Seaflower, un refugio natural de tiburones que está bajo amenaza
Una expedición inédita recorrió por 50 días los mares colombianos estudiando su biodiversidad, con el fin de crear nuevas áreas marinas protegidas. En el extremo norte del archipiélago de San Andrés, los arrecifes más remotos del país fueron reconocidos como un refugio único para la conservación de tiburones y corales.
Daniela Quintero Díaz
¿Qué se esconde en los arrecifes de coral más remotos de Colombia? Hace dos meses zarpó una expedición científica sin precedentes. Durante 50 días, investigadores nacionales e internacionales recorrieron las aguas del Pacífico y el Caribe colombiano, llegando a lugares que, hasta ahora, no habían sido explorados.
Comenzaron por los montes submarinos cerca del Santuario de Flora y Fauna de Malpelo, pasaron por el golfo de Tribugá y llegaron hasta el Canal de Panamá, que cruzaron para ingresar al archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Allí estudiaron los arrecifes más remotos de la Reserva de la Biósfera de Seaflower, en Cayo Serranilla y Cayo Bajo Nuevo, al extremo norte del territorio colombiano. La expedición fue liderada por el equipo científico de National Geographic Pristine Seas, que desde 2008 se ha dedicado a ir a los últimos lugares prístinos del océano para declarar nuevas Áreas Marinas Protegidas (AMP). Con su ayuda se han protegido más de 6,5 millones de kilómetros cuadrados de océano en el mundo. (Puede leer: Identifican por primera vez en Colombia una enfermedad que está matando los corales)
La expedición a Colombia fue una de las más ambiciosas en la historia de Pristine Seas. 543 horas de buceo, 237 horas de grabación con cámaras de profundidad (que llegaron hasta los 4.000 metros bajo el agua) y 30 horas a bordo de un submarino tripulado que puede descender hasta 450 metros. Fue la primera vez que el submarino de Natgeo se sumergió en el Caribe.
“Lo que encontramos en Serranilla y Bajo Nuevo fue un verdadero tesoro natural”, aseguró Álex Muñoz, director de Pristine Seas para América Latina. “El Caribe colombiano es una zona de riqueza extraordinaria y de increíble belleza, pero que también está expuesta a amenazas muy serias. Es un tesoro natural en peligro”, señaló. Hasta esta expedición, nunca se habían explorado las zonas profundas del archipiélago ni se había documentado lo que habita el fondo. Los resultados preliminares sugieren que nuevas especies se registraron para Colombia. (Le puede interesar: Las alertas e inquietudes que revivieron las obras de la vía Ciénaga-Barranquilla)
“Mientras continuamos los análisis y revisamos los datos, podemos mencionar que tenemos al menos 10 nuevos registros de especies de profundidad , entre los que se incluyen tiburones, peces y corales”, explicó Nacor Bolaños, director de Áreas Protegidas de Coralina, la autoridad ambiental del archipiélago y quien también participó de la expedición. “Fue una expedición tremendamente exitosa en lo científico”, agregó Muñoz, de Pristine Seas, “debido a los hallazgos de especies que no habían sido encontradas antes en esta zona, y de algunas otras que están seriamente amenazadas en todo el planeta”.
Un refugio de especies amenazadas
Los expedicionarios encontraron especies de tiburón rarísimas. Un tiburón tollo a 496 metros de profundidad, un tiburón zorro a 422 metros y una especie que fue muy difícil de identificar, Galeus springeri, a 650 metros. Es la primera vez que este último se observa en el país. También vieron tiburones tigre, martillo, limón, silky y siete branquias. “Explorar los hábitats profundos y someros del archipiélago abrió una nueva ventana hacia la gran diversidad que existe en las aguas de Colombia y que aún falta por conocer”, aseguró Alan Friedlander, jefe científico de Pristine Seas. (También puede leer: Agua verde, el nuevo límite planetario que proponen (y que ya habríamos superado))
También confirmaron lo que otras investigaciones del pasado aseguraban: que la reserva de Seaflower es el sitio con mayor abundancia de tiburones de arrecife del Caribe, convirtiéndose en uno de los últimos refugios para especies que están altamente amenazadas a escala global. En total, se identificaron 11 especies de tiburones en solo dos semanas.
Diego Cardeñosa, biólogo colombiano experto en estos animales, estuvo a cargo de una tarea que nunca se había hecho en esa zona del país: el marcaje y seguimiento satelital de los tiburones. “La telemetría satelital nos permite investigar cómo usan el hábitat y la reserva estas especies, cuáles son sus patrones migratorios, qué tan profundo van y cuánto tiempo se quedan en la zona. Esto nos puede ayudar a predecir el comportamiento y a ayudar en su conservación”, explicó. Capturaron a 23 tiburones y pusieron nueve marcas satelitales. Entre las capturas hubo una tiburona tollo embarazada, con fetos en estado avanzado de gestación, lo que para el biólogo Cardeñosa podría ser una muestra de que esta especie “use nuestros arrecifes como zona de cría”. (Le puede interesar: El único pez de agua dulce extinto de Colombia que ayuda a buscar hasta Leonardo DiCaprio)
Más allá de los tiburones, la expedición también encontró corales saludables de especies que están críticamente amenazadas, como los corales cuerno de alce y cuerno de ciervo. Pero se llevó una sorpresa: la ausencia de peces.
Sobrepesca y otras amenazas
Mientras el buque científico Argo navegaba por las aguas de Seaflower se encontró con una embarcación jamaiquina que pescaba ilegalmente, apoyada por seis pangas y 25 pescadores, en aguas colombianas. El resultado de la presión pesquera en la zona se puede ver bajo el agua.
“El hábitat es hermoso, la estructura de arrecifes está muy conservada, pero hacen falta los peces”, asegura Juan Mayorga, científico colombiano de datos marinos, que es parte del equipo de Pristine Seas. La ausencia de peces grandes y la poca abundancia de pargos y meros fueron signo de alarma. (Puede leer: Dantas y armadillos, entre las 223 especies que se cazan en Colombia para subsistir)
“La pesca y la sobrepesca en puntos como Bajo Nuevo son bastante preocupantes. Esa zona tiene la mayor cobertura de corales del archipiélago y, por lo tanto, de Colombia, pero tiene una gran ausencia de peces de interés comercial”, explicó Nacor Bolaños, de Coralina. La observación generó también nuevas preguntas: si hay muchos tiburones y pocos peces, ¿de dónde están sacando el alimento la diversidad y abundancia de tiburones?
“Sin los sitios y las presas de las que se alimentan no vamos a lograr que la población de tiburones se mantenga estable por mucho tiempo”, explicó el biólogo Cardeñosa. Lo que han observado hasta ahora es que los tiburones están recurriendo a zonas pelágicas y profundas para conseguir el alimento.
La buena noticia, señalaron, es que las condiciones y el estado de conservación del ecosistema hacen que el potencial para recuperarse sea altísimo. En palabras del investigador Muñoz, el ecosistema tiene muchos componentes que permiten que, si es protegido, tenga la capacidad de recuperarse hacia su estado natural de manera rápida, ya que los ecosistemas profundos podrían ayudar a repoblar las áreas más superficiales. Actualmente, el 90 % de la reserva de la biósfera de Seaflower está catalogada como “zona de uso general”, es decir, no tiene restricciones. Solo el 4 % es zona de preservación y el 0,3 % es zona de conservación. (Le puede interesar: Fallo de La Haya: ¿Qué viene para la reserva SeaFlower en San Andrés?)
“Esta investigación nos da los soportes actualizados para estudiar la posibilidad de declarar nuevas áreas protegidas en Serranilla y Bajo Nuevo”, dijo Bolaños, de Coralina. “Vemos la necesidad de proteger efectivamente estas zonas, y para eso requeriremos un trabajo interinstitucional a nivel de país. Se harán las propuestas para que la protección efectiva se pueda dar”, agregó. Colombia, durante el gobierno del presidente Iván Duque, se comprometió a proteger el 30 % de sus océanos para 2030.
*El mismo 30 de abril, tras la publicación de este reportaje, Coralina confirmó a través de su cuenta de Twitter que declararía a Bajo Nuevo y Serranilla como Área Marina Protagida “gracias a la información sistemática y complementada con la reciente expedición de National Geographic”.
¿Qué se esconde en los arrecifes de coral más remotos de Colombia? Hace dos meses zarpó una expedición científica sin precedentes. Durante 50 días, investigadores nacionales e internacionales recorrieron las aguas del Pacífico y el Caribe colombiano, llegando a lugares que, hasta ahora, no habían sido explorados.
Comenzaron por los montes submarinos cerca del Santuario de Flora y Fauna de Malpelo, pasaron por el golfo de Tribugá y llegaron hasta el Canal de Panamá, que cruzaron para ingresar al archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Allí estudiaron los arrecifes más remotos de la Reserva de la Biósfera de Seaflower, en Cayo Serranilla y Cayo Bajo Nuevo, al extremo norte del territorio colombiano. La expedición fue liderada por el equipo científico de National Geographic Pristine Seas, que desde 2008 se ha dedicado a ir a los últimos lugares prístinos del océano para declarar nuevas Áreas Marinas Protegidas (AMP). Con su ayuda se han protegido más de 6,5 millones de kilómetros cuadrados de océano en el mundo. (Puede leer: Identifican por primera vez en Colombia una enfermedad que está matando los corales)
La expedición a Colombia fue una de las más ambiciosas en la historia de Pristine Seas. 543 horas de buceo, 237 horas de grabación con cámaras de profundidad (que llegaron hasta los 4.000 metros bajo el agua) y 30 horas a bordo de un submarino tripulado que puede descender hasta 450 metros. Fue la primera vez que el submarino de Natgeo se sumergió en el Caribe.
“Lo que encontramos en Serranilla y Bajo Nuevo fue un verdadero tesoro natural”, aseguró Álex Muñoz, director de Pristine Seas para América Latina. “El Caribe colombiano es una zona de riqueza extraordinaria y de increíble belleza, pero que también está expuesta a amenazas muy serias. Es un tesoro natural en peligro”, señaló. Hasta esta expedición, nunca se habían explorado las zonas profundas del archipiélago ni se había documentado lo que habita el fondo. Los resultados preliminares sugieren que nuevas especies se registraron para Colombia. (Le puede interesar: Las alertas e inquietudes que revivieron las obras de la vía Ciénaga-Barranquilla)
“Mientras continuamos los análisis y revisamos los datos, podemos mencionar que tenemos al menos 10 nuevos registros de especies de profundidad , entre los que se incluyen tiburones, peces y corales”, explicó Nacor Bolaños, director de Áreas Protegidas de Coralina, la autoridad ambiental del archipiélago y quien también participó de la expedición. “Fue una expedición tremendamente exitosa en lo científico”, agregó Muñoz, de Pristine Seas, “debido a los hallazgos de especies que no habían sido encontradas antes en esta zona, y de algunas otras que están seriamente amenazadas en todo el planeta”.
Un refugio de especies amenazadas
Los expedicionarios encontraron especies de tiburón rarísimas. Un tiburón tollo a 496 metros de profundidad, un tiburón zorro a 422 metros y una especie que fue muy difícil de identificar, Galeus springeri, a 650 metros. Es la primera vez que este último se observa en el país. También vieron tiburones tigre, martillo, limón, silky y siete branquias. “Explorar los hábitats profundos y someros del archipiélago abrió una nueva ventana hacia la gran diversidad que existe en las aguas de Colombia y que aún falta por conocer”, aseguró Alan Friedlander, jefe científico de Pristine Seas. (También puede leer: Agua verde, el nuevo límite planetario que proponen (y que ya habríamos superado))
También confirmaron lo que otras investigaciones del pasado aseguraban: que la reserva de Seaflower es el sitio con mayor abundancia de tiburones de arrecife del Caribe, convirtiéndose en uno de los últimos refugios para especies que están altamente amenazadas a escala global. En total, se identificaron 11 especies de tiburones en solo dos semanas.
Diego Cardeñosa, biólogo colombiano experto en estos animales, estuvo a cargo de una tarea que nunca se había hecho en esa zona del país: el marcaje y seguimiento satelital de los tiburones. “La telemetría satelital nos permite investigar cómo usan el hábitat y la reserva estas especies, cuáles son sus patrones migratorios, qué tan profundo van y cuánto tiempo se quedan en la zona. Esto nos puede ayudar a predecir el comportamiento y a ayudar en su conservación”, explicó. Capturaron a 23 tiburones y pusieron nueve marcas satelitales. Entre las capturas hubo una tiburona tollo embarazada, con fetos en estado avanzado de gestación, lo que para el biólogo Cardeñosa podría ser una muestra de que esta especie “use nuestros arrecifes como zona de cría”. (Le puede interesar: El único pez de agua dulce extinto de Colombia que ayuda a buscar hasta Leonardo DiCaprio)
Más allá de los tiburones, la expedición también encontró corales saludables de especies que están críticamente amenazadas, como los corales cuerno de alce y cuerno de ciervo. Pero se llevó una sorpresa: la ausencia de peces.
Sobrepesca y otras amenazas
Mientras el buque científico Argo navegaba por las aguas de Seaflower se encontró con una embarcación jamaiquina que pescaba ilegalmente, apoyada por seis pangas y 25 pescadores, en aguas colombianas. El resultado de la presión pesquera en la zona se puede ver bajo el agua.
“El hábitat es hermoso, la estructura de arrecifes está muy conservada, pero hacen falta los peces”, asegura Juan Mayorga, científico colombiano de datos marinos, que es parte del equipo de Pristine Seas. La ausencia de peces grandes y la poca abundancia de pargos y meros fueron signo de alarma. (Puede leer: Dantas y armadillos, entre las 223 especies que se cazan en Colombia para subsistir)
“La pesca y la sobrepesca en puntos como Bajo Nuevo son bastante preocupantes. Esa zona tiene la mayor cobertura de corales del archipiélago y, por lo tanto, de Colombia, pero tiene una gran ausencia de peces de interés comercial”, explicó Nacor Bolaños, de Coralina. La observación generó también nuevas preguntas: si hay muchos tiburones y pocos peces, ¿de dónde están sacando el alimento la diversidad y abundancia de tiburones?
“Sin los sitios y las presas de las que se alimentan no vamos a lograr que la población de tiburones se mantenga estable por mucho tiempo”, explicó el biólogo Cardeñosa. Lo que han observado hasta ahora es que los tiburones están recurriendo a zonas pelágicas y profundas para conseguir el alimento.
La buena noticia, señalaron, es que las condiciones y el estado de conservación del ecosistema hacen que el potencial para recuperarse sea altísimo. En palabras del investigador Muñoz, el ecosistema tiene muchos componentes que permiten que, si es protegido, tenga la capacidad de recuperarse hacia su estado natural de manera rápida, ya que los ecosistemas profundos podrían ayudar a repoblar las áreas más superficiales. Actualmente, el 90 % de la reserva de la biósfera de Seaflower está catalogada como “zona de uso general”, es decir, no tiene restricciones. Solo el 4 % es zona de preservación y el 0,3 % es zona de conservación. (Le puede interesar: Fallo de La Haya: ¿Qué viene para la reserva SeaFlower en San Andrés?)
“Esta investigación nos da los soportes actualizados para estudiar la posibilidad de declarar nuevas áreas protegidas en Serranilla y Bajo Nuevo”, dijo Bolaños, de Coralina. “Vemos la necesidad de proteger efectivamente estas zonas, y para eso requeriremos un trabajo interinstitucional a nivel de país. Se harán las propuestas para que la protección efectiva se pueda dar”, agregó. Colombia, durante el gobierno del presidente Iván Duque, se comprometió a proteger el 30 % de sus océanos para 2030.
*El mismo 30 de abril, tras la publicación de este reportaje, Coralina confirmó a través de su cuenta de Twitter que declararía a Bajo Nuevo y Serranilla como Área Marina Protagida “gracias a la información sistemática y complementada con la reciente expedición de National Geographic”.