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Donald Trump, presidente de Estados Unidos, tiene 70 años. Es poco probable que alcance a ser testigo de las consecuencias devastadoras que tendría un aumento superior a dos grados celsius en la temperatura promedio del planeta. Pero su hijo menor, Barren, tendrá que vivir en un mundo distinto al del viejo y extravagante magnate. Por ejemplo, el club Mar-A-Lago, ubicado en Florida donde Trump se escabulle para jugar golf, podría terminar inundado por culpa del aumento del nivel del mar.
(Lea aquí: Trump patea el acuerdo por el cambio climático)
El aumento gradual de la temperatura del planeta por la acumulación de gases de efecto invernadero en la atmósfera está provocando un precipitado derretimiento de las capas de nieve en los polos. De acuerdo con datos de la National Oceanic and Atmospheric Administration el nivel del mar podría aumentar hasta un metro en los próximos 83 años. A principios de este año el senador demócrata Bill Nelson y varios expertos ambientales le recordaron a Donald Trump que su club de lujo Mar-A-Lago podría terminar bajo las olas del mar por estar ubicado en una zona baja del estado de Florida. Además, por supuesto, de otros dos millones de viviendas.
Trump doesn’t believe in climate change, but it’s going to drown Mar-a-Lago https://t.co/ptgYmtSUcM via @voxdotcom pic.twitter.com/ksOHPfTws9
Esos escenarios catastróficos trazados en modelos de predicción climática son los que llevaron a 195 países a negociar por más de dos décadas un acuerdo para detener el cambio climático. La base del acuerdo son, en la jerga diplomática ambiental, las “contribuciones nacionales determinadas”. Es decir, la promesa que cada país realizó voluntariamente para reducir sus emisiones de carbono. Estados Unidos, el mayor emisor histórico de C02, prometió reducir entre 26 y 28% sus emisiones para 2025.
A lo largo de la última década una gran mayoría de los científicos expertos en cambio climático han aconsejado evitar un aumento de 1.5 grados celsius. Pero el cambio tecnológico y económico necesario para lograr esa meta resultó practicamente imposible y por ahora la apuesta ha sido evitar 2 grados Celsius. Con la renuncia de Estados Unidos esa meta se complica.
El presidente Trump aseguró ayer que el impacto de sacar a EE.UU del acuerdo de París era “pequeño, pequeño”. Dijo que “incluso si el Acuerdo de París fuera implementado en su totalidad, con el cumplimiento total de todas las naciones, se estima que sólo produciría una reducción de dos décimas de un grado Celsius en la temperatura global para el año 2100". De acuerdo con la agencia Reuters, la Casa Blanca tomó el dato de un estudio del Instituto Tecnológico de Massachusetts.
Pero el científico Erwan Monier, autor del trabajo citado por la Casa Blanca y miembro del Programa Conjunto del MIT sobre Ciencia y Política de Cambio Global, se declaró sorprendido por la malinterpretación que la Casa Blanca hizo de su investigación: “ciertamente no apoyamos la retirada de los Estados Unidos del Acuerdo de París”.
Según Trump la temperatura sólo aumentaría 0.1 grado celsius. Lo cual es una verdad a medias. Lo que Monier y su grupo de investigadores hicierion fue proyectar el impacto climático en tres escenarios que iban desde no hacer nada hasta implementar el Acuerdo de París. Debido a que el sistema climático tarda muchos años en responder a las acciones humanas, los científicos concluyeron que para el 2050 en cualquiera de los escenarios la temperatura aumentaría tan sólo la cifra expuesta por Trump. Pero lo que el presidente de Estados Unidos no explicó es que Monier y su equipo concluyeron que a partir de ahí, si continúan las emisiones de gases de efecto invernadero, la temperatura subiría 2 grados celsius para 2053, y en 2100, alcanzaría un nivel muy peligroso que estaría entre 2,7 y 3,6 C. De hecho Monier criticó que el Acuerdo de París era un paso en la dirección correcta pero no era suficiente para alcanzar la meta de dos grados celsius.
“Si no hacemos nada, podríamos disparar más de 5 grados o más y eso sería catastrófico", dijo a la agencia Reuters John Reilly el codirector del programa, agregando que los científicos del MIT no habían tenido contacto con la Casa Blanca y no se les ofreció la oportunidad de explicar su trabajo.
Nadie sabe con certeza qué ocurrirá ahora que Donald Trump le ha dado una patada al Acuerdo de París. Puede ser que otros países aumenten la ambición de sus estrategias para realizar una transición a una economía baja en carbono y se compense la falta de solidaridad de EE.UU. O puede ser que la decisión de Trump dispare un efecto dominó y otros grandes actores como India, que se opuso hasta última hora al Acuerdo de París, abandonen sus compromisos.
Los investigadores Ben Sanderson y Reto Knutti, del Instituto para las Ciencias del Clima y Atmosféricas de Zurich, también analizaron diferentes escenarios de decisión polítca un una comunicación que publicaron el año pasado en Nature Climate Change. Según sus cálculos en el mejor escenario actual la probabilidad de mantener la temperatura por debajo de dos grados extras es del 66%. Con Trump en la presidencia de Estados Unidos por ocho años y una política poco favorable a la lucha contra el cambio climático esa posibilidad se reduciría al 10%. Afirmaron además que llevaría entre 15 y 25 años extra volver a ponerse en la senda trazada por el acuerdo de París en 2016.