El mono tití ("Saguinus oedipus") es uno de los beneficiados de estos recursos.
Foto: John Jairo Bernal Ibáñez - Instituto Humboldt
Quienes suelen pasar por los bosques secos tropicales de Colombia, rara vez saben que esos espacios se llaman bosques secos tropicales. A menudo los confunden con un desierto. Le sucede tanto a quienes visitan el “desierto” de La Tatacoa, en Huila, como a quienes bordean los abismos de Cañón del Chicamocha, en Santander. También en ciertos puntos del Caribe. Las altas temperaturas y los suelos rojizos pueden engañar a algunos visitantes, que tampoco imaginan que es uno de los ecosistemas más amenazados de Colombia. Para decirlo sin...
Por Sergio Silva Numa
Editor de las secciones de ciencia, salud y ambiente de El Espectador. Hizo una maestría en Estudios Latinoamericanos. También tiene una maestría en Salud Pública de la Universidad de los Andes. Fue ganador del Premio de periodismo Simón Bolívar.@SergioSilva03ssilva@elespectador.com