Un técnico ubica los contenedores de yoduro de plata antes de un experimento de siembra de nubes en India.
Foto: AFP - MANJUNATH KIRAN / AFP
En 1984, el Acueducto de Bogotá, en medio de un racionamiento de agua como el que hoy vive la capital y del fenómeno de El Niño, contrató a una empresa para hacer llover en la sabana nororiental, en donde se encuentran los embalses que abastecen a la ciudad. “La medida fue efectiva, el bombardeo produjo 13 millones de metros cúbicos de agua sobre los embalses y, pese a polémicas, debates, opiniones y caricaturas, el 16 de junio la empresa suspendió el racionamiento”, dice la empresa en
Por Andrés Mauricio Díaz Páez
Periodista y politólogo. Productor de pódcast. Apasionado por la construcción de paz, la ciencia y los animales.diazporlanocheamdiaz@elespectador.com