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Esta mañana el Ideam y el Ministerio de Ambiente presentaron un documento que se conoce como los “Informes Bienales de Actualización”, una herramienta que usan los países para presentar ante la ONU cuáles son los avances que han realizado para enfrentar el cambio climático. Entre los capítulos claves del informe, que en está ocasión se trata de su tercera versión, está en Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero, en el que se busca reportar cuántas toneladas de CO2 genera el país y qué sectores contribuyen más a estas. (Le puede interesar: En Colombia, emisiones asociadas a cambio climático crecieron 17% entre 2014 y 2018)
En esta ocasión, y por primera vez, el Ideam también presentó el inventario de carbono negro, a veces conocido como hollín. Se trata de un contaminante que no solo está asociado al cambio climático, sino a la mala calidad del aire, que, como se ha indicado recientemente, causa morbilidad humana y mortalidad prematura. El carbono negro se forma con la combustión incompleta de combustibles fósiles, biocombustibles y biomasa, por lo que entender quién y cuánto se emite en Colombia es un tema clave para enfrentar el cambio climático. (Le sugerimos: Una de cada seis muertes en el mundo es causada por la contaminación)
Según el Informe, para el año 2010 en el país se habían emitido 26.77 giga toneladas de carbono negro, cifra que creció a un total de 28.10 giga toneladas para el año 2018. En otras palabras, esto quiere decir que hubo un crecimiento de 4.97% de carbono negro solo en estos ocho años y que la tasa de crecimiento media anual es de 0.64%.
El sector que más contribuye a la generación de carbono negro es el de energía (97.4%), seguido por residuos, con 1,3%, ya que en el proceso de incineración de residuos también se genera este contaminante. Sin embargo, es este último sector (residuos) el que más ha incrementado en las emisiones de carbono negro, ya que creció 8.57% en 2018 respecto a 2010.
Los principales picos de contaminación por carbono negro en Colombia, dice el inventario, se presentan en los años 2011, 2014 y 2018, durante los cuales se emitieron en total 27.51, 27.80 y 28.10 giga toneladas de carbono negro respectivamente.
“Por otra parte, entre 2015 y 2017 se presentaron las emisiones más bajas de carbono negro; este comportamiento se debe principalmente a la reducción en el consumo de combustibles sólidos como carbón mineral, residuos y leña en el sector de minerales no metálicos”, agrega el Inventario. (Lea también: Sindicatos de energía crean centro de investigación sobre transición energética)
Vale recordar que como parte de su compromiso de reducir el 51% de las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030, el Ministerio de Ambiente de Colombia presentó ante la ONU la meta de disminuir las emisiones de carbono negro en un 40% respecto al nivel de 2014 para el año 2030. “Esta meta no incluye las emisiones de carbono negro asociadas a incendios de bosques y praderas, dado que no se cuenta con información suficiente sobre esta actividad. Es decir que, considerando una emisión de carbono negro de 15.235 toneladas en 2014 (excluyendo incendios), la emisión máxima de carbono negro de Colombia en 2030 será de 9.195 toneladas”, explica el documento.
También se señala que los sectores que tienen objetivos específicos para cumplir con esta reducción de carbono negro son el de transporte y el agropecuario.
Las tres metas para disminuir el carbono negro en Colombia son:
1. Las fuentes móviles terrestres con motor ciclo diésel que se fabriquen, ensamblen o importen al país, con rango de operación nacional, tendrán que cumplir con los límites máximos permisibles de emisión de contaminantes al aire correspondientes a tecnologías Euro IV, a partir del 2015, y Euro VI, desde el 2023, respectivamente.
2. Nueva regulación indicando que, a partir del 2023, la maquinaria debe cumplir como mínimo con los estándares Tier 4 Interim o Stage IIIB, sin importar su año de fabricación. Exceptuando maquinaria agrícola, con potencia inferior a 19 kW y superior a 560 kW
3. Disminución a 2030 de las quemas de cultivos de arroz, caña de azúcar, maíz, trigo, entre otros, una de las principales fuentes de carbono negro emitido del sector agropecuario.