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“Por primera vez en la historia de la humanidad, el ciclo hidrológico está desequilibrado, lo que socava un futuro equitativo y sostenible para todos”, así lo afirma un reciente informe publicado por la Comisión Global sobre la Economía del Agua (GCEW, por sus siglas en inglés). Esta situación trae consigo una serie de impactos que se pueden evidenciar desde ya, como por ejemplo, que más de 1.000 niños menores de cinco años mueran cada día por enfermedades causadas por el agua y el saneamiento insalubres.
Esta situación se debe a que las demandas de las economías, industrias y sociedades están traspasando los límites planetarios, provocando así cambios físicos en el ciclo del agua, alterando los patrones de las lluvias y agotando los recursos de agua dulce a nivel local.
En otras palabras, el aumento del consumo y los cambios en el uso de la tierra y la contaminación a nivel mundial están afectando la cantidad y la calidad de los recursos de agua dulce a nivel local. El cambio climático, la deforestación y la pérdida de biodiversidad son factores que se refuerzan mutuamente y que están provocando desequilibrios en los sistemas hídricos y modificando los patrones de lluvia, la fuente de toda el agua dulce.
Estas condiciones se ven reflejadas en diferentes ámbitos. El informe titulado “La economía del agua: valorar el ciclo hidrológico como un bien común mundial” menciona que por ejemplo, las mujeres y niñas al rededor del mundo pasan 200 millones de horas cada día, recolectando y transportando agua; los sistemas alimentarios se están quedando sin agua dulce; casi 3.000 millones de personas y más de la mitad de la producción mundial de alimentos se encuentran ahora en zonas donde se prevé que el almacenamiento total de agua disminuya.
El informe señala que, si las tendencias actuales persisten, las disminuciones extremas del almacenamiento de agua podrían hacer que el riego de cultivos sea inviable, lo que llevaría a una reducción del 23 % en la producción mundial de cereales, por mencionar un caso.
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Esto a su vez afectaría la economía a nivel global. Los cambios en los patrones de las lluvias, el aumento de las temperaturas debido al cambio climático, la disminución de las reservas totales de agua y la falta de acceso a agua potable y saneamiento, podría traer efectos en el Producto Interno Bruto (PIB) de los países: en los de altos ingresos la reducción sería del 8 %, mientras que en los países de bajos ingresos podría ser entre el 10% y el 15%.
“Básicamente, hemos sometido al propio ciclo hidrológico a una presión sin precedentes, con consecuencias cada vez mayores para las comunidades y los países de todo el mundo”, menciona el estudio.
El panorama se torna más urgente al reconocer la cantidad de agua que cada persona necesita diariamente para vivir una vida digna. Según la Comisión Global, si bien se requieren entre 50 y 100 litros por día para satisfacer las necesidades esenciales de salud e higiene, una vida digna, que incluya una nutrición y un consumo adecuados, requiere un mínimo de unos 4.000 litros por persona por día. El problema está en que la mayoría de las regiones no pueden conseguir esa cantidad de agua a nivel local.
El desequilibrio del ciclo del agua afecta de manera especial a ciertos puntos de alta densidad de población, como el noroeste de la India, el noreste de China y el sur y el este de Europa; también al 10% más pobre de la población mundial, que será el más afectado por la deforestación, de acuerdo con los datos presentados en el informe.
“Un ciclo del agua desestabilizado es un problema colectivo y sistémico de gran escala, que solo puede solucionarse mediante una acción concertada en todos los países y la colaboración entre fronteras y culturas”, señala la Comisión.
Ante este panorama, la Comisión propone cinco misiones que ayudarían a transformar de manera radical la economía del agua, con el fin de valorar, gestionar y utilizar de mejor forma este recurso vital.
- Lanzar una nueva revolución en los sistemas alimentarios para disminuir la cantidad de agua que usan.
- Conservar y restaurar los hábitats naturales fundamentales para proteger el agua verde, aquella que se encuentra en los suelos y que permite el crecimiento de las plantas
- Establecer una economía circular del agua
- Permitir una era rica en energía limpia e inteligencia artificial con una intensidad hídrica mucho menor.
- Garantizar que ningún niño muera por agua insalubre para 2030.
Cumplir con estas metas requiere de algo esencial: reconocer que el ciclo del agua debe ser gobernado ahora como un bien común global, que solo puede solucionarse colectivamente, mediante una acción concertada en cada país, la colaboración entre fronteras y culturas, y para obtener beneficios que se sentirán en todas partes.