Colombia presentó su plan para ser carbono neutro a 2050 (pero con pocos detalles)
Es la ruta que deberán seguir los próximos siete presidentes si se quiere que, para ese año, el país capture todo el carbono que emite. El anuncio se hizo en Glasgow, Escocia, en la COp26, pero dejó varias preguntas.
María Mónica Monsalve
Carlos Urrego
Desde hace varios días el Gobierno Colombia había dicho que su agenda en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26), que se desarrolla en Glasgow (Reino Unido), iba a ser muy rica. Uno de los anuncios más esperados, y que de hecho se convirtió en la forma como el país inauguró su pabellón, fue el Lanzamiento oficial de la Estrategia Climática de Largo Plazo de Colombia, E2050. (Lea “Vaca” europea de US $33,5 millones para Colombia para frenar la deforestación)
Se trata de un tema importante por dos razones. La primera es que se convertirá en la hoja de ruta con la que Colombia planea ser carbono neutral para 2050. En palabras más simples, la idea es que para ese año por cada unidad de carbono que el país emita a la atmósfera por alguna actividad humana, esa misma cantidad de carbono debe ser capturada con, por ejemplo, algún proyecto de conservación. (Lea Colombia firmará crédito con el BID por US$500 millones para adaptación climática)
Y la segunda, es porque tener estas hojas de ruta a largo plazo también es uno de los propósitos que se firmaron con el Acuerdo de París, en el 2015.
Pero, durante el evento, la estrategia E2050 se dio a conocer sin mayores detalles. Desde junio de 2020 el presidente Duque anunció que se iba a empezar a construir este plan. La sometieron a participaciones, modelaciones, recomendaciones de expertos, hasta oficializarla hoy en la COP26. “Más de 2.100 personas aportaron sus propuestas en 300 espacios de trabajo”, señaló el ministro de Ambiente, Carlos Correa, quien también reafirmó cuáles son las nueve líneas de acción de la estrategia.
1. Ampliar y fortalecer la creación de conocimiento climático para respaldar decisiones locales y nacionales.
2. Gestionar integralmente la biodiversidad y sus servicios ecosistémicos
3. Producción y consumo sostenible
4. Transición justa de la fuerza laboral para mejorar la calidad de vida y la inclusión social y económica de la población.
5. Desarrollo rural, marino y costero, diferenciado por las distintas regiones del país.
6. Ciudades-regiones con un desarrollo urbano integral para la sostenibilidad ambiental, que fomente la diversidad, equidad, conectividad y productividad.
7. Matriz energética diversificada para atender la demanda a través de fuentes renovables
8. Movilidad e infraestructura sostenibles
9. Incrementar la capacidad de adaptación, sobre todo en temas de salud
El presidente Duque, por su parte, aprovechó el espacio para mencionar algunos objetivos relacionados con la E2050 que ya se estarían cumpliendo. Por ejemplo, mencionó que cuando se posesionó como presidente, en agosto de 2018, sólo había una capacidad instalada de 28 megavatios de energías renovables no convencionales. Esa cifra, explicó, llegará a 2.800 megavatios para finales de 2022 si se tienen en cuenta las recientes subastas que se hicieron la semana pasada.
Pero es una cifra a la que hay que darle contexto. Según un cálculo del 2020 de la Unidad de Planeación Minero-Energética (UPME), el potencial de energías renovables de Colombia asciende a 33,9 gigavatios.
Otras de las metas que, según Duque, ya están avanzando son la siembra de 180 millones de árboles, que llegará a 120 millones para fin de año; proteger el 30% del territorio del país para 2022 y que 100 compañías ya firmaron un acuerdo para también ser carbonos neutrales para 2050. “Hemos motivado a empresas como Ecopetrol, cuyo presidente Felipe Bayón, está aquí presente, para que se conviertan en líderes de la autogeneración. Ecopetrol ya está trabajando con hidrógeno verde y traerá la primera electrificadora al inicio de 2022″, explicó también Duque.
El paso a paso de cómo el Gobierno – y los siete presidentes que llegarán hasta 2050- piensa hacerlo, no fue detallado. Sin embargo, una versión previa de la E2050, de mayo de este año, explicaba de qué se trataba la estrategia. El documento presentaba 50 opciones de transformación que, si se siguen, nos podrían llevar al carbono neutralidad en 2050.
“La E2050 debe entenderse como un instrumento de política de Estado que oriente las acciones de desarrollo de los próximos gobiernos”, señala. “De esta manera es muy importante en el futuro cercano su institucionalización bajo alguna figura administrativa o legal que asegure su implementación”, agrega.
“Finalmente, es fundamental mencionar que la entrega oficial de la E2050 a la UNFCCC, es el punto de partida para la consolidación de un proceso altamente participativo e incluyente, y una discusión nacional más amplia con actores sociales y sectoriales (públicos y privados), que permita fortalecer los espacios de capacitación y acompañamiento técnico y financiero a los diferentes actores de cambio, que permitan materializar las transformaciones planteadas”. De alguna manera, entonces, la E2050 pinta distintos y posibles escenarios sobre los que deberán decidir futuros gobiernos para seguir con el propósito de ser carbono neutro para ese año.
Pero para evitar que esa ruta se quede en el papel y que no dependa necesariamente de la “arbitrariedad” de un presidente, hay que convertirla en ley. Para eso, según señaló el ministro Correa a El Espectador, es que en este momento está en Congreso la Ley de acción climática, que no solo le dará vida al propósito de reducir las emisiones en un 51% para 2030, sino que dejará “atado” el compromiso hasta 2050.
Sobre la plata necesaria para lograrlo, Correa también afirmó que la prioridad es lograr sacar adelante la financiación para las medidas que logren la reducción a 2030, así como otras metas de adaptación, aunque muchas de ellas estarían cubiertas bajo los presupuestos de cada ministerio que las debe ejecutar.
“Vamos cerrando ese ciclo de financiación climática. Hoy por primera vez el estado tiene regalías en el sector ambiental que, para esta bi- anualidad, equivale a casi 700 mil millones de pesos. Tiene recursos de ciencia y tecnología del sector ambiental, tiene el impuesto al carbono- que también será utilizado para este tipo de inversiones - recursos propios y capital privado. Hoy hay fondos de inversión que ya están entrando al mercado voluntario de carbono, en la medida en que se madura, y está la banca multilateral y, por supuesto, los compromisos que se hacen en el Acuerdo de París”.
Desde hace varios días el Gobierno Colombia había dicho que su agenda en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26), que se desarrolla en Glasgow (Reino Unido), iba a ser muy rica. Uno de los anuncios más esperados, y que de hecho se convirtió en la forma como el país inauguró su pabellón, fue el Lanzamiento oficial de la Estrategia Climática de Largo Plazo de Colombia, E2050. (Lea “Vaca” europea de US $33,5 millones para Colombia para frenar la deforestación)
Se trata de un tema importante por dos razones. La primera es que se convertirá en la hoja de ruta con la que Colombia planea ser carbono neutral para 2050. En palabras más simples, la idea es que para ese año por cada unidad de carbono que el país emita a la atmósfera por alguna actividad humana, esa misma cantidad de carbono debe ser capturada con, por ejemplo, algún proyecto de conservación. (Lea Colombia firmará crédito con el BID por US$500 millones para adaptación climática)
Y la segunda, es porque tener estas hojas de ruta a largo plazo también es uno de los propósitos que se firmaron con el Acuerdo de París, en el 2015.
Pero, durante el evento, la estrategia E2050 se dio a conocer sin mayores detalles. Desde junio de 2020 el presidente Duque anunció que se iba a empezar a construir este plan. La sometieron a participaciones, modelaciones, recomendaciones de expertos, hasta oficializarla hoy en la COP26. “Más de 2.100 personas aportaron sus propuestas en 300 espacios de trabajo”, señaló el ministro de Ambiente, Carlos Correa, quien también reafirmó cuáles son las nueve líneas de acción de la estrategia.
1. Ampliar y fortalecer la creación de conocimiento climático para respaldar decisiones locales y nacionales.
2. Gestionar integralmente la biodiversidad y sus servicios ecosistémicos
3. Producción y consumo sostenible
4. Transición justa de la fuerza laboral para mejorar la calidad de vida y la inclusión social y económica de la población.
5. Desarrollo rural, marino y costero, diferenciado por las distintas regiones del país.
6. Ciudades-regiones con un desarrollo urbano integral para la sostenibilidad ambiental, que fomente la diversidad, equidad, conectividad y productividad.
7. Matriz energética diversificada para atender la demanda a través de fuentes renovables
8. Movilidad e infraestructura sostenibles
9. Incrementar la capacidad de adaptación, sobre todo en temas de salud
El presidente Duque, por su parte, aprovechó el espacio para mencionar algunos objetivos relacionados con la E2050 que ya se estarían cumpliendo. Por ejemplo, mencionó que cuando se posesionó como presidente, en agosto de 2018, sólo había una capacidad instalada de 28 megavatios de energías renovables no convencionales. Esa cifra, explicó, llegará a 2.800 megavatios para finales de 2022 si se tienen en cuenta las recientes subastas que se hicieron la semana pasada.
Pero es una cifra a la que hay que darle contexto. Según un cálculo del 2020 de la Unidad de Planeación Minero-Energética (UPME), el potencial de energías renovables de Colombia asciende a 33,9 gigavatios.
Otras de las metas que, según Duque, ya están avanzando son la siembra de 180 millones de árboles, que llegará a 120 millones para fin de año; proteger el 30% del territorio del país para 2022 y que 100 compañías ya firmaron un acuerdo para también ser carbonos neutrales para 2050. “Hemos motivado a empresas como Ecopetrol, cuyo presidente Felipe Bayón, está aquí presente, para que se conviertan en líderes de la autogeneración. Ecopetrol ya está trabajando con hidrógeno verde y traerá la primera electrificadora al inicio de 2022″, explicó también Duque.
El paso a paso de cómo el Gobierno – y los siete presidentes que llegarán hasta 2050- piensa hacerlo, no fue detallado. Sin embargo, una versión previa de la E2050, de mayo de este año, explicaba de qué se trataba la estrategia. El documento presentaba 50 opciones de transformación que, si se siguen, nos podrían llevar al carbono neutralidad en 2050.
“La E2050 debe entenderse como un instrumento de política de Estado que oriente las acciones de desarrollo de los próximos gobiernos”, señala. “De esta manera es muy importante en el futuro cercano su institucionalización bajo alguna figura administrativa o legal que asegure su implementación”, agrega.
“Finalmente, es fundamental mencionar que la entrega oficial de la E2050 a la UNFCCC, es el punto de partida para la consolidación de un proceso altamente participativo e incluyente, y una discusión nacional más amplia con actores sociales y sectoriales (públicos y privados), que permita fortalecer los espacios de capacitación y acompañamiento técnico y financiero a los diferentes actores de cambio, que permitan materializar las transformaciones planteadas”. De alguna manera, entonces, la E2050 pinta distintos y posibles escenarios sobre los que deberán decidir futuros gobiernos para seguir con el propósito de ser carbono neutro para ese año.
Pero para evitar que esa ruta se quede en el papel y que no dependa necesariamente de la “arbitrariedad” de un presidente, hay que convertirla en ley. Para eso, según señaló el ministro Correa a El Espectador, es que en este momento está en Congreso la Ley de acción climática, que no solo le dará vida al propósito de reducir las emisiones en un 51% para 2030, sino que dejará “atado” el compromiso hasta 2050.
Sobre la plata necesaria para lograrlo, Correa también afirmó que la prioridad es lograr sacar adelante la financiación para las medidas que logren la reducción a 2030, así como otras metas de adaptación, aunque muchas de ellas estarían cubiertas bajo los presupuestos de cada ministerio que las debe ejecutar.
“Vamos cerrando ese ciclo de financiación climática. Hoy por primera vez el estado tiene regalías en el sector ambiental que, para esta bi- anualidad, equivale a casi 700 mil millones de pesos. Tiene recursos de ciencia y tecnología del sector ambiental, tiene el impuesto al carbono- que también será utilizado para este tipo de inversiones - recursos propios y capital privado. Hoy hay fondos de inversión que ya están entrando al mercado voluntario de carbono, en la medida en que se madura, y está la banca multilateral y, por supuesto, los compromisos que se hacen en el Acuerdo de París”.