para entenderla, primero hay que hablar de las aves marinas y las ratas negras. (Le puede interesar: Un confuso proyecto de ley sobre pesca de tiburones y rayas marinas)
Las aves marinas que habitan estas islas en el Océano Índica suelen viajar a mar abierto para alimentarse, pero regresan a tierra firme para anidar. De regreso, defecan en el mar. Sus excrementos, que son depósito de nutrientes, son arrastrados por el mar y terminan fertilizando los arrecifes de coral donde viven los peces damisela.
Sin embargo, es común que las ratas invasoras ataquen y se coman a las aves marinas y sus huevos, lo que ha generado una reducción notable de la población de las aves en esas islas. Tanto así, que en las cinco islas donde está presente la especie invasora, los investigadores notaron que la densidad de las aves marinas es hasta 720 veces menor que en las islas libres de ratas. (También puede leer: MinAmbiente pidió a hidroeléctricas no realizar cierres de compuertas abruptos)
La disminución en la población de aves marinas conlleva a la reducción de los nutrientes disponibles en las áreas aledañas a las islas infestadas por ratas. De hecho, los científicos estimaron que en estas zonas, hay 251 veces menos nitrógeno fluyendo hacia los arrecifes de coral, lo que a su vez significa una restricción en el contenido de nutrientes de las algas para los peces damisela.
Acá es importante recordar que una de las características de estos peces es la defensa acérrima del territorio del cual se alimentan. Pero, la disminución de nutrientes ha conllevado a dos cambios en el comportamiento de los peces.
La primera tiene que ver con que ahora estos animales defienden territorios más grandes. Mientras los peces de las islas sin ratas tienen parcelas de medio metro, en promedio, los de islas infestadas con ratas, tienen parcelas hasta 20 centímetros más grandes. Esto se debe, como explicaron los autores de la investigación, a que “el césped de algas de las islas infestadas de ratas era menos rico en nutrientes debido a la falta de nutrientes derivados de las aves marinas”. (Puede interesarle: Denuncian fuerte sequía y mortandad de peces en la cuenca baja del río Sogamoso)
La segunda está relacionada con la agresividad que manifiestan para “defender” su terreno. Los peces damisela de islas con la especie invasora son “cinco veces más propensos a comportarse de forma menos agresiva que los que vivían en arrecifes adyacentes a islas sin ratas”, apuntan en el estudio.
Esto se debe, según explicó Rachel Gunn, autora principal del estudio y profesora de la Universidad de Tubinga (Alemania), a que “los peces joya de las islas libres de ratas defienden agresivamente su territorio porque el mayor contenido de nutrientes enriquecidos significa que obtienen ‘más por su dinero’, y esto hace que merezca la pena el coste energético necesario para defenderlo. Por el contrario, los peces de las islas infestadas de ratas se comportan de forma menos agresiva”.
“Creemos que la presencia de ratas está reduciendo el beneficio nutricional del césped hasta el punto de que casi no merece la pena luchar por él, que es lo que estamos observando con estos cambios de comportamiento”, apuntó Gunn. (Le puede interesar: Las piangueras transforman su arte en el Pacífico para proteger los manglares)
Esta investigación, la primera en demostrar los impactos que las ratas negras están generando en ecosistemas marinos, también sirve para reforzar el llamado a erradicar las ratas invasoras de las islas. “La eliminación de las ratas invasoras podría restablecer el comportamiento territorial de los peces damisela de cría, lo que a su vez podría beneficiar a la composición y resistencia de la comunidad de arrecifes de coral”, concluyó la científica.
Cabe recordar que las especies exóticas invasoras son una de las principales causas, junto al cambio en el uso del suelo, la sobreexplotación de peces, la contaminación y el cambio climático, de la pérdida de biodiversidad que enfrenta el planeta.