Los 144.510 km2 de biodiversidad marina colombiana que acaban de ser reconocidos
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza reconoció el enorme valor del triángulo que conforma Gorgona, Malpelo y Tribugá. Una de las científicas colombianas detrás de la decisión explica su importancia.
César Giraldo Zuluaga
Hace unos días, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), una de las entidades más importantes a nivel internacional en temas ambientales, tomó una decisión que pasó desapercibida en casi todos los medios del país. “Nos complace anunciar la identificación, luego de una revisión por pares, de “Áreas Importantes para los Mamíferos Marinos” (IMMA) que han sido identificadas por científicos latinoamericanos y que incluyen las aguas de Colombia: Gorgona-Tribugá-Malpelo”, informaron los copresidentes del grupo de trabajo que realizó el trabajo.
Además del área de Colombia, que comprende 144.510 kilómetros cuadrados, en el último anunció la UICN también reconoció otras 35 IMMAs en el Océano Pacífico tropical, desde el norte de México hasta el extremo sur de Chile. Pero, para entender la relevancia de este anuncio, es importante aclarar qué es una IMMA y qué busca la Unión al identificar estas áreas.
(Lea: Colombia, un país anfibio que tiene sus especies de agua dulce en peligro)
Para la primera pregunta, la UICN ofrece una respuesta concreta: “Las Áreas Importantes para los Mamíferos Marinos (IMMA) se definen como porciones discretas de hábitat, importantes para las especies de mamíferos marinos, que tienen el potencial de ser delimitadas y gestionadas para su conservación”. Sin embargo, a Isabel Cristina Ávila, bióloga marina colombiana que hizo parte del último grupo de trabajo, le gusta desmenuzar la idea que hay detrás de estas áreas.
Lo primero que anota Ávila, es que este es un trabajo que comenzó en 2013 y que se hace a nivel mundial “de forma estandarizada, es decir, siguiendo los mismos criterios para poder identificar dónde están esas áreas importantes para los mamíferos marinos”. En estos nueve años, la UICN y el grupo de trabajo especial que creó, han identificado 209 IMMAs, que se ubican principalmente en el hemisferio sur.
Desde entonces, el proceso es el mismo. La UICN identifica a un grupo de expertos regionales que son los encargados de proponer una porción que deba ser declarada bajo esta figura. Luego, considerando los criterios propuestos por la Unión, deben presentar un documento donde se sustente la propuesta, el cual será revisado por dos grupos de expertos del mismo grupo de trabajo y, finalmente, por académicos externos al proceso.
(Lea también: Carreteras y ferrocarriles planificados impactarán el hábitat de 2.500 especies)
Hay cuatro criterios que deben contemplarse en este proceso: el primero, es que haya poblaciones o especies vulnerables en el área; el segundo, es que exista distribución y abundancia de mamíferos marinos. El tercer aspecto a tener en cuenta es que sean espacios claves para actividades del ciclo de vida como dar a luz o cuidar a las crías. Por último, estos lugares deben tener “atributos especiales” sea por la particularidad de los animales que las habitan o por la diversidad de especies.
Para el grupo de trabajo colombiano, que se conformó hace casi dos años y que estuvo compuesto, además de Ávila, por Daniel Palacios, Dalia Barragán-Barrera y Natalia Botero, el área cumple con todos los criterios propuestos. Por ejemplo, sobre el segundo criterio, los científicos señalaron que la zona es un importante hábitat de delfines nariz de botella comunes (Tursiops truncatus), que aprovechan estas aguas para alimentarse, socializar e, incluso, reproducirse. Otras especies de delfines, como el manchado pantropical (Stenella attenuata) y el moteado, también transitan por la región.
Otro de los factores que ayudó a que la IMMA fuera identificada, tiene que ver con una de las especies más icónicas del Pacífico colombiano: la ballena jorobada (Megaptera novaeangliae australis). Esta región aloja a estos gigantescos cetáceos durante gran parte del segundo semestre del año, donde se reproducen y pasan los primeros meses con sus crías.
(Lea: Arrancó en París la cumbre sobre las aguas subterráneas, ¿sabe qué son?)
En términos generales, señalaron los académicos en el documento que presentaron para la identificación de esta IMMA, “la mayor densidad de avistamientos se ha registrado en un área aproximadamente triangular entre el golfo de Tribugá al norte, la isla Gorgona al sur y la isla Malpelo al oeste. Se ha documentado la presencia regular de un total de 13 especies de mamíferos marinos en la IMMA (...) También se conoce la presencia de otras siete especies en la zona con menor frecuencia”. Entre esas especies se encuentra el cachalote (Physeter macrocephalus), un animal que se encuentra en la categoría Vulnerable, según la UICN.
Sin embargo, tras celebrar que la propuesta fuera aceptada, Ávila hace una pausa para hacer una aclaración importante. “La propuesta de identificar estas IMMA’s no es que se maneje como un área marina protegida (AMP), un Parque Nacional o un Santuario. No se trata de prohibir la pesca, el paso de embarcaciones o el turismo. Las actividades humanas deben continuar, pero se deben tomar las precauciones necesarias para proteger a esos mamíferos marinos”.
En términos generales, las principales amenazas que enfrentan estas especies en el Pacífico colombiano, según recientes trabajos elaborados por el equipo científico colombiano, son la interacción con pesquería, principalmente con la industrial, el tráfico de embarcaciones, tanto por la contaminación acústica que generan como por los choques con los animales y, por último, la contaminación.
Precisamente, para establecer las medidas y estrategias que pondrá en marcha el país para proteger y conservar los animales en la IMMA recién identificada, expertos de la UICN se reunirán con las autoridades ambientales. Pero Ávila estima que todavía faltan entre tres y cuatro años para que esas reuniones se lleven a cabo, aunque mantiene la esperanza de que puedan ocurrir antes.
Mientras se realizan estos encuentros, la bióloga marina reconoce que la sola decisión de la UICN puede tener diversos impactos positivos. Una de ellas tiene que ver con que “haber identificado una zona importante que ha fomentado el estudio en esa área; es una justificación para que se lleven a cabo mayores estudios”.
Hace unos días, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), una de las entidades más importantes a nivel internacional en temas ambientales, tomó una decisión que pasó desapercibida en casi todos los medios del país. “Nos complace anunciar la identificación, luego de una revisión por pares, de “Áreas Importantes para los Mamíferos Marinos” (IMMA) que han sido identificadas por científicos latinoamericanos y que incluyen las aguas de Colombia: Gorgona-Tribugá-Malpelo”, informaron los copresidentes del grupo de trabajo que realizó el trabajo.
Además del área de Colombia, que comprende 144.510 kilómetros cuadrados, en el último anunció la UICN también reconoció otras 35 IMMAs en el Océano Pacífico tropical, desde el norte de México hasta el extremo sur de Chile. Pero, para entender la relevancia de este anuncio, es importante aclarar qué es una IMMA y qué busca la Unión al identificar estas áreas.
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Para la primera pregunta, la UICN ofrece una respuesta concreta: “Las Áreas Importantes para los Mamíferos Marinos (IMMA) se definen como porciones discretas de hábitat, importantes para las especies de mamíferos marinos, que tienen el potencial de ser delimitadas y gestionadas para su conservación”. Sin embargo, a Isabel Cristina Ávila, bióloga marina colombiana que hizo parte del último grupo de trabajo, le gusta desmenuzar la idea que hay detrás de estas áreas.
Lo primero que anota Ávila, es que este es un trabajo que comenzó en 2013 y que se hace a nivel mundial “de forma estandarizada, es decir, siguiendo los mismos criterios para poder identificar dónde están esas áreas importantes para los mamíferos marinos”. En estos nueve años, la UICN y el grupo de trabajo especial que creó, han identificado 209 IMMAs, que se ubican principalmente en el hemisferio sur.
Desde entonces, el proceso es el mismo. La UICN identifica a un grupo de expertos regionales que son los encargados de proponer una porción que deba ser declarada bajo esta figura. Luego, considerando los criterios propuestos por la Unión, deben presentar un documento donde se sustente la propuesta, el cual será revisado por dos grupos de expertos del mismo grupo de trabajo y, finalmente, por académicos externos al proceso.
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Hay cuatro criterios que deben contemplarse en este proceso: el primero, es que haya poblaciones o especies vulnerables en el área; el segundo, es que exista distribución y abundancia de mamíferos marinos. El tercer aspecto a tener en cuenta es que sean espacios claves para actividades del ciclo de vida como dar a luz o cuidar a las crías. Por último, estos lugares deben tener “atributos especiales” sea por la particularidad de los animales que las habitan o por la diversidad de especies.
Para el grupo de trabajo colombiano, que se conformó hace casi dos años y que estuvo compuesto, además de Ávila, por Daniel Palacios, Dalia Barragán-Barrera y Natalia Botero, el área cumple con todos los criterios propuestos. Por ejemplo, sobre el segundo criterio, los científicos señalaron que la zona es un importante hábitat de delfines nariz de botella comunes (Tursiops truncatus), que aprovechan estas aguas para alimentarse, socializar e, incluso, reproducirse. Otras especies de delfines, como el manchado pantropical (Stenella attenuata) y el moteado, también transitan por la región.
Otro de los factores que ayudó a que la IMMA fuera identificada, tiene que ver con una de las especies más icónicas del Pacífico colombiano: la ballena jorobada (Megaptera novaeangliae australis). Esta región aloja a estos gigantescos cetáceos durante gran parte del segundo semestre del año, donde se reproducen y pasan los primeros meses con sus crías.
(Lea: Arrancó en París la cumbre sobre las aguas subterráneas, ¿sabe qué son?)
En términos generales, señalaron los académicos en el documento que presentaron para la identificación de esta IMMA, “la mayor densidad de avistamientos se ha registrado en un área aproximadamente triangular entre el golfo de Tribugá al norte, la isla Gorgona al sur y la isla Malpelo al oeste. Se ha documentado la presencia regular de un total de 13 especies de mamíferos marinos en la IMMA (...) También se conoce la presencia de otras siete especies en la zona con menor frecuencia”. Entre esas especies se encuentra el cachalote (Physeter macrocephalus), un animal que se encuentra en la categoría Vulnerable, según la UICN.
Sin embargo, tras celebrar que la propuesta fuera aceptada, Ávila hace una pausa para hacer una aclaración importante. “La propuesta de identificar estas IMMA’s no es que se maneje como un área marina protegida (AMP), un Parque Nacional o un Santuario. No se trata de prohibir la pesca, el paso de embarcaciones o el turismo. Las actividades humanas deben continuar, pero se deben tomar las precauciones necesarias para proteger a esos mamíferos marinos”.
En términos generales, las principales amenazas que enfrentan estas especies en el Pacífico colombiano, según recientes trabajos elaborados por el equipo científico colombiano, son la interacción con pesquería, principalmente con la industrial, el tráfico de embarcaciones, tanto por la contaminación acústica que generan como por los choques con los animales y, por último, la contaminación.
Precisamente, para establecer las medidas y estrategias que pondrá en marcha el país para proteger y conservar los animales en la IMMA recién identificada, expertos de la UICN se reunirán con las autoridades ambientales. Pero Ávila estima que todavía faltan entre tres y cuatro años para que esas reuniones se lleven a cabo, aunque mantiene la esperanza de que puedan ocurrir antes.
Mientras se realizan estos encuentros, la bióloga marina reconoce que la sola decisión de la UICN puede tener diversos impactos positivos. Una de ellas tiene que ver con que “haber identificado una zona importante que ha fomentado el estudio en esa área; es una justificación para que se lleven a cabo mayores estudios”.