Lograron una histórica ley para proteger las cavernas, pero aún no la reglamentan
A poco menos de dos meses de que se cumpla el período para que el Ministerio de Ambiente reglamente la ley que protege las cuevas y cavernas del país, académicos denuncian que el proceso ni siquiera ha empezado. Mientras tanto, dicen, el turismo no regulado y algunos proyectos mineros amenazan estos frágiles ecosistemas.
César Giraldo Zuluaga
En julio de 2022, la comunidad científica que investiga las cuevas y cavernas de Colombia recibió una buena noticia: el proyecto de ley que buscaba proteger el patrimonio espeleológico del país (como se conoce a estos ecosistemas) había superado los cuatro debates en el Congreso y solo restaba la sanción presidencial para que fuera parte de la normativa colombiana. (Lea: Aprobada la ley que busca la protección de las cavernas colombianas)
La noticia no solo era positiva porque obligaba al Estado a adoptar “medidas orientadas a la efectiva conservación, estudio científico, identificación, restauración y uso sostenible de este patrimonio”, sino porque el proyecto se había salvado de ser archivado por una solicitud inicial del Ministerio de Minas, pero la cartera se echó para atrás y apoyó la iniciativa. Sin embargo, la felicidad entre los espeleólogos duró poco. En el cuarto artículo de la Ley 2237 de 2022 se especifica que el Gobierno, a través del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, debía estructurar e implementar una mesa de trabajo para reglamentar la Ley. En palabras de Gonzalo Valdivieso, presidente de la Asociación Espeleológica Colombiana (Espeleocol), “la ley es como el esqueleto y la reglamentación son los músculos”.
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En julio de 2022, la comunidad científica que investiga las cuevas y cavernas de Colombia recibió una buena noticia: el proyecto de ley que buscaba proteger el patrimonio espeleológico del país (como se conoce a estos ecosistemas) había superado los cuatro debates en el Congreso y solo restaba la sanción presidencial para que fuera parte de la normativa colombiana. (Lea: Aprobada la ley que busca la protección de las cavernas colombianas)
La noticia no solo era positiva porque obligaba al Estado a adoptar “medidas orientadas a la efectiva conservación, estudio científico, identificación, restauración y uso sostenible de este patrimonio”, sino porque el proyecto se había salvado de ser archivado por una solicitud inicial del Ministerio de Minas, pero la cartera se echó para atrás y apoyó la iniciativa. Sin embargo, la felicidad entre los espeleólogos duró poco. En el cuarto artículo de la Ley 2237 de 2022 se especifica que el Gobierno, a través del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, debía estructurar e implementar una mesa de trabajo para reglamentar la Ley. En palabras de Gonzalo Valdivieso, presidente de la Asociación Espeleológica Colombiana (Espeleocol), “la ley es como el esqueleto y la reglamentación son los músculos”.
El problema, según denuncian académicos que estuvieron involucrados en el proyecto de ley, es que el plazo para reglamentar la ley vence el 8 de julio y, hasta el momento el Ministerio de Ambiente no ha iniciado las convocatorias a las mesas de trabajo. En estas deberán participar, entre otros, los ministerios de Cultura, Ciencias, Minas y Energía, el Servicio Geológico Colombiano, Parques Nacionales Naturales, universidades y asociaciones de espeleología, como la que preside Valdivieso.
De acuerdo con Natalia Uasapud, geóloga y docente de la Universidad Nacional, desde diciembre del año pasado han enviado derechos de petición a la cartera ambiental para saber cuáles son los avances sobre la reglamentación. La única respuesta que han recibido, dice Valdivieso, fue el 19 de abril, cuando Adriana Rivera, directora de Bosques, Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos del Ministerio, les dijo que, “dado que es necesario realizar gestión con diferentes entidades de Sistema Nacional Ambiental y demás interesados, en cuanto se tenga definida la ruta para la reglamentación se considerará a los interesados y se convocará a los espacios que sean necesarios”.
El Espectador buscó al Ministerio para saber si desde la respuesta de Rivera ha habido algún avance. Según manifestó la cartera, ya se realizó el análisis sobre “el instrumento de planificación idóneo para establecer los parámetros que orientarán la protección y conservación” de estos ecosistemas. Ahora, están “diseñando la ruta metodológica que se implementarán en las mesas establecidas por la ley”.
Para Uasapud, que también es secretaria adjunta de la Unión Internacional de Espeleología (UIS por sus siglas en inglés), es muy triste que la “tarea se quede a medias”. Se refiere a que la ley aprobada por el Congreso puede ser considerada pionera en el mundo, “pues otros países donde la investigación espeleológica es más avanzada, como Francia, aún no tienen una ley similar”. El problema es que sin la reglamentación no se materializa la ley. (Lea también: La riqueza que esconde la Colombia cavernícola)
Mientras tanto, a Valdivieso le preocupa que el día anterior a que se venza el plazo para la regulación se expida una “normativa a las carreras que no tenga en cuenta a todos los actores que involucran estos sistemas y que aborde los conflictos socioambientales alrededor de las cuevas y cavernas”.
Uno de los sectores llamados a hacer parte de la creación de la reglamentación es el turismo, coinciden Uasapud y Valdivieso. “Desde hace cinco años ha habido un auge del turismo de aventura y las cavernas se volvieron un destino. En parte es bonito, porque la gente conoce lugares nuevos, pero la consecuencia más grande que estamos viendo es la destrucción de estos”, dice la geóloga, quien adelanta su tesis de doctorado en el impacto de esta actividad sobre los ecosistemas kársticos (como se llaman técnicamente estos lugares).
Un buen ejemplo de esta problemática es la caverna Heider, en el corregimiento de La Danta, en Sonsón (Antioquia). Uasapud la lleva estudiando desde 2015. Cuando empezó a visitarla, la geóloga la recuerda como una caverna “con un piso arcilloso, llena de murciélagos y paredes blancas y hermosas”. Ocho años después, en gran parte del tramo que se puede recorrer, el suelo está compactado en un nivel avanzado o totalmente degradado y casi todas las paredes son ahora cafés o negras, pues las personas toman el lodo y ponen las manos en ellas. En su última visita, Uasapud no registró presencia de murciélagos y ahora describe a la caverna como “un barrial con paredes negras”.
Otro caso que, según Valdivieso, evidencia la urgencia de regular el espeleoturismo es la de la cueva del Nitro, en Zapatoca (Santander). Allí, la Alcaldía licitó la administración turística de la cueva. El problema, explica el presidente de Espeleocol, es que la empresa que ganó la licitación ha realizado unas obras para “embellecer” el lugar. Las intervenciones incluyen instalación de infraestructura y luces. El problema, explican ambos expertos, es que las luces y plataformas pueden afectar de manera irreversible el microclima de la cueva.
Si la infraestructura es metálica, dice Valdivieso, el óxido puede deteriorar el aire del lugar. Mientras tanto, explica Uasapud, las luces pueden reducir la humedad del lugar. “¿Qué va a pasar con los animales que están acostumbrados a esa humedad?”, se pregunta la geóloga. (Puede leer: La ANLA le pide requerimientos adicionales a la Armada para obras en Gorgona)
En marzo de este año, el alcalde del municipio, Hernán Agredo, le dijo al medio local Alerta Santanderes que estaban recibiendo asesoría de espeleólogos franceses para que las intervenciones no afectaran la cueva. Sin embargo, advierte Valdivieso, los expertos extranjeros no han contactado a Espeleocol para informar del acompañamiento que estarían realizando en Zapatoca, una omisión que sería sancionable por la UIS.
Además del turismo, la minería es otro sector que genera conflictos socioambientales en cuevas y cavernas, por lo cual ambos expertos coinciden en que también debe ser protagonista en las mesas de trabajo que aún no han sido convocadas.
Y es que en Colombia, explica Uasapud, los ecosistemas kársticos son, sobre todo, de caliza, una roca con muchos usos y llamativa para las empresas mineras, por lo que es inevitable que a las cavernas “lleguen este tipo de proyectos”. Aunque la académica reconoce que en el país la minería se ha hecho sin mayores problemas en cercanías, e incluso dentro de estos ecosistemas, la regulación es necesaria para proteger algunas de ellas y tener reglas de juego claras.
Si bien ambos académicos coinciden en que no se trata de satanizar o estigmatizar a ninguno de estos sectores, reconocen que hay mucho por mejorar y que es en la regulación donde las diversas visiones pueden encontrarse y ponerse de acuerdo para conservar el patrimonio espeleológico del país. “Se trata de regular para que las cosas se hagan bien, no para prohibir”, aclara Uasapud.
Mientras el Ministerio define la metodología para iniciar las mesas de trabajo, a mediados de mayo Espeleocol y la Universidad Nacional enviaron dos propuestas de agenda para que sean consideradas en el proceso. La de la Asociación contemplaba una sesión inaugural y siete complementarias para abordar, entre otros, aspectos como el turismo, la minería, la gobernanza ambiental y la conservación de estos ecosistemas. Según los expertos, el Ministerio no se ha manifestado al respecto. (Lea también: Descubren más de 5.000 especies de animales, pero estarían en peligro)
En caso de no cumplir lo ordenado en la ley, la cartera ambiental podría enfrentarse a sanciones administrativas o disciplinarias. Mientras tanto, Uasapud y Valdivieso le hacen un llamado al Ministerio para empezar el proceso de regulación, no tanto para cumplir con lo ordenado, sino para que, en realidad, el patrimonio espeleológico tenga una normativa robusta.
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