Las represas hidroeléctricas que ponen en riesgo el futuro de los ríos amazónicos
El futuro del río más largo y caudaloso del mundo estaría en riesgo por las más de 800 represas hidroeléctricas que están construidas o que se piensan construir en los próximos años sobre la cuenca. Los científicos que adelantaron el estudio advierten que los impactos se verían en las especies que habitan los ríos, pero también en la seguridad y soberanía alimentaria de las más de 45 millones de personas que habitan la región.
César Giraldo Zuluaga
Los bagres dorados, también conocidos como bagres goliat (Brachyplatystoma rousseauxii), nacen en el estuario brasileño, donde los ríos amazónicos desembocan en el océano Atlántico. Desde allí los alevinos emprenden un viaje hacia el noroccidente del continente en donde empezarán a madurar, crecer y alimentarse. El recorrido finaliza en la parte más alta de la cuenca del Amazonas, en el piedemonte andino de Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú, a poco más de 6.000 kilómetros del lugar donde nacieron. Esta es la migración de un pez de agua dulce más larga registrada en el mundo hasta el momento. (Puede leer: Las ratas invasoras estarían transformando el comportamiento de estos peces)
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Los bagres dorados, también conocidos como bagres goliat (Brachyplatystoma rousseauxii), nacen en el estuario brasileño, donde los ríos amazónicos desembocan en el océano Atlántico. Desde allí los alevinos emprenden un viaje hacia el noroccidente del continente en donde empezarán a madurar, crecer y alimentarse. El recorrido finaliza en la parte más alta de la cuenca del Amazonas, en el piedemonte andino de Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú, a poco más de 6.000 kilómetros del lugar donde nacieron. Esta es la migración de un pez de agua dulce más larga registrada en el mundo hasta el momento. (Puede leer: Las ratas invasoras estarían transformando el comportamiento de estos peces)
Como el bagre dorado, al menos otras 26 especies de peces de agua dulce realizan migraciones de más de 500 kilómetros a lo largo de los ríos amazónicos para completar sus ciclos de vida, así como la charapa arrau (Podocnemis expansa), la única tortuga de río con una migración tan larga o el icónico delfín rosado. Sin embargo, los recorridos de estas especies, que habitan a lo largo y ancho de la cuenca del Amazonas, podrían verse en peligro por cuenta de las represas usadas para proyectos hidroeléctricos, tanto las que están en operación como las que están siendo construidas o se planean construir, según un reciente estudio publicado en la revista científica Conservation Science and Practice.
De acuerdo con la investigación, llevada a cabo por 21 científicos de varios países que comprenden el Amazonas, los impactos de las 434 represas construidas o en proceso de construcción, más las 463 que están en planificación sobre los ríos en la cuenca del Amazonas, irían más allá de las alteraciones sobre las migraciones de peces, tortugas y delfines de río. Las más de 800 represas que podría llegar a esta cuenca “amenazan su integridad al disminuir la conectividad fluvial, alterar los caudales o cambiar los regímenes de sedimentos, lo que puede afectar a las especies de agua dulce”, explican los autores del trabajo. (Le puede interesar: El cambio climático podría causar un desastre en los océanos del mundo)
El impacto de las represas en los ecosistemas de agua dulce
Si bien por investigaciones previas los científicos sabían de los impactos que tienen las presas sobre las especies migratorias y las dinámicas hidrológicas o del ecosistema, no existía un estudio que permitiera estimar con mayor precisión las consecuencias que estas tendrían sobre los miles de ríos que conforman la cuenca del Amazonas. Para el reciente trabajo, los investigadores tuvieron en cuenta a las especies migratorias, pero también el “estado de conectividad de los ríos” que estimaron a partir de seis indicadores como el grado de fragmentación, el desarrollo de vías, la captura de sedimentos, entre otros.
Para Federico Mosquera, biólogo de la Fundación Omacha y uno de los autores del estudio, “los ríos son esenciales para garantizar los procesos de movimiento, migratorios y de conectividad entre las poblaciones de las diferentes especies de peces”. Además, resaltan los demás autores en el documento, “la importancia de estas especies migratorias de larga distancia está relacionada con su papel ecológico, su singularidad de comportamiento migratorio en agua dulce y como indicadores de conectividad y, al mismo tiempo, del estado de salud de la cuenca”. De ahí la necesidad de incluirlos en el análisis. (También puede leer: Un confuso proyecto de ley sobre pesca de tiburones y rayas marinas)
Pero, continúa Mosquera, en los ríos también se llevan a cabo una serie de procesos que pueden pasar desapercibidos a simple vista, pero que son fundamentales para que los ecosistemas se mantengan sanos. Uno de ellos, por ejemplo, es el intercambio de nutrientes que se da entre varios ríos tributarios y que es fundamental para que las especies más pequeñas, que se encuentran en la base de la cadena trófica, puedan alimentarse, reproducirse y, de igual manera, servir de alimento para especies más grandes.
Si un río tiene migración de peces e intercambio de nutrientes, los científicos lo denominan como un río de flujo libre. En términos más técnicos, se conocen como “corredores de conectividad de agua dulce” y se definen como “tramos fluviales de conectividad fluvial ininterrumpida que proporcionan un hábitat fluvial y de llanura de inundación importante para las especies migratorias de larga distancia y otras especies, y que mantienen las funciones ecosistémicas asociadas”. El objetivo del estudio era determinar cómo y cuántos ríos se verían afectados por la construcción de las represas.
Para hablar de los resultados, Mosquera prefiere comenzar desde lo general para luego abordar lo específico. Por eso destaca que el principal hallazgo de la investigación fue validar que la cuenca del Amazonas es un sistema extremadamente conectado. “Hay unos ríos específicos que transportan nutrientes, como los ríos andinos, entre los cuales están el Putumayo y el Caquetá, pero los ríos bolivianos o brasileños, que son de aguas claras porque el escudo de Brasil ya se erosionó y no aportan nutrientes, le aportan volumen de caudal a la cuenca”. (Puede interesarle: MinAmbiente pidió a hidroeléctricas no realizar cierres de compuertas abruptos)
Más allá de los impactos locales que conlleva cada una de las hidroeléctricas, el biólogo destaca que por la interconexión de la Amazonia, se van a generar unas consecuencias a escala regional que podrían verse, entre otras, en la “afectación al balance de minerales esenciales en los ecosistemas acuáticos, pero también en el balance hídrico, ya que las hidroeléctricas de Brasil retendrán unos niveles de agua importantes”.
Sin embargo, la investigación también fue capaz de determinar variaciones regionales e impactos diferenciados de acuerdo a la capacidad de las represas. El primer hallazgo del estudio, tiene que ver con que la mayoría de hidroeléctricas se encuentra ubicada en pequeños ríos y, por ende, los impactos en la conectividad serían reducidos. Pero, destacan que una pequeña proporción de presas de gran tamaño, como las del río Madeira, Tapajos, Xingu y Tocantins, todas ubicadas en Brasil, “causan reducciones sustanciales de la conectividad en ríos grandes y muy grandes a lo largo de grandes distancias”.
Dicho de otra manera, de 16 de los 26 ríos con más de 1000 kilómetros que se consideraban como caudalosos en 2019, solo nueve de ellos se considerarían caudalosos si se construyen todas las presas. Entre esos el Amazonas, el Negro, el Marañón, el Beni, el Ucayali, el Uraricoera y el Napo. En el caso de los ríos que son de importancia crítica para las especies migrantes de larga distancia, 18 ríos dejarían de ser considerados como de flujo libre si llegasen a materializarse todas las represas previstas, entre los que estarían, nuevamente, el Amazonas, el Negro, el Marañon, el Napo, el Ucayali y el Beni.
Aunque los investigadores advierten que el panorama de las más de 800 represas hidroeléctricas en la cuenca del Amazonas “representa el peor de los casos y es poco probable que se materialice tal como está” y, por lo tanto, no debería considerarse como una predicción de la situación a futuro, sí creen que sirve para estimar el impacto que puede llegar a tener sobre los ríos de la cuenca del Amazonas las intervenciones que se tienen pensadas adelantar.
Por su parte, Mosquera espera que esta investigación sirva para llamar la atención sobre los ecosistemas acuáticos de la Amazonia, que suelen recibir menor atención cuando se abordan las problemáticas regionales y que, como afirma el estudio, están subrepresentados en las áreas protegidas existentes. El biólogo concluye que será un insumo valioso ahora que la región amazónica vuelve a estar en el centro del debate ante la llegada de presidentes como Gustavo Petro en Colombia y Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil.