Obras en Gorgona: un debate sobre lo complejo de proteger áreas marinas
Nuevamente se encendió el debate sobre las obras que la Armada adelanta en el PNN Gorgona. Mientras un grupo de científicos le piden al gobierno del presidente Petro que las reverse por el impacto ambiental que tendrían, la institución asegura que son necesarias para consolidar el ejercicio de autoridad ambiental.
César Giraldo Zuluaga
En las primeras horas del sábado 22 de noviembre de 2014 se vivió un hecho insólito en la historia del conflicto armado colombiano. Hombres que integraban la extinta guerrilla de las Farc lanzaron un ataque contra un grupo de policías que se encontraban en el Parque Nacional Natural Gorgona. Esa incursión armada, en la que murió un uniformado y seis más resultaron heridos, es el único ataque guerrillero registrado en una isla. (Puede leer: ¿A qué hora se nos ocurrió pelear con los ríos?)
Como consecuencia del ataque, el entonces comandante de la Armada aseguró que evaluarían los controles y el trabajo de inteligencia para evitar que hechos similares se repitieran. Dentro de los planes, agregó, pondrían en marcha la construcción de un puesto fijo de control de guardacostas y se instalaría un radar “que permitiera tener mayor control de las embarcaciones en el”.
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En las primeras horas del sábado 22 de noviembre de 2014 se vivió un hecho insólito en la historia del conflicto armado colombiano. Hombres que integraban la extinta guerrilla de las Farc lanzaron un ataque contra un grupo de policías que se encontraban en el Parque Nacional Natural Gorgona. Esa incursión armada, en la que murió un uniformado y seis más resultaron heridos, es el único ataque guerrillero registrado en una isla. (Puede leer: ¿A qué hora se nos ocurrió pelear con los ríos?)
Como consecuencia del ataque, el entonces comandante de la Armada aseguró que evaluarían los controles y el trabajo de inteligencia para evitar que hechos similares se repitieran. Dentro de los planes, agregó, pondrían en marcha la construcción de un puesto fijo de control de guardacostas y se instalaría un radar “que permitiera tener mayor control de las embarcaciones en el”.
Fue una idea que, poco a poco, empezó a consolidarse y que hoy, ocho años después, ha desatado un intenso debate. Si todo marcha como está previsto, los primeros días de enero, la Armada iniciará una obra en el PNN Gorgona, que tiene un poco nerviosos a algunos ambientalistas.
La principal inquietud está relacionada con dos obras, como se lo hizo saber el comité científico del parque a través de una carta al presidente Gustavo Petro y a la ministra de ambiente, Susana Muhamad. Se trata de un muelle de más de 130 metros y de la instalación de un radar. (Le puede interesar: Imágenes satelitales: el antes y el ahora de los puntos más inundados de Colombia)
Levantar una construcción en esa isla no es algo que esté libre de controversia. Varios actores del sector ambiental ya han mostrado su disgusto y las redes sociales se han llenado de críticas contra la Armada. ¿Por qué querría Colombia tener, como dice esa entidad, una subestación de guardacostas en ese punto? ¿No puede ser en otro? ¿Cuál es el impacto de levantar esa construcción en ese parque natural? ¿Qué está en riesgo? ¿Cuál es su beneficio?
No es fácil responder esas preguntas, que esconden una larga historia sobre la idea de levantar esa construcción en Gorgona. Mientras el capitán Javier Bermúdez, comandante de Guardacostas, la ve con buenos ojos y como un camino para proteger al medio ambiente y combatir diversos tipos de actividades criminales que confluyen en la zona, como pesca ilegal o tráfico de fauna silvestre, varios científicos aseguran que podría causar perjuicios al ecosistema. Pero para resolver con más precisión esas dudas vale la pena, primero, retroceder unos años.
Los detalles de una vieja idea
Luego de que en 2014 ocurriera el ataque de las Farc, al año siguiente el Ministerio de Defensa le solicitó a la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) los permisos para la construcción, que incluían más infraestructura que la inicialmente señalada. En la solicitud de licencia ambiental el Ministerio pedía también permiso para construir un muelle de 132 metros de largo, bloques para alojamiento y tareas administrativas, una estación de Guardacostas de Tercer Nivel, un radar y un tanque de 7.000 galones para el almacenamiento de combustible. (También puede leer: Habitantes del Páramo de Santurbán expresan inconformidad con la Cumbre de Páramos)
Tras menos de un mes de haber sido radicada la solicitud de licencia, la ANLA autorizó las construcciones que serían financiadas por la Oficina Internacional de Asuntos Antinarcóticos y Procuración de Justicia de Estados Unidos. Fue un tiempo demasiado estrecho, como recuerda Alan Giraldo, biólogo marino y miembro del Comité Científico del PNN Gorgona. Según él, por esa época empezaron a surgir las primeras controversias por unos Estudios de Impacto Ambiental (EIA) que calificaron de “deficientes”.
Ese comité, conformado por un grupo interdisciplinar de 16 académicos colombianos, se convirtió en una de las voces más críticas. Entonces, solicitaron echar para atrás la licencia ambiental y detener las obras.
“Lamentablemente es baja la consulta de literatura que mencionan y hay que resaltar que ellos no realizaron ningún estudio ecológico rápido con el fin de obtener información sobre la fauna presente en el área de influencia de la estación”, anotó María Ximena Zorrilla, jefe del Parque para la época, en un concepto técnico que le envió a la Dirección General de PNN el 21 de diciembre de 2015.
Pero esas tensiones permitieron abrir un diálogo entre la Armada y el comité científico. Hoy, por ejemplo, Sandra Valenzuela, directora para Colombia de WWF, reconoce que los documentos presentados por la Armada han ido mejorando conforme pasan los años. “Nosotros nos reunimos en 2020 con PNN e hicimos unas recomendaciones, por ejemplo, sobre la ubicación del muelle, las cuales fueron aceptadas y por eso el Ministerio solicitó modificaciones en la licencia ambiental”, apunta Valenzuela, que también es presidenta para el país del Grupo de Expertos en Evaluación de la Lista Verde (EAGL) de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Los tres estudios ambientales que ha hecho la Armada tras esos comentarios, cuenta el capitán Javier Bermúdez, de la Armada, han costado más de $3.000 millones. Hoy, para él, ese proyecto debe seguir adelante, pues entre otras cosas está acorde con la búsqueda de consolidar, mediante una labor policiva, el ejercicio de la autoridad para proteger el medio ambiente. (Puede interesarle: El 90% de los tiburones que son comercializados, ahora se encuentran protegidos)
Según Bermúdez, Gorgona es un sitio en el que confluyen diversos tipos de actividades criminales. Entre 2012 y 2022 en el área de influencia del Parque Nacional se han incautado 218 unidades de maquinaria utilizadas para la minería, se han recuperado 531 individuos de fauna silvestre y se han incautado más de 150.000 kilos de pesca ilegal.
No solo se trata de delitos ambientales, añade Bermúdez. Según mapas de calor elaborados por la Armada, que analizan el comportamiento del narcotráfico en el Pacífico colombiano, Gorgona es un “punto caliente” de estas actividades. Es por esto que la institución necesita que la isla se convierta “en un punto de lanzamiento de operaciones para tener ventaja”, asegura el comandante. “Tienes el control cuando tienes las unidades ahí”.
Algunos de los seis miembros del comité científico del PNN Gorgona con los que hablamos reconocen que el EIA ha ido mejorando. Sin embargo, creen que hay impactos ambientales que no pueden pasarse por alto. Para demostrarlos tienen en su bolsillo una larga lista de argumentos con los que han pedido que reconsideren el avance de las obras.
Las preocupaciones con el muelle
Una de las obras que más preocupa a algunos ambientalistas está sobre el costado oriental de la isla. Allí se piensa construir un “muelle metálico compuesto de una rampa de acceso de 17,72 metros de largo por 2,89 de ancho, una pasarela de 132 m de largo por 2,89 de ancho, un puente articulado de conexión con 18 m de largo por 1,5 m de ancho”, entre otros componentes, según está consignado en un documento de la ANLA.
Para Lilian Flórez, bióloga marina de la Fundación Yubarta que lleva décadas estudiando a las ballenas del Pacífico colombiano, el impacto más visible sería sobre estos gigantescos cetáceos que llegan a estas aguas, entre junio y noviembre de cada año, para reproducirse y criar a sus ballenatos.
Precisamente, por el costado oriental es muy común ver ballenas, asegura Flórez, pues esta zona de la isla les ofrece aguas tranquilas y de baja profundidad para que estos gigantescos cetáceos descansen. Además, recuerda la fundadora de esta organización, “este parque es el único que cuenta con una resolución que prohíbe que las embarcaciones persigan a las ballenas para hacer turismo de avistamiento”, razón que aumenta la tranquilidad que viven estos mamíferos en la zona. (Le puede interesar: Colombia ahora puede escuchar mejor a las ballenas jorobadas)
Aunque el impacto del muelle puede ser más visible en el caso de las jorobadas, Juan Felipe Lazarus y Hermann Bermúdez llaman la atención sobre otros dos aspectos. El primero de ellos, biólogo y doctor en ciencias del mar, apunta a lo que está debajo del mar y que es difícil de ver: los fondos blandos. Aunque reconoce que aún falta mucha información sobre estos fondos en Gorgona, Lazarus señala que allí habitan y se alimentan una gran cantidad de organismos, “contrariamente a lo que uno pensaría cuando le dicen fondo de arena”.
Su argumento viene con una advertencia que es clave tener en cuenta: así como faltan más datos para conocerlos mejor, también existe un vacío sobre los impactos que tendría la perforación de más de 100 pilotes para construir el muelle.
Mientras tanto, Bermúdez, un geólogo interesado en el estudio de lo que para muchos de los visitantes pueden ser simples rocas, pero que para personas como él son un tesoro único en el mundo y permiten entender qué pasó en esa porción de la Tierra hace cinco millones de años. En Gorgona -apunta Bermúdez- están los depósitos de komatiitas, una roca volcánica que se forma cuando el magma entra al agua”. Constituyen el único depósito del mundo de la era Mesozoica, cuando los dinosaurios dominaban nuestro planeta.
Aunque para ambos académicos la construcción del muelle afectaría tanto los yacimientos como los fondos blandos, Valenzuela, de WWF, tiene otra pieza de la historia que a algunos se les ha escapado: hace dos años, recuerda, los miembros del EAGL se reunieron con PNN. Allí le recomendaron a la Armada pensar en otro lugar para construir el muelle, pues, entre otras cosas, la primera ubicación podría afectar unos relictos del arrecife coral de La Azufrada. Esa solicitud fue aceptada por el Ministerio a cargo de las obras y, en consecuencia, iniciaron un trámite ante la ANLA para modificar la licencia ambiental y reubicar el muelle.
En marzo de este año dicha modificación fue aceptada y, según Valenzuela, si las obras se adelantan tal como están contempladas actualmente, el impacto será muy bajo. Según contó el capitán Bermúdez, de la Armada, para esta última solicitud ante la autoridad ambiental caracterizaron poco más de 20 hectáreas aledañas a las obras para asegurarse de que el arrecife de coral no se vea afectado por la construcción del muelle.
Otra de las obras sobre las que ha alertado recientemente el comité científico, tiene que ver con la instalación de un radar. Este iría sobre una torre de 55 metros que ya fue construida en el cerro de La Trinidad, a más de 300 metros sobre el nivel del mar, en el punto más alto de la isla. Giraldo, que es doctor en oceanografía y profesor en la Universidad del Valle, apunta que los senderos que han sido utilizados para llegar a la cima ya presentan una fragmentación del paisaje. “El sendero que sube al cerro es extremadamente húmedo, poco consolidado, pues su tierra es blanda y tiene muchos pasos de quebradas”. Por tal motivo, agrega que la probabilidad de erosión es muy alta, lo cual generará un incremento en el material de tierra que se lleva el agua cuando llueve. (Puede leer: Terminó la cumbre más relevante de humedales y a Colombia le quedan varias tareas)
Esa agua, continúa Giraldo, llegará a la costa, donde se encuentra el arrecife de coral de La Azufrada, “al cual no le debería mucho sedimento”. Según científicos de la Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) los sedimentos pueden tener efectos significativos tanto en la supervivencia como en el asentamiento de las larvas de coral. Ese es uno de los puntos que preocupa a Giraldo y a sus demás colegas.
Los problemas con el radar se sentirían aún más cuando entre en funcionamiento, dice Óscar Murillo, doctor en ecología interdisciplinaria de la Universidad de Florida, quien asegura que los murciélagos serán los animales más afectados por este dispositivo. Murillo explica que estos mamíferos se orientan a través de ondas de sonido.
Aunque son muy distintas a las ondas electromagnéticas que emiten los radares, “estudios que se han hecho en otras partes del mundo encuentran que los radares afectan significativamente el comportamiento y distribución de estos animales”. Un estudio publicado en Plos One, una revista científica de EE.UU., concluyó que la actividad de los murciélagos se reduce en hábitats expuestos a las ondas electromagnéticas. Esto, además, llevaría a que los murciélagos dejen de cumplir roles fundamentales en Gorgona como lo son la polinización y dispersión de semillas.
Al ser consultado por esta obra en particular, el capitán Bermúdez explica que en todas las islas que componen el Corredor Marino de Conservación del Pacífico Este Tropical, iniciativa de conservación marina de la cual hacen parte Colombia, Ecuador, Panamá y Costa Rica, hay instalados estos dispositivos, incluso en Malpelo. Sobre el objetivo de instalarlo, aseguró que es fundamental para poder cumplir con una de las obligaciones que tienen por ley “y es la de ejercer la labor policiva de la autoridad ambiental”.
¿Solo se puede construir en la “Isla Ciencia”?
Desde que en 1984 la isla dejó de ser utilizada como una colonia penitenciaria y pasó a ser un Parque Nacional Natural, Gorgona se conoce como la “Isla Ciencia”, “por la gran cantidad de información que ha proporcionado a los investigadores para ayudar a entender sus ecosistemas y para el manejo efectivo del área protegida”, destaca la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
De hecho, en 2014, mismo año del ataque guerrillero que impulsó las obras que ahora se debaten, esta reconocida organización internacional la incluyó dentro de su “Lista Verde”, que, como explica Valenzuela de WWF, quien también es la presidenta del grupo de expertos que candidatizan estos lugares, “le reconoce el cumplimiento de unos estándares que propone la UICN”.
En el caso de Gorgona, continúa Valenzuela, le reconocían tener un plan de manejo basado en ciencia, con un comité interinstitucional y participativo, además de ser uno de los pocos PNN del país en tener definida un área de amortiguación para la pesca, acordada con las comunidades que viven en cercanías del Parque.
Juan Armando Sánchez, biólogo marino y miembro de la Academia de Ciencias de Colombia, así como del comité científico del PNN Gorgona, también se remite a la historia para hablar del valor del PNN Gorgona. “Gorgona fue una isla prisión con grandes presiones ambientales. La sociedad civil recuperó esta isla y no fue un proceso fácil. Poner una base militar es echarse para atrás”, dice. Para él, las obras, sencillamente, son “incompatibles” con los objetivos de conservación por los cuales fue constituido el Parque y debería contemplarse otro lugar en el Pacífico para establecer la subestación.
En este punto esa pregunta es clave: ¿puede construirse esa obra en otro lugar distinto a Gorgona? Para el capitán Bermúdez la respuesta, simplemente, es “no”. “Para poder desarrollar las acciones de autoridad ambiental en el Pacífico solo contamos con tres bases: la de Bahía Solano, la de Buenaventura y la de Tumaco. Entre esas dos últimas no tenemos nada que nos permita responder de manera eficaz a los delitos que se presentan”, señala. “No podemos tener áreas de conservación de papel, tenemos que ejercer esa autoridad policiva”.
A finales de junio, durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos, que se llevó a cabo en Lisboa (Portugal), el expresidente Iván Duque anunció que Colombia se convertía en uno de los primeros países del mundo en proteger el 30 % de sus mares. Pero desde entonces ha rondado una pregunta difícil de responder, que ha revivido con este intenso debate sobre Gorgona: ¿cómo hacer para que la protección sobre esas inmensas áreas marinas sea efectiva?