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Brasil, entre agosto de 2017 hasta julio de 2018, perdió 7.9 mil kilómetros cuadrados de la selva amazónica, un registro que equivale a más de 5 veces la superficie de la Ciudad de México, y la cifra más alta registrada en una década. La pérdida, según las autoridades del país sudamericano, se asocian a la tala ilegal indiscriminada. Medios internacionales como la BBC y Reuters informaron del tema.
Según el gobierno brasileño, que hizo públicas las mediciones satelitales, la mayoría de las pérdidas se produjeron en dos estados, Mato Grosso y Pará. El aumento de las pérdidas en comparación con el año anterior fue del 13,7%: en 2016-2017, la tasa de destrucción de los bosques, en contraste, disminuyó en un 12% en comparación con el año anterior. Al mismo tiempo, en comparación a el 2004, cuando el gobierno federal comenzó a luchar activamente para reducir el área de la selva amazónica, las pérdidas en este año malo récord igualmente disminuyeron en un 72%: hace 14 años el país perdió más de 27 mil kilómetros cuadrados de bosque.
El ministro de Medio Ambiente de Brasil, Edson Duarte, acusó al crimen organizado de la tala ilegal. De acuerdo a medios locales, activistas ambientales han mostrado preocupación por las políticas recien elegido presidente Jair Bolsonaro, quien prometió acabar las multas por dañar el bosque y debilitar la influencia de la agencia nacional de protección ambiental. Bolsonaro también manifestó su intención de fusionar el Ministerio de Medio Ambiente con el de Agricultura.
Los datos satelitales muestran que desde 1982 el área cubierta con árboles (a pesar de la tala activa) ha crecido un 7% a nivel mundial y el espacio vacío sin vegetación ha disminuido, según un estudio de Nature. Al mismo tiempo, la mayor parte de bosques (385 km2) se perdió en Brasil, donde se depreda la naturaleza para las demandas de las actividades agrícolas.
El Objetivo de Desarrollo Sostenible número 15 llama a detener la deforestación (es decir, que el planeta pare la merma neta de superficie forestal, plantando más hectáreas de bosque que las perdidas) para 2020.
De acuerdo con Phillip Fearnside, biólogo de Oxford que publicí un estudio sobre la deforestación en la revista Environmental Research Letters, la deforestación en la Amazonia brasileña destruye los servicios ambientales que son importantes para todo el mundo, y especialmente para el propio Brasil. Estos servicios incluyen mantener la biodiversidad, evitar el calentamiento global y reciclar el agua que proporciona lluvia a la Amazonia, a otras partes de Brasil, como São Paulo, y a los países vecinos, como Argentina. El bosque también mantiene las poblaciones humanas y las culturas que dependen de él.