Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Este 20 de junio, el presidente Gustavo Petro sancionó la ley que busca evitar que busques transfieran especies exóticas a nuestros mares, uno de los principales problemas que enfrenta la biodiversidad del planeta.
Se trata de la Ley 2362 que, en palabras un poco más técnicas, aprueba el “Convenio Internacional para el Control y la Gestión del Agua de Lastre y los Sedimentos de los Buques”.
Ese documento fue emitido por la Organización Marítima Internacional (OMI) en 2004, luego de que los científicos descubrieran que había especies en ciertos lugares marítimos en los que no deberían estar.
Como se lee en la página web de la OMI, aunque la primera vez que detectaron ese fenómeno fue en 1903, solo hasta la década de 1970 se empezó a estudiar el problema en detalle.
“A finales de la década de 1980, Canadá y Australia se encontraban entre los países que experimentaban problemas particulares con las especies invasivas, y señalaron sus preocupaciones al Comité de protección del medio marino (MEPC) de la OMI”, dice la organización.
¿Por qué se presenta ese problema? La respuesta está en el agua que comenzaron a usar los buques como lastre para poder hacer sus viajes de manera más segura.
“Esta práctica reduce el esfuerzo en el casco, facilita la estabilidad transversal, mejora la propulsión y la maniobrabilidad, y compensa los cambios de peso como consecuencia de los distintos niveles de carga y el consumo de combustible y agua”, explica la OMI.
Sin embargo, esa agua de lastre también puede plantar enormes desafíos, pues, al contener una gran cantidad de especies marinas, incluidas bacterias, pequeños invertebrados, larvas o huevos, puede poner en aprietos la salud de un mar. Por eso es que es fundamental que se obligue a los buques a gestionarla de manera adecuada y segura.
De hecho, el Convenio que aceptó Colombia con la nueva ley, señala que todos los buques deben tener un plan de gestión del agua de lastre. “Tienen que llevar a bordo un libro de registro del agua de lastre y aplicar los procedimientos de gestión del agua de lastre de conformidad con una norma determinada. Las Partes en el Convenio tienen la opción de adoptar medidas adicionales de conformidad con los criterios establecidos en el Convenio y las Directrices de la OMI”, se lee en la página web de la organización.
Según cifras de la Dirección General Marítima y Portuaria (Dimar), que impulsó esta ley, junto con el Ministerio de Defensa y la Cancillería, a nivel global se transfieren anualmente entre tres y cinco billones de toneladas de agua de lastre.
🌳 📄 ¿Quieres conocer las últimas noticias sobre el ambiente? Te invitamos a verlas en El Espectador. 🐝🦜