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Fernando Vela, representante de la Fundación Romi Kumu, salió de su natal Florencia (Caquetá) a los 14 años para vivir en Bogotá y volvió hace cuatro años a Belén de los Andaquíes para hacer una reserva de la sociedad civil y vivir a orillas del río Pescado.
“Recuerdo que cuando era niño me bañaba en la quebrada La Perdiz, en el río Hacha, que era más claro y caudaloso. Cuando volví me sorprendí de la cloaca en lo que lo hemos convertido”, cuenta.
Su fundación y otros grupos de ciudadanos de Caquetá, como la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (ANUC), la Fundación Afrocaq, el Observatorio Ambiental y de Paz de Caquetá y la ONG Amazona presentaron ayer tres tutelas ante el Tribunal Administrativo de Caquetá para salvar los ríos más importantes de ese departamento: el Caguán, el Pescado y el Caquetá.
Ya hay otros ecosistemas y ríos en Colombia que han sido declarados como “sujeto de derechos” como el Atrato, que fue el primero en tener ese estatus legal, en 2016, y le siguieron el río Cauca y el Cohembí. Todos fueron declarados en medio de una crisis ambiental: el Atrato está altamente contaminado por mercurio gracias a la minería ilegal; la Amazonia alcanzó entre 280 mil y 300 mil hectáreas deforestadas en 2019, según el Ideam, y el río Cauca sufrió las consecuencias de una falla en la turbina del proyecto hidroeléctrico de Ituango, el más grande del país, en manos de Empresas Públicas de Medellín. Aunque nadie conoce a ciencia cierta el alcance de una decisión como esta, significa que habrían medidas especiales para la protección de estos ríos que incluyen planes de descontaminación, la obligación de incluir su protección en los planes de desarrollo departamentales, y comisiones ciudadanas o guardianes para su cuidado, entre otras.
La Amazonia fue declarada como “sujeto de derechos” en 2018, sin embargo, aún no hay ríos que tengan este estatus legal, y de ser aceptada la tutela, los tres ríos caqueteños serían los primeros de la región.
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El río Caquetá nace en el macizo caucano, tiene 2.280 km de longitud que recorren el Caquetá, el Putumayo y el Amazonas. Tal vez el problema más grande sean las consecuencias de la minería legal e ilegal. De acuerdo con un estudio realizado por Parques Nacionales, el río Caquetá presenta altos niveles de contaminación por mercurio, causada por la minería ilegal de oro. Entre 2014 y 2015 se tomaron muestras a miembros de comunidades indígenas ribereñas, y los resultados arrojaron niveles superiores de mercurio en el cuerpo a los permitidos y además se clasificaron 17 especies de peces con altos niveles de mercurio y que son parte de la dieta local de los ribereños como el tucunare, mota-simi, jurajura-bocón, capaz, barba chato, pintadillo tigre, cascariduro, bagre rayado, payara, chillón, arenca chata, Piraña-puño, dorada, dormilón o pez negro, sabaleta, yaraqui-sapuara y pintadillo.
Por otro lado, los derrames de crudo sobre el río suceden con frecuencia, y los habitantes de las zonas rurales de los municipios de Curillo, Solita y Solano son los más afectados. El más reciente sucedió el 22 de junio de este año. Por medio de redes sociales, la comunidad alertó a autoridades ambientales que había una mancha de petróleo que se originó en el río Mocoa y se extendió por las aguas “café con leche” del río Caquetá sin que se contuviera la emergencia. Se suspendió el servicio público de agua potable durante varios días, pero según algunos testimonios de pobladores, muchos continuaron cocinando y bebiendo de estas aguas.
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Según los accionantes, aproximadamente 200 millones de metros cúbicos de aguas residuales se depositan en las cuencas de los ríos del Caquetá sin ningún tratamiento. En cuanto al río Pescado, este afluente del río Caquetá tuvo mucha importancia en la época de la Colonia y el caucho, y es de importancia cultural porque estuvo habitada por los indígenas Andaki –un pueblo del que ya no se tiene noticia– hace parte del Parque Alto Fragua Indi Wasi y recorre los municipios de Belén de los Andaquíes, Morelia, San José del Fragua, Albania, Valparaíso y Milán, además de seis resguardos indígenas. Los habitantes dependen del arroz, maíz, caña, yuca, plátano que riegan con las aguas del Pescado, de la ganadería y la pesca artesanal.
La tutela señala que este río abastece al 19 % de Morelia, pero que las aguas residuales son vertidas directamente a las fuentes hídricas sin tratamiento porque no hay una planta de tratamiento (PTAR). El agua para Belén de los Andaquíes, por ejemplo, se capta con una estructura artesanal, y el 20% de esta zona tiene pozos sépticos obsoletos, “vulnerando el derecho a la seguridad alimentaria y el saneamiento básico”. Entre otras, la cuenca de este río hace parte del corredor biológico del llamado Mono Bonito (Plecturocebus Caquetensis), una especie endémica, en peligro crítico de extinción debido a la reducción de su hábitat por la deforestación y la fragmentación del bosque. De hecho, el 26,29 % de toda la deforestación de la Amazonia en 2019 se concentró en estos dos municipios, alrededor del río Pescado.
El río Caguán, por su parte, ha sido uno de los ejes de deforestación en la Amazonia colombiana, según el Ideam. En Caquetá, 75 de los 200 parches identificados estaban cerca de este río y del Yarí, y tenían más de 50 hectáreas de extensión.
Para Vela, para que la tutela no se quede en el papel, habría que concentrarse en dos acciones concretas: “Que cese el tráfico de fauna y la destrucción del bosque, y que los mandatarios locales comiencen un saneamiento de los ríos. Es decir, que estén obligados a introducir este componente en los planes departamentales de desarrollo”.
Infoamazonia es una alianza periodística entre Amazon Conservation Team y El Espectador.