Científicos alertan que algunos partidos del próximo Mundial se jugarían a más de 50 grados
Un nuevo estudio asegura que el modelo que utiliza la FIFA para medir el temperatura que experimentan los jugadores subestimaría el estrés térmico que se sentiría en la canchas. En total, 10 de 16 sedes presentan un alto riesgo de calor excesivo.
Un reciente informe publicado en la revista Scientific Reports alerta que la mayoría de las sedes del próximo mundial de fútbol, que se jugará en México, Estados Unidos y Canadá, presenta un elevado riesgo de calor excesivo. En tres de ellas, por ejemplo, el estrés térmico que experimentarían los jugadores podría alcanzar los 50º C.
“Diez de las dieciséis sedes de la Copa Mundial de la FIFA 2026 corren un riesgo muy alto de sufrir condiciones extremas de estrés térmico. El mayor riesgo de estrés térmico no compensable debido a valores medios horarios muy elevados de UTCI superiores a 49,5 °C y a una pérdida excesiva de agua (se produce por la tarde en los estadios situados en Arlington, Houston (EE.UU.) y en Monterrey (México)”, indican los autores del estudio.
Actualmente, la Federación Internacional de Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) tiene una serie de reglas para asegurar la salud de los jugadores cuando los partidos se desarrollan en condiciones climáticas extremas. Por ejemplo, es bien conocida la pausa que toman los equipos transcurridos los 30 minutos del partido cuando las temperatura alcanza los 32 °C. No obstante, esta temperatura límite no se mide con un termómetro tradicional, sino a través de un instrumento más complejo que tiene en cuenta elementos como la humedad relativa del aire, el viento, la radiación solar, entre otros factores. Este se conoce como el Índice de Temperatura de Globo y Bulbo Húmedo (WBGT, por sus siglas en inglés).
No obstante, según alertan los investigadores, este índice subestimaría el estrés térmico al que realmente experimentarán los jugadores. Además de esto, el WBGT no tendría en cuenta factores ambientales como la humedad o la falta de aire que influyen en la regulación de la temperatura de los humanos.
“El WBGT no incorpora los factores más importantes propios del deporte, es decir, la producción de calor metabólico específico, la ropa concreta que usan los atletas y los efectos del movimiento corporal en la velocidad relativa del aire”, indicó, a El País, el investigador de la fisiología del deporte de la Universidad de Breslavia (Polonia) y autor sénior del estudio sobre el calor en el próximo mundial, Marek Konefał.
Por esta razón, Konefał y un grupo de investigadores sugieren utilizar otra medición: el Índice Universal de Clima Térmico (UTCI por sus siglas en inglés), que tiene en cuenta otros parámetros para comprender la respuesta del cuerpo humano al calor.
El uso de este indicador es clave, pues indica que en la mayoría de las sedes del Mundial se registraría un calor extremo. Este, además, sería más crítico entre 2 y 5 de la tarde en todas las sedes, en excepción Miami, en donde esta franja se registraría entre las 11 de la mañana y las 12 del mediodía.
Según el UTCI, además, uno de los principales factores de riesgo será la deshidratación, pues por ejemplo, en los estados de Monterrey, Houston y Arlington los jugadores podrían perder más de un kilogramo de sudor en una hora en los horarios más calurosos.
A esto los investigadores agregan que: “aunque los atletas que practican deportes al aire libre a menudo tienen que enfrentarse a condiciones meteorológicas difíciles y cambiantes, la enorme diversidad de las condiciones biotérmicas durante la Copa Mundial en Estados Unidos, Canadá y México, derivada de las diferentes ubicaciones geográficas de los estadios, no tendrá precedentes en la historia de la Copa Mundial de la FIFA. Las distancias entre los distintos estadios, que alcanzan casi los cinco mil kilómetros, implican que los partidos se disputarán en nueve tipos de clima diferentes, por lo que irán acompañados de distintos niveles de estrés ambiental para los jugadores”.
De esta manera, los autores no sugieren que se cambien las sedes del mundial de 2026, sino que, en su lugar, se acondicionen los estadios y los protocolos para asegurar la seguridad y el mejor rendimiento de los atletas durante la competencia.
“Estos resultados pueden servir de orientación a los organizadores del torneo para optimizar el horario de los partidos y las pausas adicionales para refrescarse y rehidratarse en los distintos estadios. En este contexto, el reducido contenido de oxígeno en el aire inhalado en Guadalajara (1.566 metros sobre el nivel del mar) y Tlalpan (2.240 m s.n.m.) también requerirá una consideración adicional”, concluyen los autores del estudio.
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Un reciente informe publicado en la revista Scientific Reports alerta que la mayoría de las sedes del próximo mundial de fútbol, que se jugará en México, Estados Unidos y Canadá, presenta un elevado riesgo de calor excesivo. En tres de ellas, por ejemplo, el estrés térmico que experimentarían los jugadores podría alcanzar los 50º C.
“Diez de las dieciséis sedes de la Copa Mundial de la FIFA 2026 corren un riesgo muy alto de sufrir condiciones extremas de estrés térmico. El mayor riesgo de estrés térmico no compensable debido a valores medios horarios muy elevados de UTCI superiores a 49,5 °C y a una pérdida excesiva de agua (se produce por la tarde en los estadios situados en Arlington, Houston (EE.UU.) y en Monterrey (México)”, indican los autores del estudio.
Actualmente, la Federación Internacional de Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) tiene una serie de reglas para asegurar la salud de los jugadores cuando los partidos se desarrollan en condiciones climáticas extremas. Por ejemplo, es bien conocida la pausa que toman los equipos transcurridos los 30 minutos del partido cuando las temperatura alcanza los 32 °C. No obstante, esta temperatura límite no se mide con un termómetro tradicional, sino a través de un instrumento más complejo que tiene en cuenta elementos como la humedad relativa del aire, el viento, la radiación solar, entre otros factores. Este se conoce como el Índice de Temperatura de Globo y Bulbo Húmedo (WBGT, por sus siglas en inglés).
No obstante, según alertan los investigadores, este índice subestimaría el estrés térmico al que realmente experimentarán los jugadores. Además de esto, el WBGT no tendría en cuenta factores ambientales como la humedad o la falta de aire que influyen en la regulación de la temperatura de los humanos.
“El WBGT no incorpora los factores más importantes propios del deporte, es decir, la producción de calor metabólico específico, la ropa concreta que usan los atletas y los efectos del movimiento corporal en la velocidad relativa del aire”, indicó, a El País, el investigador de la fisiología del deporte de la Universidad de Breslavia (Polonia) y autor sénior del estudio sobre el calor en el próximo mundial, Marek Konefał.
Por esta razón, Konefał y un grupo de investigadores sugieren utilizar otra medición: el Índice Universal de Clima Térmico (UTCI por sus siglas en inglés), que tiene en cuenta otros parámetros para comprender la respuesta del cuerpo humano al calor.
El uso de este indicador es clave, pues indica que en la mayoría de las sedes del Mundial se registraría un calor extremo. Este, además, sería más crítico entre 2 y 5 de la tarde en todas las sedes, en excepción Miami, en donde esta franja se registraría entre las 11 de la mañana y las 12 del mediodía.
Según el UTCI, además, uno de los principales factores de riesgo será la deshidratación, pues por ejemplo, en los estados de Monterrey, Houston y Arlington los jugadores podrían perder más de un kilogramo de sudor en una hora en los horarios más calurosos.
A esto los investigadores agregan que: “aunque los atletas que practican deportes al aire libre a menudo tienen que enfrentarse a condiciones meteorológicas difíciles y cambiantes, la enorme diversidad de las condiciones biotérmicas durante la Copa Mundial en Estados Unidos, Canadá y México, derivada de las diferentes ubicaciones geográficas de los estadios, no tendrá precedentes en la historia de la Copa Mundial de la FIFA. Las distancias entre los distintos estadios, que alcanzan casi los cinco mil kilómetros, implican que los partidos se disputarán en nueve tipos de clima diferentes, por lo que irán acompañados de distintos niveles de estrés ambiental para los jugadores”.
De esta manera, los autores no sugieren que se cambien las sedes del mundial de 2026, sino que, en su lugar, se acondicionen los estadios y los protocolos para asegurar la seguridad y el mejor rendimiento de los atletas durante la competencia.
“Estos resultados pueden servir de orientación a los organizadores del torneo para optimizar el horario de los partidos y las pausas adicionales para refrescarse y rehidratarse en los distintos estadios. En este contexto, el reducido contenido de oxígeno en el aire inhalado en Guadalajara (1.566 metros sobre el nivel del mar) y Tlalpan (2.240 m s.n.m.) también requerirá una consideración adicional”, concluyen los autores del estudio.
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