Más allá de la espuma, el grave problema de contaminación en un río de Mosquera
La espuma blanca que se originó en el contaminado río Bojacá hizo que este municipio llamara la atención nacional e internacional. Sus habitantes piden ayuda, pues por años han tenido que vivir un eterno problema de contaminación en sus aguas. ¿Quiénes son los culpables?, es la pregunta que nadie ha resuelto.
César Giraldo Zuluaga
Durante la última semana de abril, grandes nubes de espuma blanca, producto de la contaminación del río Bojacá, se tomaron las calles del barrio Los Puentes, ubicado a las afueras de Mosquera. Los habitantes del sector describen que el fuerte olor que emana de esa fuente hídrica se incrementó por esos días y, que al derretirse la espuma, puertas, paredes y superficies quedaban cargadas de una densa grasa. La espuma fue retirada, pero la contaminación persiste. (Lea: “La ‘espuma contaminante’ en Mosquera era una concentración de jabón”, CAR)
“En invierno y en verano, la situación es la misma. Puede que no se forme como ustedes vieron, pero el olor y la contaminación son iguales”, comenta Luz Mariela Gómez, quien nació allí hace 48 años y actualmente es presidenta de la Junta de Acción Comunal de Los Puentes. En este punto las casas se encuentran sobre la ronda de este río de aguas negras y olor fétido que penetra y se siente hasta en la garganta. “La gente nos pregunta qué hacemos para vivir con ese olor, pero la verdad es que uno se acostumbra”, apunta Gómez.
Sin embargo, el río Bojacá, a su paso por Los Puentes, no siempre ha sido así. Salvador Maldonado, a quien los lugareños reconocen como el “Guardián de la laguna La Herrera”, un cuerpo de agua cercano a este barrio y cuyas aguas desembocan en ese punto, asegura que cuando él nació, hace más de 70 años, la gente podía nadar, tomar e incluso pescar allí. Un recuerdo muy parecido al que tiene Gómez y al que tenía el padre de esta, uno de los primeros pobladores de este barrio que nació como asentamiento ilegal hace aproximadamente 50 años, según informó la Alcaldía de Mosquera.
Luz Mariela dice que la contaminación empezó a verse y sentirse hace 35 o 40 años. Salvador, más preciso, señala que es desde 1977, “de ahí en adelante no se volvieron a encontrar peces”. Si bien la legalización del barrio en 2013 supuso algunos beneficios, lo cierto es que la contaminación solo ha empeorado en las últimas décadas, aseguran sus habitantes. Un problema del cual la espuma blanca es solo la punta del iceberg.
Edwin García, director del Laboratorio de Innovación Ambiental de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), explica que el fenómeno se presentó por tres razones, principalmente. En primer lugar, las fuertes lluvias que cayeron por esos días generaron que las aguas del río Bojacá superaran el nivel de una compuerta que se encuentra en el sector. La caída de agua que se originó, de un metro aproximadamente, produjo una turbulencia sobre el río cargado de tensoactivos, “sustancias que provienen generalmente de jabones, detergentes o productos de aseo”, explica García. (Puede leer: Inicia la remoción de espuma del río Balsillas en Mosquera, Cundinamarca)
De esta manera se produjo la espuma, tal como se produce cuando se vierte agua sobre un poco de jabón en la lavadora, por ejemplo. Sin embargo, en el sector también había una amplia proliferación de buchón -una planta invasora que aumenta en invierno-, la cual impedía que la espuma bajara con la corriente del lugar. Tanto la espuma como el buchón fueron retirados con retroexcavadoras de la CAR, y la emergencia fue superada. Pero varias dudas persisten.
Más allá de la espuma
Como dicen los habitantes de Los Puentes, el problema va más allá de la espuma y tiene que ver con la contaminación del río en ese punto. Al preguntarle a García por los responsables de esta, no hay respuestas claras, “porque la cantidad de agua que se está tratando proviene de muchas fuentes”, según señalan. Lo que sí está claro es que este barrio es víctima de un problema que se genera aguas arriba, ya que ellos no vierten sobre el río Bojacá. De hecho, sus aguas negras son tratadas por la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) de Mosquera, que las vierte sobre el río Subachoque, a unos 200 metros del barrio.
El contraste entre el río Bojacá y el Subachoque, que unos metros más abajo se unen para formar el Balsillas, que desemboca en el río Bogotá, es alarmante. Mientras el primero es negro y libera un olor nauseabundo, el segundo, sin ser transparente, deja ver un mejor estado y no genera olores. Una diferencia que se observa a simple vista y sobre la cual hace énfasis Fabián Castillo, secretario de ambiente de Mosquera.
Para determinar responsables y hallar soluciones, la magistrada Nelly Villamizar, quien en 2004 emitió la sentencia que ordena la descontaminación del río Bogotá, citó a una audiencia pública el jueves 5 de mayo. A esta asistieron las alcaldías de Bojacá, Madrid, Facatativá y Mosquera, así como funcionarios de la CAR, de la Gobernación de Cundinamarca, de los Ministerios de Ambiente y Agricultura, integrantes del comité de verificación de la sentencia, entre otros.
Aunque en la diligencia la CAR se mantuvo en que es difícil atribuir responsabilidades, sí aportaron información sobre el estado de la calidad del río Bojacá a la altura de Los Puentes. García señaló que “se presentan concentraciones altas de surfactantes, coliformes totales y Escherichia coli”. Según documentos del Ideam, la presencia de los coliformes “sugiere fallas en la eficacia del tratamiento y la integridad del sistema de distribución”. (Le puede interesar: Entre la espuma habitantes de Mosquera luchan por una solución ambiental)
No obstante, las alertas se centran en la E. coli, ya que “indica contaminación fecal en agua. Este microorganismo genera una alerta a cualquier sistema de suministro de agua, ya que su presencia por sí sola puede generar gastroenteritis y causar la muerte, como el caso de la cepa E. coli O157:H7” o puede sugerir la presencia de otros microorganismos altamente patógenos como son la Salmonella, Shigella, Klebsiella, Listeria, etcétera”, según el Instituto.
Por eso, la magistrada Villamizar le hizo un fuerte llamado de atención a todas las entidades vinculadas al proceso para que se centren en solucionar el problema de raíz: la contaminación. “Ustedes solucionan temporalmente el problema del buchón, pero el problema de la contaminación no lo estamos solucionando (...) Detectemos cuáles son las verdaderas causas y busquemos las soluciones”, ordenó durante la audiencia.
Si bien es cierto que ninguna entidad tiene claro cuál es el origen de la contaminación del río Bojacá, algunas miradas se centran sobre Facatativá. Junto a este, solo Madrid vierte sus aguas al río Bojacá. La diferencia es que Madrid sí cuenta con PTAR, mientras que Facatativa no. La única planta de tratamiento que tuvo el municipio dejó de funcionar hace varios años, por lo que sus aguas residuales ingresan al Bojacá sin ser tratadas.
De hecho, un informe de la CAR de 2016 plantea este problema. Si bien el documento se centra sobre la laguna de La Herrera, la cual deposita parte de sus aguas en el Bojacá, es claro en señalar que “los cinco puntos evaluados en el humedal presentaron una mala calidad de agua (...) El punto que peor calidad de agua presenta es la entrada del río Bojacá a la laguna, lo que se explica porque este río trae las aguas negras de los municipios de Facatativá, Bojacá y parte de Madrid”.
A pesar de que durante la entrevista con El Espectador García evitó atribuir responsabilidades, sí manifestó que al problema de la contaminación del río “pueden haber mayores aportes en aquellos centros poblados o municipios que no cuentan con sistema de tratamientos de aguas residuales”, aunque no hizo referencias directas a Facatativá. Esta hipótesis es respaldada por miembros del comité de verificación de la sentencia, como Pablo Carrizosa, presidente de la Asociación de Usuarios de los Recursos Naturales Renovables y Defensa Ambiental de la Cuenca del Río Bogotá (Asurío).
Mientras se cumple la orden emitida por la Magistrada Villamizar de elaborar un informe sobre los responsables de la contaminación, los miembros del comité solicitaron adelantar muestras de laboratorio para determinar si la espuma que se generó representa algún riesgo para los habitantes. Esto, según afirman, es fundamental, pues Mosquera no es el único sitio donde se puede observar esa espuma. (Vea también: El barrio en Mosquera que está atrapado por la espuma de un río)
Por su parte, Luz Mariela, en Los Puentes, le pide a las autoridades que “luego del show de la espuma no nos olviden. Que en uno o dos meses no se olviden que acá sigue existiendo un problema”.
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Durante la última semana de abril, grandes nubes de espuma blanca, producto de la contaminación del río Bojacá, se tomaron las calles del barrio Los Puentes, ubicado a las afueras de Mosquera. Los habitantes del sector describen que el fuerte olor que emana de esa fuente hídrica se incrementó por esos días y, que al derretirse la espuma, puertas, paredes y superficies quedaban cargadas de una densa grasa. La espuma fue retirada, pero la contaminación persiste. (Lea: “La ‘espuma contaminante’ en Mosquera era una concentración de jabón”, CAR)
“En invierno y en verano, la situación es la misma. Puede que no se forme como ustedes vieron, pero el olor y la contaminación son iguales”, comenta Luz Mariela Gómez, quien nació allí hace 48 años y actualmente es presidenta de la Junta de Acción Comunal de Los Puentes. En este punto las casas se encuentran sobre la ronda de este río de aguas negras y olor fétido que penetra y se siente hasta en la garganta. “La gente nos pregunta qué hacemos para vivir con ese olor, pero la verdad es que uno se acostumbra”, apunta Gómez.
Sin embargo, el río Bojacá, a su paso por Los Puentes, no siempre ha sido así. Salvador Maldonado, a quien los lugareños reconocen como el “Guardián de la laguna La Herrera”, un cuerpo de agua cercano a este barrio y cuyas aguas desembocan en ese punto, asegura que cuando él nació, hace más de 70 años, la gente podía nadar, tomar e incluso pescar allí. Un recuerdo muy parecido al que tiene Gómez y al que tenía el padre de esta, uno de los primeros pobladores de este barrio que nació como asentamiento ilegal hace aproximadamente 50 años, según informó la Alcaldía de Mosquera.
Luz Mariela dice que la contaminación empezó a verse y sentirse hace 35 o 40 años. Salvador, más preciso, señala que es desde 1977, “de ahí en adelante no se volvieron a encontrar peces”. Si bien la legalización del barrio en 2013 supuso algunos beneficios, lo cierto es que la contaminación solo ha empeorado en las últimas décadas, aseguran sus habitantes. Un problema del cual la espuma blanca es solo la punta del iceberg.
Edwin García, director del Laboratorio de Innovación Ambiental de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), explica que el fenómeno se presentó por tres razones, principalmente. En primer lugar, las fuertes lluvias que cayeron por esos días generaron que las aguas del río Bojacá superaran el nivel de una compuerta que se encuentra en el sector. La caída de agua que se originó, de un metro aproximadamente, produjo una turbulencia sobre el río cargado de tensoactivos, “sustancias que provienen generalmente de jabones, detergentes o productos de aseo”, explica García. (Puede leer: Inicia la remoción de espuma del río Balsillas en Mosquera, Cundinamarca)
De esta manera se produjo la espuma, tal como se produce cuando se vierte agua sobre un poco de jabón en la lavadora, por ejemplo. Sin embargo, en el sector también había una amplia proliferación de buchón -una planta invasora que aumenta en invierno-, la cual impedía que la espuma bajara con la corriente del lugar. Tanto la espuma como el buchón fueron retirados con retroexcavadoras de la CAR, y la emergencia fue superada. Pero varias dudas persisten.
Más allá de la espuma
Como dicen los habitantes de Los Puentes, el problema va más allá de la espuma y tiene que ver con la contaminación del río en ese punto. Al preguntarle a García por los responsables de esta, no hay respuestas claras, “porque la cantidad de agua que se está tratando proviene de muchas fuentes”, según señalan. Lo que sí está claro es que este barrio es víctima de un problema que se genera aguas arriba, ya que ellos no vierten sobre el río Bojacá. De hecho, sus aguas negras son tratadas por la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) de Mosquera, que las vierte sobre el río Subachoque, a unos 200 metros del barrio.
El contraste entre el río Bojacá y el Subachoque, que unos metros más abajo se unen para formar el Balsillas, que desemboca en el río Bogotá, es alarmante. Mientras el primero es negro y libera un olor nauseabundo, el segundo, sin ser transparente, deja ver un mejor estado y no genera olores. Una diferencia que se observa a simple vista y sobre la cual hace énfasis Fabián Castillo, secretario de ambiente de Mosquera.
Para determinar responsables y hallar soluciones, la magistrada Nelly Villamizar, quien en 2004 emitió la sentencia que ordena la descontaminación del río Bogotá, citó a una audiencia pública el jueves 5 de mayo. A esta asistieron las alcaldías de Bojacá, Madrid, Facatativá y Mosquera, así como funcionarios de la CAR, de la Gobernación de Cundinamarca, de los Ministerios de Ambiente y Agricultura, integrantes del comité de verificación de la sentencia, entre otros.
Aunque en la diligencia la CAR se mantuvo en que es difícil atribuir responsabilidades, sí aportaron información sobre el estado de la calidad del río Bojacá a la altura de Los Puentes. García señaló que “se presentan concentraciones altas de surfactantes, coliformes totales y Escherichia coli”. Según documentos del Ideam, la presencia de los coliformes “sugiere fallas en la eficacia del tratamiento y la integridad del sistema de distribución”. (Le puede interesar: Entre la espuma habitantes de Mosquera luchan por una solución ambiental)
No obstante, las alertas se centran en la E. coli, ya que “indica contaminación fecal en agua. Este microorganismo genera una alerta a cualquier sistema de suministro de agua, ya que su presencia por sí sola puede generar gastroenteritis y causar la muerte, como el caso de la cepa E. coli O157:H7” o puede sugerir la presencia de otros microorganismos altamente patógenos como son la Salmonella, Shigella, Klebsiella, Listeria, etcétera”, según el Instituto.
Por eso, la magistrada Villamizar le hizo un fuerte llamado de atención a todas las entidades vinculadas al proceso para que se centren en solucionar el problema de raíz: la contaminación. “Ustedes solucionan temporalmente el problema del buchón, pero el problema de la contaminación no lo estamos solucionando (...) Detectemos cuáles son las verdaderas causas y busquemos las soluciones”, ordenó durante la audiencia.
Si bien es cierto que ninguna entidad tiene claro cuál es el origen de la contaminación del río Bojacá, algunas miradas se centran sobre Facatativá. Junto a este, solo Madrid vierte sus aguas al río Bojacá. La diferencia es que Madrid sí cuenta con PTAR, mientras que Facatativa no. La única planta de tratamiento que tuvo el municipio dejó de funcionar hace varios años, por lo que sus aguas residuales ingresan al Bojacá sin ser tratadas.
De hecho, un informe de la CAR de 2016 plantea este problema. Si bien el documento se centra sobre la laguna de La Herrera, la cual deposita parte de sus aguas en el Bojacá, es claro en señalar que “los cinco puntos evaluados en el humedal presentaron una mala calidad de agua (...) El punto que peor calidad de agua presenta es la entrada del río Bojacá a la laguna, lo que se explica porque este río trae las aguas negras de los municipios de Facatativá, Bojacá y parte de Madrid”.
A pesar de que durante la entrevista con El Espectador García evitó atribuir responsabilidades, sí manifestó que al problema de la contaminación del río “pueden haber mayores aportes en aquellos centros poblados o municipios que no cuentan con sistema de tratamientos de aguas residuales”, aunque no hizo referencias directas a Facatativá. Esta hipótesis es respaldada por miembros del comité de verificación de la sentencia, como Pablo Carrizosa, presidente de la Asociación de Usuarios de los Recursos Naturales Renovables y Defensa Ambiental de la Cuenca del Río Bogotá (Asurío).
Mientras se cumple la orden emitida por la Magistrada Villamizar de elaborar un informe sobre los responsables de la contaminación, los miembros del comité solicitaron adelantar muestras de laboratorio para determinar si la espuma que se generó representa algún riesgo para los habitantes. Esto, según afirman, es fundamental, pues Mosquera no es el único sitio donde se puede observar esa espuma. (Vea también: El barrio en Mosquera que está atrapado por la espuma de un río)
Por su parte, Luz Mariela, en Los Puentes, le pide a las autoridades que “luego del show de la espuma no nos olviden. Que en uno o dos meses no se olviden que acá sigue existiendo un problema”.
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