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Colombia no puede ser el primer país en perder su riqueza natural

En el contexto de crisis global por pérdida de biodiversidad y cambio climático, necesitamos del mayor compromiso del Estado y la sociedad colombiana para garantizar la transición hacia la sostenibilidad. ¿Cómo lograrlo?

Hernando García*
10 de junio de 2022 - 02:47 p. m.
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Foto: Diego Peña Pinilla
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Como potencia mundial en biodiversidad, Colombia está en la obligación de conservar especies y ecosistemas estratégicos para el planeta. En ese propósito, la generación de conocimiento científico es indispensable para entender la biodiversidad en sus diferentes niveles (genes, especies y ecosistemas) y sus contribuciones a la sociedad. (Lea las principales noticias sobre ambiente en El Espectador)

La producción y difusión de información de calidad permite identificar las amenazas sobre nuestra biodiversidad y tomar mejores decisiones de cara a la urgencia que demanda la adaptación y mitigación del cambio climático, así como generar alternativas para su conservación, restauración y gestión sostenible.

De hecho, la Misión de Sabios de 2019 propuso como meta alcanzar el 1.5 por ciento del PIB en Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI), una ciencia con propósito de transformación social. Por lo que resulta fundamental que el próximo gobierno tome decisiones para la adecuada financiación y fortalecimiento de los institutos de investigación parte del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación.

La ciencia, la investigación y sobre todo la inmensa diversidad biológica, aún por explorar del país, debe ser una prioridad en la planeación nacional. El llamado a la acción es inminente, pero este debe ir acompañado del conocimiento y la evidencia, lo cual implica un acercamiento cada vez mayor entre los institutos de ciencia con quienes toman decisiones y con la sociedad. El verdadero cambio transformativo en Colombia parte del conocimiento que generemos en la próxima década y su aplicación innovadora para los problemas y desafíos que enfrentamos como sociedad.

La biodiversidad también es un factor de competitividad territorial y, por tanto, se deben escalar las inversiones en sectores y negocios basados en la naturaleza como herramienta para la adaptación al cambio climático y el desarrollo económico.

El Instituto Humboldt, como parte del SINA, es uno de los actores clave para ese fin. Encargado de generar datos, información, conocimiento y narrativas científicas determinantes para la toma de decisiones de política pública relacionadas con la biodiversidad. Además, es una plataforma nacional para la construcción colectiva y participativa de apuestas de corto, mediano y largo plazo para el desarrollo sostenible. Desde el conocimiento hemos abordado la inclusión de los ecosistemas en la gestión territorial, la protección de nuestras especies y el apoyo al control de los motores de pérdida de biodiversidad como la deforestación, la introducción de especies invasoras y la sobre explotación de nuestro capital natural.

Colombia no quiere pasar de ser el segundo país más megadiverso del mundo, al primer país en perder irremediablemente su riqueza natural. La construcción de una sociedad que reconozca de forma integral su biodiversidad y ecosistemas requiere del conocimiento y la investigación que generan las instituciones del SINA. Sin inversión no hay cambio.

*Director General del Instituto Humboldt

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Por Hernando García*

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