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La secretaría de Ambiente de Bogotá informó este viernes que los incendios en varias partes del Colombia podrían afectar en los próximos días la calidad del aire de Bogotá y otras ciudades del país. El reflejo evidente de este evento es la capa de color blanco y gris que permanecerá entre la ciudad y el cielo en los próximos días, y que es una muestra de la grave situación que atraviesan varias regiones, como la Orinoquia y la Amazonia colombiana. (Le recomendamos: (Le recomendamos: Los incendios en la Amazonía, una situación que no da tregua
El panorama es crítico. Según el Reporte de Monitoreo de puntos de Calor del Ministerio de Ambiente, el mes de enero de 2022 presentó el valor más alto en los últimos 10 años en la Amazonía colombiana. Instituciones académicas y científicas también han reportado cerca de 6.187 puntos de calor en el Amazonas, focalizados en cuatro departamentos: Caquetá (2.417), Meta (1.942), Guaviare (1.411) y Putumayo (268).
En estas regiones, durante la época seca, que comprende los meses entre octubre y marzo, se disparan prácticas asociadas a procesos de deforestación, que aprovechan la temporada de bajas lluvias para quemar y preparar el terreno que estaba poblado por bosque. Las consecuencias llegan hasta el centro del país. (Le puede interesar: Alcaldía de Calamar (Guaviare) declaró alerta roja por incendios forestales)
“Los primeros meses del año en Bogotá usualmente tenemos condiciones más complicadas en términos de calidad del aire. En primer lugar, por las condiciones meteorológicas, las bajas temperaturas en las mañana y altas temperaturas a lo largo del resto del día causan que el material contaminante se quede sobre la ciudad, además, estamos en nuestra etapa de menos lluvias en las que hay más incendios forestales dentro y fuera de Bogotá y ese es el segundo factor que puede afectar la calidad del aire en estos días”, indicó la secretaria de Ambiente, Carolina Urrutia.
“A hoy, gran cantidad de material particulado está cayendo sobre las áreas de Bogotá y Medellín, generando un factor más de presión sobre la salud pública”, aseguró por su parte Rodrigo Botero, director de la Fundación para la Conservación y Desarrollo Sostenible (FCDS), que realiza sobrevuelos semanales de monitoreo en la región amazónica. En enero, aseguraron, se confirmaron 1.873 alertas de incendios sobre la Amazonia y la Orinoquia. “El Sistema de Monitoreo de Deforestación de la FCDS estima que una gran cantidad de material particulado, producto de esos incendios, va a presentar un pico importante sobre Bogotá a partir de este viernes 4 de febrero. (Le recomendamos: En fotos: La Macarena en llamas. Alerta por numerosos incendios que acaban el bosque)
Otros factores que influyen
Además de la temporada seca del primer trimestre, también se presentan heladas en la madrugada e inversiones térmicas en la sabana de Bogotá, aseguran desde la Secretaría.
La inversión térmica es un fenómeno que se presenta cuando la temperatura en las capas superiores de la atmosfera es mayor a la que se registra en la superficie, lo normal es que abajo sea más caliente que arriba.
Estos fenómenos y condiciones meteorológicas dificultan el movimiento del aire en la ciudad, haciendo que las emisiones generadas localmente queden atrapadas por más tiempo, generando mayores niveles de concentración de contaminantes a baja altura.
Durante las últimas semanas de enero se registraron picos de concentración (línea azul) en las estaciones como Guaymaral, los cuales están asociados a la presencia de múltiples inversiones térmicas (círculos rojos).
La secretaría de Ambiente de Bogotá informó que seguirá monitoreando la concentración de contaminantes y los diferentes factores meteorológicos que puedan generar el transporte de biomasa a la ciudad.
Una alerta por los Parques Naturales
Los monitoreos permanentes de la FCDS evidenciaron que durante el mes de enero los incendios se concentraron en el arco noroccidental de la Amazonia y la Orinoquia, donde se encuentran ubicados los parques nacionales de Tinigua, Sierra de la Macarena, Serranía del Chiribiquete, Reserva Nukak y la zona norte del Resguardo Llanos del Yarí-Yaguara II.
“Durante años el parque Tinigua ha estado azotado por la deforestación y las quemas, a punto de que ya solo queda 68% de los bosques y ecosistemas naturales sin intervenir por este fenómeno”, explicó botero, quien también hizo un llamado a que los gobiernos locales y nacionales se unan en sus áreas de salud y ambiente con el fin de “entender y atender la dinámica de fenómenos que atentan contra los bosques, selvas y otros ecosistemas naturales que aseguran agua y aire limpio para Colombia”.