Científicos confirmaron los primeros casos de gripe aviar en la región antártica
En las Islas Georgias del Sur, en el atlántico sur, se confirmaron los primeros casos de la gripe aviar altamente patógena en aves de la zona. En los últimos años, se han registrado “brotes sin precedentes” de esta enfermedad en los cinco continentes.
Luego de ser alertados por reportes de mortalidades de aves sin explicación, así como de individuos potencialmente sintomáticos, un equipo de investigadores británicos recorrieron las Islas Georgias del Sur, en la región Antártida. Allí, con hisopos, tomaron muestras, de las poblaciones locales de aves, que fueron enviadas a laboratorios de la Agencia de Sanidad Animal y Vegeta en Inglaterra.
Los resultados confirmaron el temor del grupo de científicos, pues dieron positivo para una versión de la gripe aviar altamente patogénica, conocida como HPAI H5N1.
(Lo invitamos a leer: Rastreando el origen de la gripe aviar que ha infectado a millones de aves en el mundo)
Este hallazgo, divulgado por un informe de Estudio Antártico Británico (BAS, por sus siglas en inglés), constituye la primera serie de casos conocidos de gripe aviar en la Antártida, el continente más al sur del planeta. Estos casos fueron detectados por una de las dos estaciones de investigación en la zona que relevó muestras de poblaciones de págalo Pardo.
“Las vías naturales son el principal medio de propagación de la gripe aviar altamente patógena y es probable que la propagación de la enfermedad se debiera al regreso de las aves de su migración a Sudamérica, donde hay un elevado número de casos de gripe aviar altamente patógena”, explica el informe del BAS.
Según el equipo de investigadores, no es posible prever el impacto de la gripe aviar en esta zona el planeta, debido a la variabilidad de los patrones de transmisión y mortalidad que se han registrado en Europa y América. Por el momento, el BAS y el Gobierno de Georgia del Sur y las Islas Sandwich del Sur anunciaron que, aunque suspendieron el trabajo de campo que involucre el manejo de animales, por el momento monitorean la situación y su impacto en la vida salvaje de la isla y su potencial expansión a otras zonas cercanas.
En particular, se continuará el monitoreo de depredadores marinos como los albatros errantes, de ceja negra y de cabeza gris, los petreles gigantes septentrionales y meridionales, los pingüinos macaroni y los pingüinos papúa.
La gripe aviar que ha infectado a millones de aves en el mundo
Al menos 250 millones de aves y decenas de miles de mamíferos se han visto afectados por un inusual brote de gripe aviar que comenzó en la temporada 2020-2021 y que desde entonces tiene muy preocupados e inquietos a científicos de todo el mundo.
La humanidad sabe de la existencia de la influenza aviar (o gripe aviar) desde hace por lo menos 140 años. De hecho, la ciencia conoce que hay cuatro tipos de virus de influenza (gripe): A, B, C y D.
Todas ellas son diferentes. Por ejemplo, los virus tipo D afectan principalmente al ganado y los tipos C pueden infectar a personas y porcinos, pero esta suele ser muy leve. Los virus gripales de tipo A y B son, en cambio, de mayor preocupación. Los tipos B solo circulan entre las personas y causan las epidemias estacionales para las que hace décadas se administra una vacuna. Los tipos A afectan a personas y a animales y desde hace varios años son una fuente de preocupación para la Organización Mundial de la Salud (OMS). Basta recordar al H1N1, un virus tipo A que era propio de los porcinos y que en 2009 “saltó” a los humanos, se propagó alrededor del mundo y ahora es una gripe regular.
Lo invitamos a leer: Gripe aviar en Colombia: se descartan casos en humanos.
La influenza aviar es un virus tipo A, que afecta mayoritariamente a las aves y que sabemos que ha estado circulando desde hace varias décadas en el mundo a través de varios subtipos, unos de ellos de baja patogenicidad y otros de alta patogenicidad. Lo que significa eso en términos sencillos es que hay algunos subtipos que generan una enfermedad más grave y contagiosa que otros.
¿Qué es, entonces, lo que les preocupa a los científicos con el brote que comenzó hace poco más de dos años? Que el subtipo responsable es el H5N1, uno de alta patogenicidad, que además ha venido presentando unas mutaciones bastante particulares. Justamente, el equipo internacional de investigación analizó los datos de brotes notificados a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y a la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) desde 2005, junto con más de 10.000 genomas completos, para identificar esa evolución y las tendencias epidémicas hacia el futuro.
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Luego de ser alertados por reportes de mortalidades de aves sin explicación, así como de individuos potencialmente sintomáticos, un equipo de investigadores británicos recorrieron las Islas Georgias del Sur, en la región Antártida. Allí, con hisopos, tomaron muestras, de las poblaciones locales de aves, que fueron enviadas a laboratorios de la Agencia de Sanidad Animal y Vegeta en Inglaterra.
Los resultados confirmaron el temor del grupo de científicos, pues dieron positivo para una versión de la gripe aviar altamente patogénica, conocida como HPAI H5N1.
(Lo invitamos a leer: Rastreando el origen de la gripe aviar que ha infectado a millones de aves en el mundo)
Este hallazgo, divulgado por un informe de Estudio Antártico Británico (BAS, por sus siglas en inglés), constituye la primera serie de casos conocidos de gripe aviar en la Antártida, el continente más al sur del planeta. Estos casos fueron detectados por una de las dos estaciones de investigación en la zona que relevó muestras de poblaciones de págalo Pardo.
“Las vías naturales son el principal medio de propagación de la gripe aviar altamente patógena y es probable que la propagación de la enfermedad se debiera al regreso de las aves de su migración a Sudamérica, donde hay un elevado número de casos de gripe aviar altamente patógena”, explica el informe del BAS.
Según el equipo de investigadores, no es posible prever el impacto de la gripe aviar en esta zona el planeta, debido a la variabilidad de los patrones de transmisión y mortalidad que se han registrado en Europa y América. Por el momento, el BAS y el Gobierno de Georgia del Sur y las Islas Sandwich del Sur anunciaron que, aunque suspendieron el trabajo de campo que involucre el manejo de animales, por el momento monitorean la situación y su impacto en la vida salvaje de la isla y su potencial expansión a otras zonas cercanas.
En particular, se continuará el monitoreo de depredadores marinos como los albatros errantes, de ceja negra y de cabeza gris, los petreles gigantes septentrionales y meridionales, los pingüinos macaroni y los pingüinos papúa.
La gripe aviar que ha infectado a millones de aves en el mundo
Al menos 250 millones de aves y decenas de miles de mamíferos se han visto afectados por un inusual brote de gripe aviar que comenzó en la temporada 2020-2021 y que desde entonces tiene muy preocupados e inquietos a científicos de todo el mundo.
La humanidad sabe de la existencia de la influenza aviar (o gripe aviar) desde hace por lo menos 140 años. De hecho, la ciencia conoce que hay cuatro tipos de virus de influenza (gripe): A, B, C y D.
Todas ellas son diferentes. Por ejemplo, los virus tipo D afectan principalmente al ganado y los tipos C pueden infectar a personas y porcinos, pero esta suele ser muy leve. Los virus gripales de tipo A y B son, en cambio, de mayor preocupación. Los tipos B solo circulan entre las personas y causan las epidemias estacionales para las que hace décadas se administra una vacuna. Los tipos A afectan a personas y a animales y desde hace varios años son una fuente de preocupación para la Organización Mundial de la Salud (OMS). Basta recordar al H1N1, un virus tipo A que era propio de los porcinos y que en 2009 “saltó” a los humanos, se propagó alrededor del mundo y ahora es una gripe regular.
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La influenza aviar es un virus tipo A, que afecta mayoritariamente a las aves y que sabemos que ha estado circulando desde hace varias décadas en el mundo a través de varios subtipos, unos de ellos de baja patogenicidad y otros de alta patogenicidad. Lo que significa eso en términos sencillos es que hay algunos subtipos que generan una enfermedad más grave y contagiosa que otros.
¿Qué es, entonces, lo que les preocupa a los científicos con el brote que comenzó hace poco más de dos años? Que el subtipo responsable es el H5N1, uno de alta patogenicidad, que además ha venido presentando unas mutaciones bastante particulares. Justamente, el equipo internacional de investigación analizó los datos de brotes notificados a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y a la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) desde 2005, junto con más de 10.000 genomas completos, para identificar esa evolución y las tendencias epidémicas hacia el futuro.
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