Con el cacao, campesinos del Caquetá le apuestan a la paz y a la reforestación
Entre 2001 y 2021 en Colombia se deforestaron más de tres millones de hectáreas de bosque, el 58 % de ellas en la Amazonía. A través del cacao, un fruto originario de América, familias que antes cultivaban hoja de coca buscan ayudar a recuperar este ecosistema, y de esta manera contribuir a la paz en el territorio.
En su finca Santa Rosa, ubicada en el municipio de San José de Fragua, Caquetá, a una hora y media de la capital, Florencia, Berley Sánchez Criollo espera un grupo de cacaoteros de Ecuador y Perú que, como él, cultivan este fruto en el Amazonas.
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En su finca Santa Rosa, ubicada en el municipio de San José de Fragua, Caquetá, a una hora y media de la capital, Florencia, Berley Sánchez Criollo espera un grupo de cacaoteros de Ecuador y Perú que, como él, cultivan este fruto en el Amazonas.
A eso de las 3:30 p.m., el grupo de aproximadamente 20 personas llegó al lugar, como parte de la agenda de una gira internacional de cacao amazónico que tuvo lugar en este departamento que es conocido como “La puerta de oro de la Amazonía colombiana”. (Lea: Lo que genera el ruido del tráfico y las industrias en la fauna y las personas)
Todos alistan sus botas y un repelente para evitar que los insectos los piquen. Desde la entrada de la finca hasta el cultivo de cacao hay unos diez minutos de camino a pie, en los que la humedad hace que los 31° de temperatura se sientan mucho más fuertes.
Unos metros más adelante de la quebrada que pasa por la vereda El Luna, está su cultivo. Son seis hectáreas en las que Sánchez empezó a trabajar hace 14 años. Lo que hoy son árboles de cacao, antes de 2005 eran cultivos de uso ilícito.
Sánchez y su familia decidieron dejar los cultivos de hoja de coca para encaminarse “hacia la paz y la prosperidad”, dice. “Estábamos aburridos de la guerra, de la violencia. Fue duro empezar a transitar por el camino legal, más cuando el Estado en ese entonces no apoyaba estos procesos”, agrega Sánchez, quien además es el representante legal de la Asociación Orgánica Agrícola de Cacaoteros de San José de Fragua (ASOACASAN). (Lea: Una poderosa familia de EE.UU., tras una mina de cobre en la Amazonia colombiana)
Para Sánchez, el Acuerdo de Paz firmado en 2016 con las FARC fue clave en ese proceso de transición. Ahora hace parte de las 60.000 familias productoras de cacao que hay en Colombia, según datos de Federación Nacional de Cacaoteros (Fedecacao).
La historia de Sánchez, y en general la de los productores de Caquetá que antes tenían cultivos de uso ilícito, no es la única que hay en la Amazonía. Daniel Coronel, coordinador para Perú de Tropical Forest Alliance, recuerda que entre los años 90 y 2000, San Martín, una región amazónica ubicada al norte de ese país, pasó por un proceso similar.
“San Martín era zona de producción de coca, y que también tenía presencia de grupos armados. El contexto del que salió esa región es bastante parecido al proceso que ha iniciado en Caquetá. Yo creo que es posible esa transición de pasar de un contexto de cultivos ilegales, de violencia, pobreza e inseguridad, a un cultivo como el cacao”, afirma. (Lea: ¿Qué es el “Plan Marshall” para la crisis climática que propuso Petro en París?)
Para apoyar esos procesos de transición, en Colombia se creó el proyecto ‘Cacao para la Vida: + Bosques en la Amazonía’, como parte del programa de ‘Cacao, bosques & paz’, que busca, entre otras cosas, ayudar a la implementación del Acuerdo de Paz y aportar a la reforestación de sistemas estratégicos como el de la Amazonía. La iniciativa cuenta el apoyo del gobierno Nacional, Fedecacao, cooperación internacional, e instituciones como Alianza de Bosques Tropicales.
El proyecto inició en 2021 y, por el momento, se desarrolla en tres departamentos: Putumayo, Guaviare y Caquetá. “Este es un acuerdo en el cual el gobierno nacional se compromete a conservar los bosques que están ubicados en zonas que han sido afectadas por el conflicto armado” explica Angélica Narváez, líder de alternativas productivas sostenibles de la Fundación Alisos y coordinadora de ‘Cacao para la Vida’.
Además de apostarle a la paz, a través de este proyecto se busca cerrar la frontera agrícola y convertir algunas zonas que han sido deforestadas en cultivos de cacao que permitan que la fauna que se había ido del territorio regrese nuevamente. “El cacao es un cultivo que regenera el ecosistema, que lo trae de nuevo a la vida”, dice Narváez. (Lea: Este lince murió por ingerir 150 gramos de plástico (entre otras razones))
Este enfoque cobra especial sentido teniendo en cuenta que solo durante 2021 se perdieron aproximadamente dos millones de hectáreas de bosque primario en los nueve países que conforman el bioma amazónico, según el Proyecto de Monitoreo de la Amazonia Andina. La deforestación sigue siendo la causa de la gran mayoría de pérdida de bosque, pues representa un 78 %, y Caquetá, después de Putumayo, ha sido el segundo departamento con mayor deforestación en los últimos 20 años en Colombia.
De acuerdo con Annie Zamora, directora de Buenas Prácticas Agrícolas de Fedecacao, en Colombia este cultivo no deforesta. Por el contrario, le han apostado para que sea una alternativa para controlar la deforestación. “Hay estudios que nos han mostrado que el cacao absorbe mayor dióxido de carbono cuando es en un sistema agroforestal. Vemos esta zona como una alternativa de conservación de ese bosque”.
Desde ‘Cacao para la Vida’, están realizando mediciones del regreso de la biodiversidad a zonas que fueron deforestadas. En algunas fincas se han visto osos hormigueros, familias de cajuche, también conocido como cerdo de monte, y diferentes especies de aves.
Pese a que la producción de cacao en el Amazonas colombiano solo representa el 1,8 % de la producción a nivel nacional, el cultivo de esta zona tiene un valor agregado. Para Marco Grefa, productor de cacao amazónico en Ecuador, el hecho de que este producto salga de un lugar como tan importante como lo es la Amazonia ya es algo que lo hace diferente.
“Países como Costa de Marfil y Ghana solo hablan de la parte económica. Nunca han hablado de la parte ambiental. Pero nosotros como pueblo indígena no solo vemos el dinero. Para nosotros el cacao es una pepa de oro que tiene un valor intangible, y por eso debe ser cotizado como tal”, dice. (Le puede interesar: Este es el primer video de una ballena amamantando a su cría en Colombia)
Y es que además del valor ambiental, Narváez explica que el potencial del cacao amazónico, por sus aromas, sabores y la composición física de los granos, es bastante alto. “Hay una proyección muy importante hacia el mercado europeo. Desde el programa hemos traído expertos chocolateros del Reino Unido para que conozcan el grano y se han ido muy sorprendidos”.
La exportación no es algo que esté lejano. Por mencionar un caso, en el municipio El Doncello, también en Caquetá, el comité de cacaoteros municipal, COMCAP, ya empezó a exportar su cacao para Italia y Francia. El año pasado, de las 43 toneladas de cacao que produjeron, 3,5 se enviaron a los países europeos.
“Para uno es una satisfacción muy grande, porque nos entregamos a esto como con una pasión y un amor tan grande, y lograr esos objetivos, esas metas de poder llevar este grano a Europa, eso es una satisfacción muy grande”, manifiesta Alba Milena Rodríguez, líder de innovación de COMCAP.
Colombia produjo, en 2022, 62.000 toneladas de cacao. Si bien la mayoría se distribuyen al interior del país, tanto los productores, como las instituciones locales y nacionales, le apuestan a dar a conocer este producto en otros países
Además de aumentar las exportaciones, se espera que el proyecto ‘Cacao para la Vida’ sea implementado próximamente en otras zonas que también han sido afectadas por la violencia, como el Catatumbo, en Norte de Santander, y Tumaco, en Nariño.