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La organización WWF Colombia presentó este jueves su informe Colombia Viva - Colombia 2017, un alarmante panorama sobre el estado de los ecosistemas en el país. La organización ambiental, con presencia en el país desde 1993, asegura que de los 85 grandes tipos de ecosistemas que existen en Colombia, 20 se encuentran en estado crítico (25% del total) y 17, en peligro (21%).
De acuerdo con el documento, la amenaza a casi la mitad de los grandes ecosistemas del país pone en alguna de las tres categoría de riesgo (peligro crítico, amenaza o vulnerable) al 2.22% de las especies presentes en los ecosistemas nacionales.
La importancia de preservar los ecosistemas es primordial para el desarrollo del país no solamente por el valor económico que puedan genera, sino además porque en un país en constante crecimiento demográfico, los ecosistemas colombianos proveen de recursos vitales para el sostenimiento población.
Por ejemplo, el 75% del agua que consumimos en Colombia proviene de la cordillera de los Andes y los afluentes del sistema hídrico del Magdalena, asegura el documento. Además según la FAO, Colombia es una de las mayores despensas de alimentos del mundo. Y la preservación de los bosques se ve reflejada en la regulación de emisiones del CO2 que se emiten a la atmósfera.
Esta amenaza hace que desafortunadamente el país contribuya al deterioro que la actual crisis ambiental contemporánea ha producido gracias a la “escala e intensidad de las acciones humanas”, pues para dicha organización “desafortunadamente, Colombia ha seguido un camino en el que el desarrollo ha tenido lugar a costa de la biodiversidad y los ecosistemas”.
El informe recoge datos que permiten asegurar que el área transformada por la intervención antrópica pasó en el país “de unos 15 millones de hectáreas durante el período de la Conquista Española, a 42 millones de hectáreas en el año 2000, con variaciones en el tiempo y el espacio”.
Los ecosistemas , una víctima más del conflicto armado
El informe celebra la firma del documento del Acuerdo de Paz entre las Farc y el gobierno colombiano, y aunque ve esto como una inmensa oportunidad llena de retos para el país, también asegura que el fin del conflicto “puede desencadenar cambios no deseables, transformar aun más los ecosistemas naturales remanentes para poder responder a la demanda de recursos y territorios”.
Estas presiones a las que las antiguas zonas ocupadas por la guerrilla se ven abocadas “pueden empujar los límites de sostenibilidad y la biocapacidad de los ecosistemas cada vez más frágiles y deteriorados”, asegura Mary Louise Higgins, directora de WWF-Colombia.
La biodiversidad de la geografía colombiana, que cuenta con 35 ecosistemas marino-costeros, 34 terrestre, continentales e insulares y 16 de agua dulce, ha perdido el 31.1% de su áreas a lo largo de la historia, siendo los biomas andinos los más afectados con una afectación que ha oscilado entre un 54% y un 79%, según esta investigación.
Las mayores amenazas
Una de las mayores amenazas que se registran, por ejemplo, para los ecosistemas terrestres del país son la expansión de la frontera ganadera, la especulación de tierras, la deforestación y el uso para cultivos ilícitos.
24% de los sistemas de agua dulce “evidencian algún grado de transformación por acciones humanas”, siendo los humedales los más afectados, en la Ciénaga Grande de Santa Marta, en el valle medio del río Magdalena, en el valle del río Sinú, el valle del río cauca y el altiplano de Bogotá.
El informe también identifica que casi la mitad del territorio colombiano corresponde a su jurisdicción sobre el mar Caribe. Pero pese al volumen que representa para el total del territorio, existe una identificación, delimitación y caracterización de sus ecosistemas incipiente. Pues solo “apenas el 0.51% ha sido cartografiado”
Lo anterior es grave pues sin el debido registro es imposible generar acciones concretas y políticas públicas que ayuden a la protección de los ecosistemas marinos y a exigir estándares en el uso del agua y el suelo marino y costero.
Por ejemplo, en las praderas de la bahía de Cartagena hay un retroceso en la preservación de los pastos marinos, debido a “factores antrópicos como la contaminación por aguas negras e hidrocarburos, y el desarrollo de obras de infraestructura, potenciados por impactos negativos del cambio climático”, asegura el informe.
De acuerdo con los Libros rojos de especies amenazadas en Colombia, existen 81 especies de fauna y la flora “en alguna categoría de amenaza”, de las cuales 27 entraron por primera vez en alguna de esas categorías y 7 pasaron de estar en una categoría de preocupación menor a una de casi amenaza.
A eso se suma que de las 1.853 especies de plantas evaluadas por WWF, 665 (36%) se encuentran amenazadas de extinción. La situación de la fauna terrestre colombiana es también preocupante: de 284 especies de animales terrestres, 41 están en Peligro Crítico, 112 Amenazadas y 131 son Vulnerables.
Las cifras dejan ver un panorama preocupante pues de acuerdo con el documento, de avanzar estas tendencias, Colombia tendría que borrar de la lista de su biodiversidad especies de abejas que cumplen funciones críticas de los ecosistemas, o colibríes, paujiles, loros y monos araña, entre otros.
Las cuencas de los ríos Magdalena, Orinoco y Amazonas, por ejemplo, presentan signos claros de una declinación alarmante de sus pesquerías: "Las capturas en la cuenca del Magdalena disminuyeron casi 90% desde la década de 1970, los desembarcos pesqueros en la cuenca del Orinoco declinaron 85 % entre 1997 y 2009, y en la cuenca del río Putumayo el descenso registrado entre 1992 y 2009 fue cercano a 80%. El bocachico del Magdalena (Prochilodus magdalenae) o el bagre tigre (Pseudoplatystoma fasciatum) prácticamente han desaparecido de las cocinas de los colombianos".
El informe finaliza reconociendo que el desarrollo social y económico de Colombia está “profundamente relacionado con la extraordinaria biodiversidad de su territorio”, por lo que es imperativo la conservación de este patrimonio natural. Esto implica que esta riqueza sea no sólo reconocida sino además valorada para el logro del desarrollo sostenible que las comunidades necesitan, que el país requiere, y que la comunidad Internacional se ha fijado como meta en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, retos a los cuales Colombia se ha sumado.