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China sufrió en el verano pasado el aumento en el costo mundial de las materias primas, en particular del carbón, que alimenta el 60% de sus centrales eléctricas. La situación obligó a las centrales a bajar el ritmo de generación en momentos de fuerte demanda, lo que provocó un racionamiento eléctrico que hizo subir los costos de producción de las empresas. La coyuntura se estabilizó posteriormente.
Sin embargo, la seguridad energética debe ser “preservada”, según indicó el primer ministro chino, citado por la agencia de noticias Xinhua. “El abastecimiento de carbón será aumentado y las centrales eléctricas a carbón serán apoyadas para operar a plena capacidad y generar más electricidad”, declaró Li Keqiang en la reunión sobre la situación económica del país. (Lea: El mundo gasta 1,8 billones de dólares al año en subsidios que dañan el ambiente)
Para aliviar la presión, las autoridades ya habían autorizado en los últimos meses la reapertura de minas de carbón. No obstante, el presidente Xi Jinping prometió comenzar a reducir las emisiones de carbono para 2030.
China es el país que más invierte en energías limpias, pero continúa como el mayor productor mundial de carbón y mayor contaminador del planeta. Según datos oficiales, el consumo de carbón en China aumentó el año pasado en 4,7%. (Lea: Se pierde la selva amazónica y con ella los murciélagos)