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Luego del descarrilamiento del tren en East Palestine, Ohio (Estados Unidos), el pasado 3 de febrero, funcionarios de la Agencia de Protección Ambiental de EE. UU. (EPA), así como agencias locales y estatales, han monitoreado la calidad del agua y el aire en este pueblo. Los habitantes de East Palestine se siguen quejando de síntomas como dolor de cabeza y dificultad para respirar y cuestionan los informes oficiales que afirman que los niveles de los químicos son bajos y seguros.
“Los residentes tienen una desconexión entre experimentar algunos síntomas y que les digan que todo estaba bien”, afirmó para Nature Ivan Rusyn, director del Centro de Investigación Superfund de la Universidad de Texas A&M en College Station, quien adelantó junto a otros científicos una investigación para medir la calidad del aire en el pueblo. Para los investigadores existe una falta de comunicación clara entre el gobierno y los residentes de East Palestine. (Lea: “Director no ha renunciado ni le han pedido la renuncia”: Unidad Gestión del Riesgo)
Tres días después del accidente se evacuó un área de 5 km cuadrados y se drenaron en pozos los productos químicos que el tren transportaba, incluidos el cloruro de vinilo y el acrilato de butilo. Luego se hizo una quema controlada de los materiales para evitar una explosión, lo que generó una nube negra que probablemente creó acroleína y otros subproductos.
De hecho, semanas posteriores al descarrilamiento, la EPA informó que se detectaron niveles ligeramente elevados de acroleína en East Palestine, concentraciones que han “vuelto a niveles por debajo de la media nacional”, según la misma entidad. (Le puede interesar: Acá le explicamos por qué algunas playas se están desapareciendo en Colombia)
De acuerdo con el grupo de investigadores de la Universidad de Texas, es necesario analizar un conjunto más amplio de químicos, extendiendo los que se derramaron durante el descarrilamiento o los que se formaron con la quema controlada. El grupo de investigadores encontró que, además de la acroleína, habría concentraciones más altas de otros cuatro compuestos similares en áreas circundantes. (Lea: Maquinaria pesada arrasó con frailejones en páramo de Boyacá)
Rusyn insiste en que se necesitan más muestreos, pues para el trabajo de limpieza se continuará excavando el suelo contaminado, así como aireando el agua de los arroyos para extraer los químicos, algo que podría liberar más compuestos en el aire.
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