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Desde 2009 hasta la actualidad el mundo ha perdido 11.700 kilómetros cuadrados de sus corales, ecosistemas que son clave por ser el hogar de una cuarta parte de las especies marinas y fuente de componentes importantes de muchos medicamentos. Así lo reveló el informe “Estado de los arrecifes de coral del mundo: 2020″, publicado por la Red Mundial de Vigilancia de los Arrecifes Coralinos, en colaboración con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
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Según el estudio, los corales son el ecosistema que alberga la mayor biodiversidad, lo que los convierte en uno de los más complejos y valiosos del planeta en términos biológicos. El calentamiento de la temperatura del mar, el exceso de pesca, el desarrollo y el turismo insostenible son algunas de las principales causas de su declive.
Los corales son extremadamente frágiles y vulnerables al cambio climático, porque cuando el agua se calienta mucho expulsan microalgas que les dan color y se tornan blancos. “Si la decoloración se prolonga o sucede con una frecuencia que no les permite recuperarse, mueren. Es entonces cuando las algas toman su lugar”, dice el estudio.
La primera decoloración masiva que se registró en los corales fue en 1998, cuando murió alrededor del 8 % de la población mundial de estos organismos aunque posteriormente, hasta 2009, se recuperaron progresivamente los niveles anteriores a ese blanqueamiento.
Entre 2009 y 2018, los corales volvieron a experimentar una caída que provocó la pérdida del 14 % del total mundial; no obstante, “se ha observado cierta recuperación en 2019, cuando los arrecifes recuperaron un 2 % de su cobertura de coral”, aseguran los autores de este trabajo.
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“Es muy probable que los aumentos rápidos de las temperaturas de la superficie marina se produzcan con mayor frecuencia a medida que el planeta prosiga su proceso de calentamiento”, señalan los investigadores. A pesar de estas amenazas y de que son muy vulnerables ante los cambios, añade el estudio, muchos de los arrecifes se mantienen “resilientes” y “pueden recuperarse si las condiciones lo permiten”.
Los autores explican que otro de los fenómenos que está ocurriendo es la cantidad de algas marinas, cuya proliferación es descrita como un indicio ampliamente aceptado de estrés en los arrecifes. Su población se ha incrementado un 20 % entre 2010 y 2019.
“Esta transición equivale a una pérdida de biodiversidad como consecuencia de la simplificación del hábitat. Antes de este fenómeno, la proporción media en los arrecifes del mundo era del doble de coral que de algas”, señala el estudio.
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Para la elaboración del estudio participó también la Iniciativa Internacional sobre los Arrecifes de Coral (ICRI) y el Instituto Australiano de Ciencias Marinas (AIMS), al frente de un grupo de más de 300 científicos que han recogido información de 40 años, procedente de 12.000 emplazamientos distribuidos por 73 países.