Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Para muchos organismos, la riqueza de especies es mayor cerca del ecuador, es decir, en latitudes tropicales bajas. Se cree que este patrón está relacionado con la intensidad de las interacciones entre ellas, como son la depredación y la competencia. (Le sugerimos: Colombia y 7 países más acuerdan un plan para combatir la basura marina)
Ecologistas y naturalistas sugieren que estas alcanzan su punto máximo cerca del ecuador y disminuyen hacia los polos, y que la intensidad en las interacciones impulsa la variabilidad en la distribución y riqueza de especies. Sin embargo, el apoyo empírico a esta hipótesis siempre ha sido limitado.
Ahora, un nuevo estudio llevado a cabo en dos océanos y a lo largo de un intervalo latitudinal muy extenso, revela que los mares más cálidos albergan tasas más altas de depredación de peces que los de agua fría.
Los hallazgos sugieren que el calentamiento climático puede tener una influencia predecible en el control top-down (‘de arriba hacia abajo’) de las comunidades marinas cercanas a la costa.
En ecología el concepto de regulación top-down se refiere a los procesos en que los depredadores pueden provocar cambios en las poblaciones de sus presas. Estas alteraciones en la intensidad de la depredación pueden determinar modificaciones, tanto en los tipos como en su abundancia relativa. Por ejemplo, si los depredadores son especialmente activos en este aspecto, podría producirse una reducción en la cantidad de presas o su comportamiento podría verse alterado. (Le puede interesar: El “oasis” que encontraron las expediciones a las montañas submarinas de Colombia)
Los autores de este trabajo describen que tales cambios a gran escala en el control ‘de arriba hacia abajo’ podrían tener consecuencias de gran alcance.
Un estudio a lo largo de más de 10.000 km de costa
Para probar si la depredación en las comunidades del fondo marino es mayor cerca del ecuador, los investigadores han puesto a punto un experimento estandarizado y lo han replicado en 36 lugares a lo largo de las costas del Pacífico y el Atlántico de las Américas. El intervalo latitudinal abarcado es de 115 grados, que corresponden a más de 10.000 km.
En la investigación, que publica Science, han estado involucradas numerosas instituciones americanas que evaluaron el impacto de los peces y otros depredadores, en las poblaciones de invertebrados del fondo marino.
Los estudios disponibles hasta la fecha que abarcan múltiples hábitats y grandes escalas espaciales brindan un apoyo empírico contradictorio. (Le puede interesar: Denuncia: el turismo masivo está acabando con los corales de Islas del Rosario)
Como explica a SINC Gail Ashton, investigadora del Smithsonian Environmental Research Center y primera autora del estudio: “Ninguna investigación en ámbito marino ha llegado a cubrir 115 grados de latitud. Además, estos trabajos, en general, se centraron solamente en medir la depredación, y no en sus consecuencias en las poblaciones de las presas”.
Como resultado, hasta ahora se sabía muy poco sobre cómo la depredación afecta la composición de las comunidades de presas a gran escala.
“La fortaleza de nuestra investigación es el rango geográfico: 115 grados de latitud en dos cuencas oceánicas; y sigue: “Una red de 36 sitios que realizan el mismo experimento es una empresa enorme y solo ha sido posible gracias a la coordinación de una red de científicos marinos calificados en las Américas”, continúa Ashton.
El calentamiento altera las interacciones entre especies
Los investigadores observaron que, en las aguas tropicales más cálidas cercanas al ecuador, los depredadores tienen tasas de consumo más altas y también impactos más fuertes en la composición de las comunidades de invertebrados marinos. Esto se refiere tanto a las especies que componen esas poblaciones, como a la biomasa, es decir, la cantidad de organismos vivos presentes.
“La temperatura del mar no está relacionada en manera lineal con la latitud. Por ejemplo, comunidades marinas que están a 40 grados de latitud experimentan una temperatura diferente dependiendo de si se encuentran en la costa del Pacífico o del Atlántico, en el hemisferio norte o sur”, explica Ashton.
Los investigadores utilizaron modelos estadísticos para probar si la latitud o la temperatura del agua predice mejor los efectos de la depredación en las comunidades de presas. Según sus hallazgos, las tendencias observadas tanto en la depredación como en sus consecuencias están más fuertemente relacionadas con la temperatura del agua que con la latitud.
“Parece obvio dado que la mayoría de los procesos biológicos están controlados por la temperatura. Pero sin analizarlo, otra variable más estrechamente relacionada con la latitud podría haber sido más importante como, por ejemplo, la energía del sol o la duración del día”, añade la científica.
Según estos hallazgos, es probable que el calentamiento de los océanos asociado a la crisis climática aumente la presión de la depredación en los ecosistemas marinos.
“Las mayores consecuencias podrían darse en las aguas que experimentan temperaturas de verano alrededor o por debajo de los 20 °C, donde la depredación actualmente es una de las presiones ecológicas de menor importancia, pero es probable que aumente en el futuro”, enfatiza.
Asimismo, “también tiene implicaciones para la pesca de los peces depredadores. La relación actual entre pesquerías, depredadores y presas cambiará de formas desconocidas en el futuro. Ahora tenemos una mejor comprensión de cómo puede cambiar la dinámica, pero todavía hay muchos factores e interacciones que no comprendemos”, concluye.