Con sabor agridulce: las conclusiones esenciales de la cumbre climática
Después de dos semanas de reuniones, la COP27, que se llevaba a cabo en Egipto, culminó. Aunque algunos celebraron ciertos acuerdos, muchos no quedaron contentos con los resultados.
Tras dos semanas de negociaciones, este domingo 20 de noviembre culminó la cumbre de cambio climático que se llevaba a cabo en Sharm el-Sheik, en Egipto. Más de 45 mil personas de cerca de 200 países asistieron al encuentro que, aunque no había capturado tanta atención como la reunión del año pasado (la COP26), también generó una gran expectativa. (Lea ¿A qué hora se nos ocurrió pelear con los ríos?)
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Tras dos semanas de negociaciones, este domingo 20 de noviembre culminó la cumbre de cambio climático que se llevaba a cabo en Sharm el-Sheik, en Egipto. Más de 45 mil personas de cerca de 200 países asistieron al encuentro que, aunque no había capturado tanta atención como la reunión del año pasado (la COP26), también generó una gran expectativa. (Lea ¿A qué hora se nos ocurrió pelear con los ríos?)
Sus resultados, sin embargo, han dejado un sabor agridulce. Las palabras de Manuel Pulgar-Vidal, Líder Global de Clima y Energía de WWF y exministro de ambiente de Perú, resumen lo sucedido: “Es inaceptable que los negociadores no hayan logrado llegar a un acuerdo más ambicioso que aquel al que llegaron en Glasgow el año pasado”. (Lea Medellín declara calamidad pública debido a la temporada de lluvias)
Para entender mejor por qué la desazón, pese a que hubo logros que muchos celebraron, en El Espectador le explicamos las conclusiones principales de esta COP27.
1. Por fin, un fondo para los daños y pérdidas causados por cambio climático
Uno de los logros más valiosos de la cumbre de cambio climático fue el acuerdo al que llegaron los países para crear un fondo para los “daños y pérdidas” que causa el cambio climático. Era uno de los temas centrales de la COP27.
En palabras resumidas, lo que se ha buscado desde hace tres décadas es que las naciones más ricas y que generan más emisiones de gases de efecto invernadero, aporten recursos para costear las “pérdidas y daños” que sufren los países vulnerables y menos desarrollados. Hasta el momento había sido imposible llegar a un pacto, pero con el visto bueno de Estados Unidos y de la Unión Europea, en Egipto se dio el primer paso: aprobar la creación de aquel fondo.
Sin embargo, aún quedan muchas dudas por resolver. Por ejemplo, aún no se sabe cuáles naciones, específicamente, debería contribuir y cuál debe ser la destinación de ese dinero. La idea es que, durante el próximo año, un comité de representantes de 24 países trabaje para definir esos puntos y darle forma a este nuevo fondo. Tampoco, por el momento, hay una garantía de que los Estados más ricos aporten dinero.
De hecho, el acuerdo propone que haya otro tipo de financiación, además de los aportes de países ricos. Menciona, por ejemplo, al Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. El objetivo es que esos detalles se ultimen en los próximos meses y el fondo empiece a funcionar el próximo año.
Otro punto más que tiene inquietos a Estados Unidos a la UE tiene que ver con China. Al estar calificado como un país en desarrollo por las Naciones Unidas, la nación asiática es elegible a recibir parte de ese dinero, aun cuando es el principal emisor de gases de efecto invernadero y una de las principales potencias económicas. Tanto EE.UU. como la UE han pedido garantías para que sea un hecho que China aporte a esa gran bolsa.
“Claro que este es un logro, porque después de muchos años de hablar y discutir sobre este tema, se aprobó un fondo para este propósito en específico. Lo que viene en el camino es definir su estructura, cómo va a funcionar y como va a operar para tomar decisiones en la próxima COP. Tampoco sabemos aún qué países harían parte de ese grupo de ‘beneficiados’”, dijo a El Espectador Laura Juliana Arciniegas, experta en diplomacia climática internacional y coordinadora del proyecto sobre Balance Mundial en Transforma, organización que sigue de cerca las negociaciones.
“Este resultado nos hace avanzar”, dijo Simon Stiell, Secretario Ejecutivo de ONU Cambio Climático. “Es un resultado histórico que beneficia a los más vulnerables de todo el mundo. Hemos determinado el camino a seguir en una conversación que ha durado décadas sobre la financiación de las pérdidas y los daños, deliberando sobre cómo abordar los impactos en las comunidades cuyas vidas y medios de subsistencia han sido arruinados por los peores impactos del cambio climático”.
También se acordó algo clave: poner en marcha la Red de Santiago para pérdidas y daños, que brindará asistencia técnica a los países en desarrollo que son especialmente vulnerables a los efectos del cambio climático.
2. La desazón suprema: los combustibles fósiles y su lobby
Una de las grandes desazones que dejó la COP27 tiene que ver con los combustibles fósiles. Muchos gobiernos y activistas esperaban que se hiciera explícita la necesidad de reducir su uso gradualmente en el texto final, algo que, pese a los esfuerzos, no fue posible.
“Al no acordar la eliminación gradual de los combustibles fósiles en la COP27, los líderes han perdido la oportunidad de acelerar la toma de acciones, lo que nos mantiene en camino hacia la catástrofe climática. Sin recortes de emisiones rápidos y profundos, no podemos limitar la escala de pérdidas y daños”, dijo Manuel Pulgar-Vidal, de WWF, y expresidente de la COP20.
Entre los obstáculos que hubo para incluir esta idea en el texto que resultó de la cumbre climática, estuvo el lobby de las compañías de hidrocarburos, que este año llevaron varios centenares de cabilderos a Egipto. Como lo habían revelado las ONG Corporate Accountability, Corporate Europe Observatory y Global Witness, hubo 636 lobbystas de este sector, una cifra 25% mayor a la que hubo el año pasado, en la COP26. Shell, Chevron y BP fueron algunas de las empresas que llevaron funcionarios.
Además, la idea de enfatizar en la eliminación gradual de los combustibles fósiles, unos de los mayores culpables del cambio climático, tampoco cayó muy bien entre los países que son mayores productores de crudo. “No debemos apuntar a las fuentes de energía; debemos centrarnos en las emisiones. No deberíamos mencionar los combustibles fósiles”, dijo, por ejemplo, un delegado de Arabia Saudita el viernes, según el diario británico The Guardian.
Esas posiciones dejan muchas inquietudes, pues la cumbre climática del 2023 se realizará en otro país petrolero: Emiratos Árabes Unidos.
3. La necesidad de nunca olvidar la meta de los 1,5 °C
Pese a que, como lo reitera la ONU en un comunicado, se reafirmó el compromiso de limitar el aumento de la temperatura mundial a 1,5 grados Celsius para fin de siglo por encima de los niveles preindustriales, lo cierto es que es una meta difícil de lograr si no se busca un camino para dejar de utilizar los combustibles fósiles.
Aun así, esta cumbre climática dejó ver un esfuerzo de varios países por mantener los compromisos para no superar ese umbral. El representante de la Unión Europea, por ejemplo, amenazó el viernes con romper con la COP27 y abandonar la reunión si no se mantenían en el documento final los compromisos para no sobrepasar el límite de 1,5 grados Celsius.
“Los socios de la UE están aquí para traer un buen resultado. Preferimos no tener una decisión que tener una mala decisión”, había dicho el vicepresidente de la Comisión Europea, Franz Timmermans. “Estamos preocupados por algunas de las cosas que hemos visto y escuchado”.
Estas posturas dejan una pequeña esperanza para el 2023. Como dijo Kathy Jetnil-Kijiner, la Enviada Climática de las Islas Marshall, que podrían coalpsar si la temperatura aumenta más de 1,5°C, “el texto actual no es suficiente. Pero hemos demostrado con el fondo para pérdidas y daños que podemos hacer lo imposible. Así que sabemos que podemos volver el próximo año y deshacernos de los combustibles fósiles de una vez por todas”.
“Reconocemos el esfuerzo de la Coalición de Alta Ambición (HAC) por la Naturaleza y las Personas, un grupo de países del que forman parte, además de la UE, más de treinta países, como Canadá, el Reino Unido, las Islas Marshall, y al que se unió Colombia, entre otros, que sostienen que se debe mantener vivo el umbral de 1.5°C y proteger a los más vulnerables de los efectos del cambio climático. Tenemos que intensificar los esfuerzos para la próxima COP; cada vez tenemos menos tiempo”, señaló, por su parte, Ximena Barrera Directora de Relaciones de Gobierno y Asuntos Internacionales de WWF Colombia
En síntesis, como recuerda Arciniegas, de Transforma, “en el documento final, se reconoce la ciencia y se reconoce que le debemos apuntar a la meta de 1,5 °C y que se tienen que disminuir emisiones de manera urgente y sostenidas en el tiempo, pero no son mensajes tan innovadores frente a lo que ya sabíamos”
Basta recordar que en este momento la Tierra ya encuentra en serios aprietos: la temperatura media de la superficie terrestre ha aumentado alrededor de 1 °C. Un mayor incremento podría tener consecuencias desastrosas como la ocurrencia de eventos climáticos extremos más frecuentes e intensos como inundaciones, tormentas tropicales, sequías u olas de calor. También podría tener graves repercusiones para muchos ecosistemas esenciales, como los arrecifes de coral de aguas cálidas, que podrían disminuir entre un 70% y 90%
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