Vive al revés: este pez nadaría todo el tiempo con su panza hacia arriba

En la película Buscando a Nemo hay una escena que muchos recuerdan: Dori y Marlín están en las profundidades del océano, en medio de su viaje hacia las aguas de Sidney, Australia, y se encuentran con particular luz que los atrae en medio de la oscuridad. (Le puede interesar: Desaparecieron 700 aves de la noche a la mañana en una isla, ¿qué pasó?)

Cuando se percatan, a punto de ser devorados, se dan cuenta de que se trata de un pez que tiene una especie de anzuelo que sale de su cuerpo y brilla en la punta. Por suerte, logran escapar.

Se trata de un pez de la familia Gigantactinidae, un animal pequeño (su cuerpo no supera el tamaño de un gato doméstico) y con un particular apéndice que sobresale. En la punta, este emana bacterias luminosas que generar el brillo que se muestra en la película.

Estas bacterias están hechas para atraer a sus presas y alimentarse. Sin embargo, esta característica solo la tienen las hembras de las diferentes especies de esta familia. Los machos, por su parte, se sabe que son mucho más pequeños y sin el reconocible anzuelo. (Le recomendamos: Cuando el acceso a electricidad es clave para denunciar la violencia intrafamiliar)

De estos animales, como de muchos otros que viven en las profundidades, se saben pocas cosas y la ciencia sigue descubriendo muchas más. Ese es el caso de un registro que se hizo en la revista Journal of Fish Biology sobre este pez.

A pesar de que se creía que el animal nadaba como cualquier otro pez, con su vientre apuntando hacia el fondo del océano, y con el anzuelo arqueado por encima de su cabeza, los investigadores encontraron registros bastante inusuales de este pez nadando al revés. (También puede leer: Proteger el agua: el gran desafío de los nuevos gobernantes)

Por lo difícil que es verlo, los registros en vídeo con los que cuentan los investigadores podrían ser un gran insumo para conocer algo más sobre el comportamiento de estos animales. La hipótesis es que este animal nadaría constantemente con su vientre apuntando hacia la superficie marina y que su anzuelo no permanecería arqueado, sino totalmente estirado hacia el fondo del mar.

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En la película Buscando a Nemo hay una escena que muchos recuerdan: Dori y Marlín están en las profundidades del océano, en medio de su viaje hacia las aguas de Sidney, Australia, y se encuentran con particular luz que los atrae en medio de la oscuridad. (Le puede interesar: Desaparecieron 700 aves de la noche a la mañana en una isla, ¿qué pasó?)

Cuando se percatan, a punto de ser devorados, se dan cuenta de que se trata de un pez que tiene una especie de anzuelo que sale de su cuerpo y brilla en la punta. Por suerte, logran escapar.

Se trata de un pez de la familia Gigantactinidae, un animal pequeño (su cuerpo no supera el tamaño de un gato doméstico) y con un particular apéndice que sobresale. En la punta, este emana bacterias luminosas que generar el brillo que se muestra en la película.

Estas bacterias están hechas para atraer a sus presas y alimentarse. Sin embargo, esta característica solo la tienen las hembras de las diferentes especies de esta familia. Los machos, por su parte, se sabe que son mucho más pequeños y sin el reconocible anzuelo. (Le recomendamos: Cuando el acceso a electricidad es clave para denunciar la violencia intrafamiliar)

De estos animales, como de muchos otros que viven en las profundidades, se saben pocas cosas y la ciencia sigue descubriendo muchas más. Ese es el caso de un registro que se hizo en la revista Journal of Fish Biology sobre este pez.

A pesar de que se creía que el animal nadaba como cualquier otro pez, con su vientre apuntando hacia el fondo del océano, y con el anzuelo arqueado por encima de su cabeza, los investigadores encontraron registros bastante inusuales de este pez nadando al revés. (También puede leer: Proteger el agua: el gran desafío de los nuevos gobernantes)

Por lo difícil que es verlo, los registros en vídeo con los que cuentan los investigadores podrían ser un gran insumo para conocer algo más sobre el comportamiento de estos animales. La hipótesis es que este animal nadaría constantemente con su vientre apuntando hacia la superficie marina y que su anzuelo no permanecería arqueado, sino totalmente estirado hacia el fondo del mar.

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