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Desde el pasado junio, en varias playas del Caribe se ha visto la llegada de grandes cantidades de sargazo, una macroalga que, por lo general, se encuentra suspendida en el océano Atlántico y que de forma regular es arrastrada por el oleaje hasta las costas. Por lo tanto, es un proceso natural. Sin embargo, las autoridades de varios países han prendido las alarmas, pues este año la llegada de estas algas a la región rompió un récord.
Según datos ofrecidos por el Laboratorio de Oceanografía Óptica de la Universidad del Sur de Florida, en mayo, para el mar Caribe, el golfo de México y el Atlántico Central, se reportaron 18,8 millones de toneladas de sargazo. Esa cifra habría aumentado a las 24,2 millones de toneladas en junio, la cifra más alta desde que se tienen registros. (Puede leer: En imágenes: la grave sequía de uno de los ríos más importantes de Estados Unidos)
La cuestión es que en Cancún (México), Florida (Estados Unidos) y en playas de Barbados, Santa Lucía, República Dominicana, Belice, entre otros, el sargazo sigue llegando en cantidades que muchas veces son inmanejables. “En julio de 2022, la cantidad global de Sargassum disminuyó desde los máximos históricos de junio, siendo el tonelaje total en todo el Atlántico Central ligeramente inferior al anterior récord histórico para el mes de julio de 2018″, reportó a finales de julio la Universidad del Sur de Florida.
Como contó hace un par de años la bióloga mexicana Dalila Aldana en un texto publicado en la Revista de la Academia Mexicana de Ciencias, “el sargazo es un alga marina muy importante porque constituye un hábitat para diversas especies y participa en los procesos de conectividad oceánica”. La cuestión es que, desde 2011 se viene observando la llegada masiva de esta alga, lo cual conlleva problemas. (Le puede interesar: La esperanza y la incertidumbre en la restauración de corales)
Algunos de estos, señala Aldana, que es doctora en Oceanografía Biológica, Acuacultura y Pesca, así como en Biología de Poblaciones, son que " en su proceso de descomposición, estas algas producen ácido sulfhídrico y amonio, lo que en ocasiones deriva en otros contaminantes, como arsénico, metales pesados, plásticos y microplásticos”. También pueden afectar los ecosistemas marinos y terrestres y tienen impactos en el turismo.
Pero a la llegada excesiva del sargazo se le suma otro problema: el manejo que le suelen dar. Como señalan en la Revista de la Academia Mexicana de Ciencias, las labores de limpieza del alga que suelen adelantarse en los países agrava la situación. Uno de los efectos de apilar el sargazo, dice Aldana, es que “se produce ácido sulfhídrico, que es altamente nocivo”. (También puede leer: ONU: reinician conversaciones para proteger la altamar)
Entonces surge una pregunta: ¿qué hacer con el sargazo? La respuesta corta la ofrecieron los investigadores mexicanos Rosa Leal, Raúl Tapia y Liliana Alzate en un artículo que titularon “Usos potenciales del sargazo”. Allí cuentan que esta alga puede usarse “desde la acuicultura, composta y generación de biocombustibles, hasta extracciones especializadas que han mostrado potencial para la obtención de alginatos y antioxidantes”. Pero hacen una advertencia. Esas aplicaciones deben analizarse con cautela pues el sargazo tiene una conocida capacidad de acumular metales tóxicos.
Por ejemplo, el Mecanismo Regional de Pesca del Caribe (CRFM, por sus siglas en inglés), adelantó en conjunto con el instituto de investigación Plant and Food Research, de Nueva Zelanda, una gira por los países del Caribe más afectados por el sargazo para presentarles dos posibles usos: formulación de fertilizantes líquidos y materiales de construcción con las algas. (Puede interesarle: Capturan en San Andrés a hombre que quería atraer tiburones con un perro muerto)
Mientras los países siguen conociendo los potenciales usos del sargazo, en varias regiones de Florida y del caribe mexicano los turistas se siguen quejando por la cantidad excesiva del alga. Una presencia que empezará a reducirse desde agosto, pero que desaparecerá casi por completo hasta octubre.